Antonio Dávalos (67 años) nació en Antofagasta de la Sierra y desde que tiene memoria su familia ha sido productora del ganado que se puede criar en la zona: llamas y ovejas. De todos modos, reconoce que su actividad ha mermado mucho respecto de años atrás, y también que se ha modificado bastante. No duda tampoco echarla la culpa de estos cambios al “león”, como le dicen los lugareños al puma.
“Sabíamos tener. Pero desde hace diez años que ha mermado bastante y ahora tengo una cantidad de 30 llamitas. Pero las tengo encerradas en una parcela a 8 kilómetros de acá (se refiere a la ciudad)”, contó Antonio a Bichos de Campo en al reciente edición de la Feria de la Puna, donde llevó algunos animales a competir.
Coincide su relato con el de otros productores y productoras, que dan cuenta de que es muy difícil soltar los animales al monte, como se hacía antes, y que lo que ha crecido son los encierros, que permiten tener mayor control y cuidado sobre ellos.
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Además de para seguir la tradición, Dávalos mantiene ese pequeño número de llamas para aprovechar sobre todo su carne, para autoconsumo, debido a que “la fibra no vale nada, “Aparte si no ocupa antes que esté para esquilarle, cortarle la lana, no alcanza ni para pagarle…” Según su relato, un esquilador esta cobrando unos 10 mil pesos por animal, y la lana que pueda obtenerse de una llama (entre 1,5 y 3 kilos) no cubre ese costo.
La única fuente de alimento para las llamas de Antonio es el pasto natural, porque también resultaría anti-económico llevar hasta la Puna el alimento desde otras zonas. Como dispone de una cantidad acotada de tierra (habla de un lote de 200 por 200), el principal desafío es que sus animales pasen bien el invierno, donde hay menos oferta forrajera. Al menos, tiene claro que no puede subir más la carga de animales. Sería suicida.
“No llueve casi acá. Y otra cosa que sucede es esto de la langosta o tucura, no sé como le dicen ustedes en el sur”, mencionó el pequeño productor. Obviamente la presencia de esa voraz plaga es otra dura competencia para la llama, porque consumen las mismas pasturas.
Describen en el Senasa que “las langostas y tucuras son insectos polífagos que pueden afectar a la actividad agrícola en forma directa y a la actividad ganadera, de forma indirecta, alimentándose de los recursos forrajeros y producir daños, también, en la vegetación nativa. A nivel mundial existen unas 12.000 especies consideradas tucuras y 25 especies de insectos considerados langostas”. Sobreviven incluso en medio de la Puna, a más de 3.000 metros de altura.
-Puma y tucura. Sí que está jorobada la mano…
-Al estar encerrados dentro de un alambrado, viene el puma y se mete adentro. Es horrible. Por ejemplo, cuando yo voy a verlos, están así tendidos, porque ataca a cuatro o cinco, tanto ovejas como llamas.
-Y la tucura se come el pasto que usted necesita para alimentar sus animales. ¿Por qué lo sigue haciendo entonces?
Antonio se encoje de hombros y se repite a si mismo la pregunta: ¿Y por qué? “Y bueno, para comer algo…”