La acacia negra o Gleditsia triacanthos es una de las especies invasoras que mayores alarmas enciende en el país, no solo por su gran poder de dispersión y adaptación, sino por su impacto ecológico, productivo y social. Introducida en el 1800 con el objetivo de utilizarse como cerco forestal, y ya presente en una región que se extiende desde Bahía Blanca hasta Tucumán, y desde el Río de La Plata hasta Santa Rosa, hoy demanda medidas de control.
En eso se encuentra trabajando el agrónomo e investigador del Conicet, Pedro Tognetti, que desde la Facultad de Agronomía de la UBA coordina esfuerzos para abordar esa tarea.
“Hace un montón que trabajamos en relación con la acacia, pero siempre desde el lado de dónde se establecía, con quién competía, su interacción con otras especies, etc. En estos últimos años empezamos a salir del auto al lote, para interactuar con los productores y municipios en torno a este problema”, contó a Bichos de Campo Tognetti.
“La facultad tiene ahora un convenio con el municipio de Rivadavia para empezar con un proyecto piloto de talleres con productores y la municipalidad, y así poner a todos los actores en una misma mesa. El objetivo es ver las áreas más problemáticas y analizar cómo actuar en ellas. Queremos aprobar estrategias de control con los productores y trabajar con ellos”, señaló a continuación.
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Entre las principales problemáticas identificadas, el equipo de trabajo analizó la dispersión que los animales generan de esta especie al consumir sus chauchas. Además, consideraron la sombra que genera en pasturas y ríos, lo que favorece cambios de flora y fauna, y los daños que generan en maquinaria o vehículos.
“Si hace 30 años abríamos un poco los ojos y mirábamos dónde estábamos, sacar esos pequeños arboles nos ahorraba un dolor de cabeza grande. Para la prevención ahora ya es un poco tarde y el control tiene sus dificultades porque es caro”, sostuvo el investigador.
Desde su inicio, el proyecto contempla la realización de talleres sobre control y prevención del avance de esta plaga, así como la generación de contenidos para trabajar en las escuelas, con el objetivo de preparar a las futuras generaciones.
“Hoy es la acacia negra pero también tenemos problemas con los paraísos, los fresnos, los pinos”, afirmó Tognetti.