Más allá de los argumentos que pudieran esbozar los propios miembros de la plataforma Visec, las opiniones que mayor relevancia tuvieron hoy en el encuentro realizado en la Sociedad Rural Argentina, donde se debatió normativa antideforestación que impulsa la Unión Europea, fueron las de las cadenas de la soja y la carne.
¿Por qué eligen trabajar conjuntamente como industria y no de forma individual? Y más aún, ¿por qué escogieron al Visec como la herramienta para sortear esta imposición, que en función del último aplazamiento entraría en vigencia recién en 2027? Esos son los interrogantes que con soltura clarificaron Gustavo Idígoras, presidente de Ciara-CEC, y Mario Ravettino, presidente del Consorcio de Carnes ABC, ante un auditorio concurrido.
El primero en tomar la posta fue el empresario cárnico, que analizó el rol de la Unión Europea en aquella industria. “Es el segundo mercado a nivel de volumen, pero es el primero a nivel de cortes de calidad. Es un mercado fidelizado desde hace muchos años, al cual hemos logrado entregar un producto reconocido por el consumidor europeo”, indicó Ravettino.
Eso quedó de manifiesto este año, donde las exportaciones a ese destino alcanzaron las 46 mil toneladas entre enero y octubre, por un valor de 590 millones de dólares. Son números que superan ampliamente a los de 2024, que en 12 meses apenas superaron las 46 mil toneladas enviadas y los 528 millones de dólares de ingresos.

“Eso hace entonces que tengamos que estar atentos a cumplir todos los requisitos que el mundo nos pide en materia de sustentabilidad”, dijo el industrial, que rápidamente aclaró que la postura tampoco puede ser una pasiva.
“Esto no quiere decir que no tengamos nuestra posición firme en lo que nosotros consideramos que son cosas que tienen que realizarse. Hemos reclamado una posición de Argentina fuerte en la categorización de riesgo medio del país, cuando sabemos que es de riesgo bajo, y también en las desprolijidades que evidentemente también ocurren. En los primeros días de diciembre no sabíamos si íbamos a aplicar la diligencia o si iba a prorrogar. No sabíamos qué teníamos que hacer con lo que estábamos produciendo”, señaló.
Pero aún frente a estos contratiempos, Gustavo Idígoras marcó un punto clave a tener en cuenta: “Europa es la usina de estas ideas que se diseminan por todo el mundo. Tiene consumidores que están relativamente educados en demandar y una vez que deciden hacer esto, salen a difundir y a entrenar a muchos otros gobiernos de terceros países”, dijo.

Y añadió: “Cuando uno se queda atrás o de una actitud pasiva y de rechazo, algo que incluso vemos en muchos colegas nuestros, productores o distintos operadores que rechazan todo este tipo de cosas, lo que se genera es un castigo comercial. El que no actúa rápido pierde en estos temas. El que no impone condiciones de cómo hacerlo, generalmente paga un sobrecosto. Y Argentina tiene un destino de exportación natural en nuestra capacidad de crecimiento. Europa es el mercado rector, y si no cumple el resto de los mercados va a castigar”.
A continuación, tomó de ejemplo el caso de Brasil, al que China ya le está pidiendo la trazabilidad individual de cada barco de soja que envía a ese destino, que representa nada menos unas 70 millones de toneladas de ese poroto por año.
“Salen a China en un barco con trazabilidad por lote de producción. No importa la segregación en ese caso, pero sí toda la documentación del barco que debe dar garantías al 100%. Y si eventualmente hay diferencias, se suspende al exportador. De hecho vienen haciéndolo cada 30 días. Suspender a un exportador es cerrarle el 100% de los contratos de exportación a China y es sacarlo del mercado, porque Brasil no tiene otros mercados a los que aportar soja”, puntualizó.
“Si le erramos en esto, la vamos a pagar muy caro. No pensemos que es solamente una bomba de estruendo que va a durar un tiempo. Es un cambio global que empezó en Europa pero que va a terminar en Asia”, remarcó en esta línea.
Frente a este panorama, los representantes de ambas cadenas sostuvieron que es de suma importancia el trabajo conjunto y coordinado, algo que en un inicio no fue sencillo.
“Hacer algo en conjunto significa hacer algo como cadena de valor. Suena muy lindo hasta que uno pasa por la pesadilla de intentar hacerlo. La cadena de valor no se caracteriza por tener una opinión compartida, se caracteriza por tener una opinión conflictiva. ¿Por qué? Porque tenemos distintos roles en la cadena y vemos de una manera diferente cualquiera de los temas, sobre todo cuando son aspectos comerciales. Así que armar las mesas de trabajo para Visec-Carne y Visec-Soja fue una enorme experiencia”, señaló Idígoras.
“Con Mario somos unos convencidos de que si un solo frigorífico o un solo exportador de la industria de la molienda de soja hace mal las cosas, se castiga el país. Todos los productores de soja van a vender la tonelada más barata, los productores de ganado van a vender el kilo en pie del novillo para exportación más barato, o probablemente no tengan mercado donde colocarlo. Y por supuesto, nosotros como industria nos veremos afectados”, sumó luego.
En esta línea, Ravettino justificó el apoyo a Visec en la base del desarrollo compartido entre las cadenas, y aseguró que el cumplimiento de lo dispuesto debe venir del espíritu vanguardista de Argentina.

“Lo demostramos en la Feria de Anuga en octubre, ante la presencia de todos los clientes y compradores de Europa y las autoridades de la Unión Europea. Lo reitero, soy un convencido del cumplimiento de todas las disposiciones en materia de sustentabilidad, como en este caso que empieza por Europa pero puede indudablemente seguir en otros clientes que tengamos en el mundo. Y si queremos ser un país importante en el contexto exportador, tenemos que estar atentos a todas estas cuestiones”, concluyó el empresario.
Por su parte, Idígoras remarcó: “Si yo tengo un sistema individual, estoy cediendo, porque no tengo forma alguna de discutir cómo voy a trabajar mi trazabilidad, cómo lo voy a verificar. Por lo tanto, aquellos que propician respuestas individuales están cediendo todo, incluyendo la soberanía. Aquellos que propician respuestas colectivas no están cediendo nada, están imponiendo su sistema de control y su forma de producción”.




