Los exportadores e industrias aceiteras tienen un “descalce” gigantesco entre las divisas ingresadas en el marco del régimen “dólar soja” y las compras efectivas de poroto.
A partir de esta semana, gracias a la incorporación del girasol, el sorgo y la cebada forrajera al régimen especial, las compañías agroindustriales podrán emplear buena parte de ese saldo cambiario a favor para originar una gama mucho más amplia de mercadería.
Si se tiene en cuenta que el “descalce” en soja ronda las 2,80 millones de toneladas, entonces es factible advertir que las compañías agroindustriales tienen aún un “resto” financiero enorme por completar antes de reiniciar la “rueda” de adelantos de divisas.
Esa es la razón por la cual, si bien ahora la lista de productos que participa del programa cambiario es mucho más amplia, en la jornada de este miércoles ingresaron apenas 35 millones de dólares por ese mecanismo.
Desde que comenzó a regir ayer martes la ampliación del “dólar agro” hasta las 15:00 horas de este miércoles, se llevaban negociadas unas 85.000 toneladas de cebada forrajera, mientras que en el caso del girasol la cifra es de casi 75.000 toneladas, según datos de la plataforma Sio Granos. En cuanto al sorgo, sumó unas modestas 5500 toneladas.
Tales volúmenes ayudan, pero siguen siendo muy modestos para las necesidades del Banco Central (BCRA), que está técnicamente vacío de divisas y requiere una recomposición urgente de ese insumo para mantener a raya la ficción del tipo de cambio oficial y sostener un nivel mínimo de importaciones de piezas, insumos y equipos básicos.
La creciente inestabilidad cambiaria contribuye a morigerar intenciones de venta de granos, especialmente en un contexto de quebrantos generalizados provocados por un desastre climático, en el cual los empresarios agrícolas deben cuidar con gran precaución el escaso capital de trabajo disponible para poder financiar la próxima campaña 2023/24.