La Peste Porcina Africana (PPC) se conoce desde hace más de un siglo tras un primero foco registrado en Tanzania, pero recién se hizo conocida y comenzó a preocupar a la humanidad en 2018, con la aparición de múltiples brotes en China, que obligaron a ese país a sacrificar al menos una cuarta parte de su stock de cerdos, alterando todo el mercado cárnico mundial.
En el continente europeo es una enfermedad endémica únicamente en la isla de Cerdeña (Italia), donde se solía hallar rastros del virus en la población de jabalíes salvajes. Sí, los mismos jabalíes que Asterix y Obelix, los heroes galos de la historieta, solían cazar en cada una de sus incursiones al bosque y a las filas romanas. Fuera de ese radio, en 2007 se registro por primera vez la enfermedad en Georgia. Y más recientemente varios lugares de Ucrania y de Polonia.
El problema ahora es que apareció un jabalí enfermo nada menos que en Alemania, la capital mundial de la gastronomía a base de carne porcina. Fue el jueves que el servicio sanitario germano avisó del hallazgo a la comunidad veterinaria mundial. Y claro, la decisión de hacerlo comenzó a producir el cierre en cadena de los mercados. Comenzó Corea del Sur. Y ahora acaba de anunciarlo la Argentina.
En efecto, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) informó que decidió cerrar la importación de carne de cerdo y subproductos de ese país, mientras “analiza qué medida toma con las ventas del resto de Europa, de modo tal que se puedan garantizar los protocolos sanitarios”.
El impacto no es mucho. La Argentina solía importar algunas cientos de toneladas de carne porcina de Dinamarca, pero ese comercio ha caído a niveles insignificantes en los últimos tiempos. Desde Alemania, el único país vedado por el momento, no se importa carne, pero si algunos chacinados (en especial las famosas salchichas) y algo de vísceras destinadas a la industria farmacéutica.
“La PPA se difundió por los continentes asiático y europeo durante los últimos años. La Argentina y toda América es libre de la enfermedad. Esta tiene una alta mortandad en la especie porcina, no existen vacunas y afecta tanto a los cerdos domésticos como salvajes y no se transmite a los humanos”, explicó el Senasa al justificar la decisión.
Hasta ahora, en Europa, se ha evitado el escenario más temido, que es que el virus de la PPA ingrese a las granjas comerciales. Para que eso suceda pueden pasar varias cosas. “Su transmisión a otros cerdos es por contacto directo entre los animales, material reproductivo pero también por garrapatas, personas, y elementos de uso en los animales. Asismismo, los alimentos contaminados son de especial importancia, dado que el virus de PPA tiene una alta supervivencia en productos frescos, algunas salazones y curados”, explicó el Senasa.
La enfermedad en Alemania fue detectada a partir de una muestra de un cadáver de jabalí en descomposición encontrado muerto en un bosque cercano a Polonia, país donde la enfermedad ya estaba presente. Las muestras fueron analizadas en el laboratorio nacional de Alemania Instituto Friedrich-Loeffler, por la técnica de PCR, que permite identificar el material del virus de la PPA, y que es de utilización aún en el caso de cadáveres en descomposición.