En 40 años Brasil pasó de ser un país importador de alimentos, a ser uno de los grandes exportadores en el mundo. Y buena parte de esa responsabilidad se le adjudica al Embrapa, (Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária) que es el equivalente del INTA en Argentina, quien gracias al desarrollo y la investigación pudo hacer que la matriz productiva del país vecino cambie y ostentar el lugar de potencia exportadora.
La clave de este cambio fue lograr la adaptación de diferentes cultivos, muchos que antes eran imposibles de hacer en territorio brasileño dadas las condiciones climáticas y de ambiente, – como por ejemplo el trigo- y de esta forma romper esa barrera natural y obtener números productivos envidiables.
Maria Cléria Valadares Inglis es investigadora del Embrapa, institución que nació en 1973, casi 10 años más que ese cambio macroeconómico, y explica en diálogo con Bichos de Campo el rol de la investigación en ese despegue: “Mucha gente estaba estudiando en el exterior, entonces hubo todo un trabajo de búsqueda de talentos en el exterior. Talentos que precisaban terminar sus estudios. Fue necesario invertir en entrenamientos en áreas interesantes para la agricultura. Por eso, hoy contamos con cursos de posgrado dentro de las universidades, pero en aquella época, no teníamos ese volumen para atender esa demanda. En consecuencia, esos 10 años de organización de EMBRAPA fueron usados para la capacitación, contratación, entrenamiento, locación y diseño arquitectónico, para que EMBRAPA comenzase a trabajar. En las últimas 4 décadas conseguimos producir resultados que impactaron a la agricultura brasileña”.
Durante el encuentro, le preguntamos a Maria Cléria, si esa relación entre investigación y despegue comercial pueden estar tan férreamente conectadas. Responde que sí, que sin la investigación, no se lograría tener los materiales adaptados para las diferentes condiciones climáticas. “Brasil es un país continental, entonces tenemos diversidad climática, de suelo, agua. Un año después de que EMBRAPA fuera creada, surgió EMBRAPA Recursos Genéticos, y comenzamos a traer los materiales genéticos utilizados en la alimentación humana, incluyendo animales y todos los otros materiales disponibles para que pudiéramos comenzar los programas de mejoría. Invertimos mucho en esa introducción y en la captación de material de otros países. Así se originó el bioma del Cerrado (región del centro del país) que hoy es apto para la producción de soja, y ahora también, de trigo de alta calidad”.
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El Cerrado es un área de casi 70 millones de hectáreas, el doble de la superficie agrícola en la Argentina. Cuando nació el EMBRAPA, era un lugar donde no había agricultura, no había producción, hoy cambió completamente esto. Valadares explica: “Si, cambió completamente, no había producción, pero EMBRAPA invirtió mucho y trabaja mucho con la sustentabilidad de la agricultura: promover el crecimiento y la producción sin deforestar ni interferir tanto en el ambiente. La deforestación en el Cerrado decreció acentuadamente. ¿Por qué? Por la inversión en tecnología. Brasil no precisa deforestar para producir. Nosotros contamos con materiales genéticos con alta productividad, mucho mejor adaptados, y que no necesitan un área tan extensa”. De hecho, una cosa que Brasil hizo, son las llamadas “entrecosechas”. Por ejemplo, se van alternando. Se planta soja, y entre cosecha y cosecha se planta maíz. Existe una recomendación para evitar y reducir la reincidencia de plagas. En el caso de la soja, es posible reducir la oxidación asiática plantando materiales que no sean susceptibles a aquella plaga o enfermedad.
Haciendo un poco de historia, en 1996 Argentina probó el primer transgénico, la soja. Brasil primero la rechazó y finalmente arrancó con la carrera biotecnología, y hoy ya supera a la Argentina en cantidad de superficie. Le preguntamos a la investigadora si el EMBRAPA fue protagonista de esa adaptación, a lo que responde: “Siempre participamos en todas las áreas del conocimiento junto con la iniciativa privada de pequeñas, medianas y grandes empresas. Muchas veces somos solicitados para colaboraciones con estas empresas que poseen genes interesantes, pero que sin el material genético adecuado para introducir el gen, acaba no teniendo valor alguno, y nosotros tenemos esos materiales genéticos. Actualmente EMBRAPA cuenta prácticamente en todos sus centros de investigación con personas ya habilitadas para realizar transformaciones de expresión transgenética, solo que estamos saliendo de la fase de solo transgénicos, porque el transgénico también demanda pensar en el destino final: que es y para que se usa”.
Al debate sobre las tendencias en el modo de producción, Maria Cléria aporta: “El propio mercado decide cambiar el rumbo, deja de buscar ciertos herbicidas. Ya existe una tendencia en los productores de no buscar transgénicos y encontrar otras alternativas, en la línea del control biológico, por ejemplo. Cuando se tiene una plaga, es necesario conocer su biología”.
Cléria cuenta el caso del bicho algodonero, que pare ellos es una plaga importada, que crece dentro del botón floral, e impide que un insecticida lo impacte. Otro ejemplo importante, el nematodo, que crece dentro de la raíz de la planta, y que por más que se apliquen productos químicos, difícilmente consiga exterminarlo.
La histórica investigadora explica la relación que tiene su país con el trigo HB4, y el impacto productivo que puede llegar a tener: “El trigo ya fue aprobado para ser plantado en Brasil, y asociado a eso existen los cultivos de la propia EMBRAPA, y la posibilidad de adaptar los materiales para las diferentes regiones. Por ejemplo, el trigo era un cultivo de invierno, se cultivaba en el Sur del Brasil, pero EMBRAPA desarrolló varias cultivadas y hoy el Cerrado está produciendo trigo, con una productividad excelente”.
Cuenta la especialista, que para ella hay que entender los materiales: “Sería todo un proceso introducir esos genes en los cultivos ya adaptados a las diferentes regiones, son procesos. Ya sabemos transformar trigo, la tecnología está ahí. Otra cosa en la cual hemos invertido, un poco diferente del transgénico, es la edición del genoma: conseguimos realizar alteraciones génicas sin generar transgénico, lo cual ha sido muy bien aceptado, prácticamente por todos los países, incluso por Europa, que han aceptado una alternativa no transgénica.
Con todos estos elementos, resta entender la clave del fuerte crecimiento, de los buenos rendimientos y las buenas productividades del trigo en Brasil. Es por eso que Valadares Inglis comenta: “En este momento EMBRAPA lanzó un cultivo de trigo adaptado para la región del Cerrado. Sé que un productor de esta región mostró una productividad altísima, extremadamente alta, comparada con otras regiones. Entonces vislumbramos lo siguiente: tenemos espacio para absolutamente todas las tecnologías, porque cuando se amplía un área de cultivo, también van a surgir nuevas plagas, los insectos van a adaptarse y es necesario ya tener los mecanismos adecuados. Estamos trabajando en esta cosecha, pero ya precisamos aumentar la cantidad de tecnologías para no perder la producción y la productividad actual, porque la responsabilidad de Brasil en la producción alimentaria es muy grande”.
Inteligencia comercial: Brasil exporta trigo propio caro para luego importar trigo argentino barato
– EMBRAPA de algún modo certificó que Brasil esté produciendo carne carbono neutra. Lo consiguieron en conjunto con una empresa, el grupo Marfrig ¿Este es un buen ejemplo de cooperación público-privada?
– Si, obviamente, porque EMBRAPA hace la investigación, pero no ejecuta el uso ni la inserción de las tecnologías en el mercado. EMBRAPA desarrolla el cultivo, y luego lo registra para que sean producidas las semillas, y los agricultores tengan acceso a todo eso. En el caso del carbono neutro es lo mismo. Fue una colaboración, una inversión de Marfrig, que fue interesante, una propuesta muy buena, y que resultó en un producto que hoy está en los supermercados.
Nosotros contamos con los métodos para medir la cantidad de carbono siendo absorbida. Cité el ejemplo de un método, un proceso desarrollado por EMBRAPA, de integración de agricultura, ganadería y flora. Se desarrolló un modelo donde estaban presentes los animales, los árboles y el cultivo, logrando así un impacto muy grande. En consecuencia, se consigue medir, por ejemplo, la cantidad de metano producido por ese animal, y cuanto es reabsorbido. Por eso lo llamamos “carbono neutro”, porque los árboles son capaces de neutralizar el carbono del metano producido por los animales.
Con 50 % de pobreza que provocó el campo entonces
Excelente publicación que inspira con la experiencia del caso, para hacer las cosas bien en favor del mundo; sobre todo en lo que respecta a la producción de alimentos sin dañar nuestro entorno.
Brasil como país líder en Latinoamérica, nos muestra que si se puede producir, uniendo factores sociales, técnicos y políticos en favor de la humanidad., situación que pareciera compleja, pero cuando existen personas e instituciones como EMBRAPA, de quien debemos tomar el ejemplo, para retomar el rumbo de las expectativas de producción, tecnificación integral, comercialización; y sostenibilidad para las generaciones venideras.
Muchas Gracias!
Dos Bendiga sus avances en pro de la humanidad sana.