Todos los días, en las ciudades y pueblos de toda la extensión de la Argentina, se repite una escena en la cual los argentinos, al momento de comprar un producto lácteo, se pregunta porqué está tan caro.
Una de las personas que más herramientas tiene para contestar esa pregunta es Jorge Giraudo, director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA), cuyo trabajo consiste, precisamente, en analizar las principales variables intervinientes en los mecanismos de formación de precios de tales productos básicos.
“El primer factor para entender la situación es que se registró una reducción considerable de la oferta de leche por la sequía ocurrida en 2022/23, los aumentos de costos derivados de los sucesivos regímenes de ‘dólar soja’, elevadas temperaturas en el verano 2023/24 que afectaron la condición de las vacas y precios que quedaron muy atrás medidos en dólares”, comentó Giraudo a Bichos de Campo.
A partir del otoño pasado la recomposición climática vino de la mano de una mejora de los precios de la leche cruda y, con la caída del valor de los granos, también de las relaciones de precios con tales insumos. Así la producción de leche comenzó a crecer, pero, aun así, se prevé que termine el 2024 con una caída interanual del orden de 5%.
Luego de la gran devaluación instrumentada en diciembre del año pasado se registró una sobre-reacción de las remarcaciones de los precios de los productos lácteos, que en su mayor parte se consumen en el mercado interno.
Como los salarios no se ajustaron en la misma proporción, el consumo de lácteos registró una caída sustancial y además se “primarizó”, es decir, aumentó la demanda de productos más básicos, mientras que las compras de aquellos más sofisticados –como leches saborizadas o postres– se derrumbó.
“Con sorpresa vemos que los datos de ventas de julio pasado son casi equivalentes a los del mismo mes de 2023, lo que indica que el consumo interno se está recuperando”, señaló Giraudo.
“Luego de la fuerte alza experimentada entres fines de 2023 y comienzos de 2024, las cadenas de supermercados tuvieron que dar marcha atrás con rebajas y promociones porque evidenciaron que de otra manera las ventas se derrumbaban”, añadió.
Giraudo recuerdó que las estadísticas públicas muestran los registros del canal formal y señala que es muy probable que en la actual coyuntura hayan aumentado las ventas informales de lácteos.
Por otra parte, las exportaciones –ayudadas por la eliminación de los derechos de exportación– se recuperaron y así permitieron compensar en parte la caída del consumo interno.
“Sin embargo, debido a la erosión de la competitividad cambiaria hoy el negocio exportador sólo es viable en Brasil, donde la Argentina (también Uruguay) cuenta con la ventaja del Arancel Externo Común del Mercosur”, apuntó.
“El poder de compra de los salarios se viene recuperando mes tras mes y es probable que esa tendencia se consolide porque los ajustes de las remuneraciones vienen superando en términos relativos a los aumentos de precios de los lácteos”, resaltó.
Tal premisa seguirá vigente siempre y cuando no se produzca una nueva devaluación del peso, la cual, si bien mejoraría el ingreso de las fábricas exportadoras, promovería una nueva licuación del poder de compra del consumidor argentino.
“En la actualidad un litro de leche tiene un valor del orden de un dólar medido con la cotización del tipo de cambio libre y ese precio es el vigente en muchos países del mundo; la cuestión es que en gran parte de esa naciones el sueldo promedio es de 2000 dólares y no de 500”, comentó Giraudo.
El analista remarca que, además de los factores coyunturales, no pueden dejar de considerarse los estructurales, como la elevada presión impositiva, los altísimos costos logísticos y la falta de economías de escala presente en la industria.
“En la Argentina casi no existen las grandes empresas porque todas son ‘pymes’ por los volúmenes que manejan. He visitado las principales naciones lecheras del mundo y allí es factible presenciar la potencia de las economías de escala con plantas industriales gigantescas”, argumentó.
“En el país además no existe correspondencia entre la presión impositiva y los servicios públicos: alrededor del 40% del valor minoristas de un lácteo son impuestos y la leche hay que sacarla por caminos de tierra”, resumió.
Foto @patedefuaCI
Es buenísimo el mismo te dice yo cobro la leche como en EEUU y pago sueldos como en argentina!
, son unos chantas y no les tiembla el pulso al decirlo
Otra pregunta, porque 1 kg de regianito vale lo mismo que 1 kg de toyota hilux 4×4 0Km. Respuesta correcta $24000 por kg y porque la gente que maneja la cadena la lactea SON RE CHORROS