El ránking de producción de cerdos lo lideran países como China, Rusia y Corea, que proveen de genética al resto del mundo y concentran desde siempre el mayor nivel de consumo. Más cerca, tallan naciones como Canadá y Brasil. Sin embargo, hay una empresa argentina que cree que nuestro país podría meterse en la carrera si logra mejorar la calidad de su carne.
“Lo que hacemos es mejoramiento genético dentro del país. Hacemos desarrollo genético argentino potenciado y fortalecido por genética canadiense, que es un núcleo de las genéticas de Asia. Le decisión fue desarrollar la tecnología de semen congelado e importar genética segura desde ahí”, explicó a Bichos de Campo Guillermo Lloveras, fundador de Genporc, una empresa con base en San Antonio de Areco.
Ellos importan genes de punta de la empresa global Genesus, obtenidos mediante selección genómica, y llevan un programa genético local, cosa que no es muy frecuente. La mayoría de las empresas que se dedican a la genética porcina importan directamente los reproductores.
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Mucha de esta investigación en nueva genética ha servido para apoyar el fuerte crecimiento del consumo de carne porcina en fresco y ya no como chacinados, y que pasó de unos 6 kilos por año y habitante a cerca de 18 kilos. Lloveras cuenta que la introducción de nuevas líneas genéticas ha permitido, por ejemplo, que los cortes como las costillitas de cerdo sean más jugosos que antes. Esto se debe a la distribución de la grasa dentro de la carne. Antes la carne era mucho más magra, porque el principal destino comercial era diferente.
“La producción porcina en Argentina estuvo basada en proveerle a la industria para el producto terminado como el chacinado. A la industria en si no le importa la calidad de la carne, porque lleva un mix de componentes. Se produjeron carnes magras, sanas pero no de calidad. Eran carnes mas secas, duras, poco sabrosas. Si se va a consumo en freso cambia el paradigma”, señaló Lloveras.
Y ese mejoramiento viene acompañado de una oportunidad que tiene Argentina respecto a otros países: sus estatus sanitario.
Actualmente nuestro país se encuentra libre de tres enfermedades que aquejan a la producción porcina en otros países: la Peste Porcina Africana, el Síndrome Reproductivo Respiratorio Porcino y la diarrea vírica. Eso supone una ventaja para los planteos locales, que no ven afectados sus volúmenes productivos y pueden atraer a compradores externos.
-¿Que nos falta a los argentinos para ser un gran productor de carne de cerdo?- le preguntamos a Lloveras.
-En el mundo están esperando que vayamos hacia nuestra potencialidad. Tenemos agua, cereales, los conocimientos académicos, la mano de obra. Lo lindo de la producción es que tenemos todo para crecer. Lo que necesitamos es reconocer al sector como uno estratégico que puede soltar a la carne de vaca y potenciarla para la exportación.