Las cotizaciones de los futuros de soja en el mercado estadounidense CME no tienen “techo” debido a la falla productiva sudamericana combinada con la crisis económica presente en la Argentina.
La consultora brasileña AgRural que la cosecha final de soja brasileña sería de apenas 128,5 millones de toneladas, mientras que AgResource, una consultora estadounidense con una sede propia en la ciudad de San Pablo, prevé 125,4 millones de toneladas.
Asumiendo el pronóstico más optimista, eso implicaría que la oferta exportable de soja brasileña en 2021/22 se reduciría en casi 11 millones de toneladas respecto de las cifras contenidas en el último informe mensual de oferta y demanda global de commodities agrícolas del USDA.
Ahora bien, al 20 de enero pasado –según los últimos datos publicados por el USDA– EE.UU. ya había comprometido exportaciones de soja 2021/22 por 44,1 millones de toneladas, una cifra equivalente al 79% del total proyectado para el período.
Hasta fines de agosto próximo, que es cuando termina el ciclo comercial 202/22 de la soja estadounidense, EE.UU. tendría un “resto” por vender de 11,6 millones de toneladas, una cifra, casualmente, equivalente a la que perdió Brasil por la sequía.
La noticia es que aún falta ponderar pérdidas adicionales de producción de soja en Argentina y Paraguay, lo que seguramente ajustara más el balance de oferta y demanda a medida que avance el tramo final del ciclo 2021/22.
El USDA consideró que EE.UU. finalizaría el ciclo 2021/22 con un stock final de soja de 9,5 millones de toneladas de soja, una cifra tranquilizadoramente superior a la registrada en 2020/21 (6,9 millones de toneladas).
Pero está claro que ese número es una fantasía, porque la demanda internacional de soja, con China a la cabeza, está apurada por asegurarse la oferta disponible en EE.UU. y más temprano que tarde esa nación deberá recurrir a sus reservas para atender compromiso internacionales.
Cuando eso suceda, la manera de racionar la disponibilidad interna de soja será vía precios, lo que implica que los valores deberán subir y subir para “comunicarle” a la demanda que vayan a buscar poroto a Sudamérica.
Pero Argentina, el segundo productor detrás de Brasil, está atravesando una crisis cambiaria de grandes proporciones que hace que la mayor parte de los productores guarden la soja a modo de reserva de valor para financiarse con la venta de maíz. Adicionalmente, la logística de los embarques de soja está complicada por una bajante histórica presente en el río Paraná, donde se encuentra el mayor polo agroexportador del país.
Un dato inquietante es que los exportadores de poroto de soja argentinos registraron hasta el momento embarques de poroto 2021/22 por apenas 50.000 toneladas, al tiempo que las declaraciones de ventas externas de harina de soja suman 610.000 toneladas.
En ese marco, las perspectivas del valor de la soja en el mercado internacional son claramente alcistas, a menos, claro, que algún factor regulatorio o financiero de alcance global altere el funcionamiento del sistema de formación de precios agrícolas.
Dos consultoras privadas advierten que se destruyó la cosecha brasileña de soja por la sequía