En la Feria de la Puna, en Antofagasta de la Sierra, como muchos otros productores y productoras de la región (en este caso si corresponde destacar a las mujeres, porque es llamativa la gran cantidad de pastoras que participan en los concursos ganaderos con sus propias llamas y ovejas), Adrián Fabián nos contó cómo es producir en esa zona de la Argentina, tan diferente de las que conocemos.
El tiene su pequeño terreno a 15 kilómetros de Antofagasta y se dedica a ambas especies, la llama y la oveja, siguiendo la tradición: recuerda que heredó la actividad de su padre y su abuelo.
-¿Cómo es su campo? ¿Cómo lo describiría?
-Y bueno, mire (señalando al suelo, nos marca un punto del paisaje puñeno que luce más verde que otros, por la presencia de humedad). ¿Usted ve lo que es esto? Se llama vega. Son pasturas naturales para la hacienda, para la llama, para la oveja. Quizá para ustedes es una acequia. Pero para nosotros es un río. Esta vega es la pastura natural para la oveja y la llama. Nosotros dependemos de lo que puede llover en el año.
Mirá la entrevista a Adrián Fabián:
Fabián cuenta que para ellos es crucial la disponibilidad de agua, tanto la de deshielo que trae ese pequeño riacho como alguna lluvia adicional que pueda caer, porque define la disponibilidad de pasto que tendrán y por lo tanto la carga de animales que cada campo puede sostener.
“Nosotros el vivir acá muy alto, estamos a 3400 metros más arriba, tenemos 90 a 100 milímetros por año. Nada”, resume sobre las lluvias. Vuelve a señalar hacia el poco verde que aflora un poco más allá y sentencia: “Si ustedes ven acá, este es el arbusto más grande y tiene 50 centímetros”.
Las lluvias escasas se concentran además hacia los meses de verano y alcanzan apenas “para que los campos humedezcan un poco y salga ese pastito de semilla que se llama”.
-¿Y ni loco traer alimentos de otra zona para el ganado?- nos animamos a preguntar, conociendo la respuesta de antemano. Antofagasta de la Sierra está ubicada a 600 kilómetros de la capital de Catamarca. Y mucho más lejos todavía de las zonas productivas de alfalfa o de maíz. Sería antieconómico traer esos forrajes de otro lado.
Con la charla, Fabián va levantando el tono de sus quejas. “Equivocadamente al ganadero, a nosotros, nos tienen en cuenta una vez por año, cuando hay la feria ganadera y artesanal”. Quizás en ese momento las autoridades hayan subido con algún fardo de alfalfa para sostener a los animales que compiten en los concursos.
También dice que las pasturas naturales de la zona se han ido achicando con el correr de los años. Cree que son 60% de las que antes eran, y por lo tanto cada vez tienen menos capacidad natural para sostener a los animales.
Responsabiliza curiosamente de esta situación a dos factores que -a primera vista- parecen no tener nada que ver uno con el otro: la minería que avanza (especialmente en busca de litio) y las vicuñas, otra especie de camélidos sudamericanos que, a diferencia de la llama, no es domesticable.
“Ya casi tenemos nosotros cuatro emprendimiento de litio. Ellos sacan agua y sacan agua y listo. Nosotros tenemos un gobernador que en el 2020 o 2021, no me acuerdo, venía a poner la piedra fundamental para hacer un embalse y yo se lo he dicho, en quechua: no seas mentiroso. No hay nada ahí, ya se ha caído”, dice.
Respecto de la vicuña, Fabián describe una situación semejante a la que padecen los ganaderos ovinos de la Patagonia, pero con el guanaco. Su población, al ser una especie protegida, ha crecido desmesuradamente y por lo tanto compite con la llama y la oveja por los pocos recursos disponibles, el pasto y el agua.
Según las cifras que maneja este productor, la vicuña se comenzó a proteger desde el año 1980, cuando había unos 6.000 ejemplares en la provincia de Catamarca. Ahora llegan a 60 mil. “La oveja, bueno, por ahí sale con el monte un poquito, pero la llama no, come la pastura nomás” y ahora tiene competencia.
“¿Entonces qué pasa? Ustedes van por la ruta y la ven a las vicuña por todos lados. Le tienen que tocar bocina, es un peligro porque se mete nomás. Hasta acá están llegando las vicuña. No la tenemos que correr porque está protegida”.
-Usted dice que su abuelo, su tatarabuelo, su padre, todos fueron ganaderos. Como usted. ¿Se va achicando el negocio? ¿Cómo o se mantiene con estas adversidades nuevas?
-Lo que pasa es que no me gusta hablar de política, pero bueno. Cuando vino el turco de La Rioja, que en paz descanse (haciendo referencia al gobierno de Carlos Menem en los años 90), cerró las economías regionales. Entonces, nosotros llama para la carne, y la fibra lo tenemos con la oveja, pero nadie la compra. Yo cuando tenía 15 años cargaba 30 burros de lana, iba a Villavil y la cambiamos por la harina, todo trueque. No se conocía plata, Cargaba esos treinta burros con lana de oveja, nos sobraba para comprar toda la mercadería para medio año. Ahora llevo esos treinta burros y no me sobra para una bolsa de harina. ¿Por qué? Porque antes nosotros hacíamos una media y la vendíamos a 10 pesos. Vino el Turco y la trajo de China, se cerró la economía.
-Y las medias empezaron a ser de Nylon…
-Todo, todo, todo sintético. Y seguimos.
-¿Y por qué sigue entonces? Sí, tan complicado…
-Para no perder la costumbre.
Las vicuñas están en extincion, lo que come es minimo y están en lugares muy rusticos, pueblan esa region hace miles de años en poblaciones infinitamente mas grandes, lamentablemente hoy son muy escasas y hay que preservarlas, el puma es su predador a los adultos y los zorros a sus crias. Decir que las vicuñas desplazan a la ganaderia es ridiculo, saludos
Y bueno, en el llano nada de monte, es mas nos subimos con los cultivos lo más que podemos a los cerros, donde no se puede cultivar extraccion maderera y más arriba ganadería de montaña más minería donde se pueda….. es obvio que semejante depredacion termina volviéndose en contra.
Saludos.
Como ingeniera química, les sugiero que se informen mejor antes de expresar que “la minería no tiene nada que ver con la escasez de agua”. Sí, en minería se usan grandes volúmenes de agua, incluyendo a la extracción de litio. Eso influye en los niveles de las napas freáticas, de donde seguramente también extrae agua de pozo este productor. A esto le sumemos como impactan los humedales naturales que hay los salares, desplazando a las poblaciones de vicuñas a buscar pasturas en lugares más alejados de su lugar natural y más cercano a las poblaciones locales. Ergo, el productor expresa mucha verdad.
Nunca una autocrítica. Carecen de manejo ganadero, trajinan con la ganadería extensiva desde hace siglos.
Es lo que votaron en catamarca y lo que dejan hacer a las mineras ,explotan el suelo a morir y no dejan nada en la provincia ,miren la rioja como la gente de famatina hace años no deja entrar una minera a robarse el oro del famatina ,de ahi viene el agua de sus acequias ,cultivan aceituna ,uva ,nuez y de eso viven no nesecitan ninguna minera ..