Los precios de la hacienda para faena registran incrementos reales por encima de la inflación. Si consideramos los valores que se dieron en el arranque del mes los incrementos rondan el 180%.
En el inicio de noviembre en el Mercado Agroganadero de Cañuelas, el novillo promedió los 804 pesos por kilo vivo, lo que significa un incremento interanual de 190%. Para el novillito la suba fue de 185%, para la vaquillona de 178% y para las vacas, cuyos precios dependen de la demanda china, el aumento fue de 250%.
Esto se dio a pesar de que la faena creció y que la oferta de carne fue 6% mayor. Y aún cuando la demanda interna supuestamente no tiene poder de compra por el castigo de la inflación sobre los ingresos. Pero evidentemente, el consumo interno tiene en claro cuál es su alimento preferido.
Subas superiores a las del ganado para la faena tuvieron también los terneros que este año se vendieron muchos en forma anticipada por la sequía. Por lo tanto ahora sólo queda lo último del destete y algo de la parición de otoño.
En esa categoría, los precios rondan los 1200 a 1300 pesos, cuando el año pasado a igual época se vendían entre 400 y 430 pesos. La mejora fue de 200%.
Sin ese ingreso de dinero a la cadena, derivado de los mejores precios reales del ganado para la faena, los productores hubieran sufrido mucho más, ya que en los últimos meses hubo una fuerte pérdida de cabezas y mayores costos.
Es decir que estos valores apenas sirvieron para paliar los mayores costos productivos que hubo este año escaso de lluvias. Además, la seca obligó a la descapitalización de criadores que vendieron terneros y vientres de más. Son cabezas que ahora es complicado reponer por el desfasaje de precios entre el momento de venta y el de compra. La recría casi no existió. Y el engorde a corral se hizo a pérdida durante casi todo el año.
Esta situación ajustada se refleja en los resultados económicos de los diferentes eslabones.
De acuerdo con el boletín económico de la Secretaria de Agricultura, la cría vacuna tuvo una renta bruta por hectárea durante septiembre en la zona Cuenca del Salado de 51.000 pesos, mientras que el resultado neto fue de 32.657 pesos. En términos porcentuales la renta fue de 3% sobre el capital invertido.
Ahora bien, en septiembre del año pasado la renta neta bruta era de 25.540 peso y la neta de 17.655 pesos. El aumento del ingreso en pesos entonces fue de 100% con una inflación de 140%.
Esto significa que a pesar de que los precios de la producción, es decir de los terneros, aumentaron bastante más que la inflación al productor le quedó menos dinero en el bolsillo, porque tuvo que hacer frente a gasto extraordinarios consecuencia del mal clima.
En los modelos de ciclo completo e invernada la situación es peor. En el esquema de ciclo completo medido por los técnicos de la Secretaría de Agricultura hay rentabilidad de 1,5% e ingresos netos por hectárea en la región pampeana de apenas 10.000 pesos.
En esos casos las pérdidas del engorde se compensan con el mejor resultado de la cría, pero en los esquemas de invernada se registran pérdidas en casi todas las regiones del país.