La suba que viene experimentando el maíz en los últimos meses repercute en muchas actividades que lo utilizan en la alimentación de animales, como los vacunos, pollos y cerdos. Como la soja, que a nivel externo tocó los 600 dólares la tonelada, el maíz rozó los 300 dólares, lo que a nivel local se tradujo en unos 23 mil pesos la tonelada, descontadas las retenciones.
El problema que denuncian desde el sector avícola es que deben enfrentar costos en alza por esta situación, mientras sus precios de venta están estancados y nos les permiten absorber esa suba de los costos de producción. El huevo está incluido en el programa de precios máximos del Gobierno, que no les autoriza nuevos aumentos.
Desde el bimestre agosto – septiembre de 2020 la situación se puso más que crítica para los productores avícolas. “Hubo una suba exponencial de los costos productivos, principalmente en el maíz y la soja, que subieron más del 130% si comparamos con el 6 de marzo del 2020 que es la fecha en que tuvimos precios máximos. La situación es desesperante y roza lo irracional”, dijo a Bichos de Campo Javier Prida, presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA).
“Tuvimos sólo un 5,5% de autorización de incremento de precios en 14 meses, cuando todos sabemos que los costos de logística, el combustible, la mano de obra y los envases subieron más del 50%. Y si a eso le sumamos que estamos con una sobreoferta y con un mercado planchado donde no hay prácticamente consumo, podemos decir que atravesamos la tormenta perfecta”, se lamentó Prida.
El presidente de Capia adelantó que han restringido la oferta porque se está adelantando el retiro de lotes productivos, dado que ya no ven rentable producir en un 5,5% de incremento de precios autorizado y creen que terminarán el año con un aumento de precios de no más del 7% u 8%.
“Cerramos el 2020 con 48 millones de gallinas, mientras que este año cerraremos, con seguridad, por debajo los 45 millones de gallinas lo que significa haber dejado de producir 1,2 millones de huevos por día”, resaltó.
El panorama se complejiza más porque se encuentran discutiendo salarios. “El gremio nos pide un 62,5% de aumento y los supermercados siguen ganando fortunas; a estos les vendemos una caja de huevos en 2400 pesos y lo hacemos a pérdida, mientras ellos remarcan entre un 70% y un 80%”, se quejó.
Según Prida, el Gobierno está al tanto de todo porque hicieron varias reuniones y le brindaron toda la información desde el sector. “No entiendo por qué el Gobierno permite que ganen tanta plata unos pocos, en este caso los intermediarios, mientras los productores seguimos perdiendo tanta plata”, declaró.
“Ojalá que esto cambie pronto porque sino vamos a tener que importar huevos y se hará realidad el deseo de algunos funcionarios dado que nos dijeron que si no nos poníamos de acuerdo entre nosotros iban a importar huevos”, concluyó Prida.
Ricardo Cangelosi, productor de huevos en Bahía Blanca, donde posee su empresa, granja San Miguel, radicada allí desde 1969, también analizó la situación del perjuicio de su actividad por la suba de maíz.
“En esta zona lamentablemente siempre tenemos los cereales a precio más alto. Esto se da también, por la sequia en el norte; los barcos terminan completando la carga acá y eso recalienta los valores. Hemos llegado incluso a un maíz de más de 250 dólares, lo que te da casi 23 mil pesos la tonelada. Es lógico que este valor oscila pero cualquier valor al que se mueve es alto”, dijo.
El problema que encuentra Cangelosi es que al valor actual en que venden los huevos se les dificulta absorber sus costos de producción. “Normalmente terminamos poniendo todo nuestro stock de materias primas para aguantar hasta que en algún momento la cosa se de vuelta y comience a faltar huevo, porque con estos costos muchos quizás dejen de producirlos”, alertó.
Cangelosi coincidió con Prida en que el costo para poder hacer un cajón de 360 huevos es de 2400 pesos, pero esto sin contar la logística a la que debe hacer frente por estar en el sur de la provincia, cuando la venta de ese cajón al por mayor cuesta entre 1800 y 1900 pesos.
“Acá es diferente a Buenos Aires, porque debemos atravesar distancias más largas para llegar a los mercados que abastecemos, de entre 500 a 1000 kilómetros, y eso nos genera un costo aproximado de 250 pesos por cajón, más todo el packaging que debemos planificar para realizar traslados de tanta distancia”, describió el titular de granja San Miguel.
“Hoy, con suerte, nos queda 2100 a 2200 pesos por cajón, es decir que perdemos de 200 a 300 pesos por cajón. La situación es mala y se nota también que hay poca plata en la calle”, resumió.
Juan Kutulas, productor de huevos de Salta y dueño de Huevos K, se sumó al análisis y manifestó que “no son los granos los que están caros, es el huevo el que está muy barato, y esto se agrava porque no podemos exportar dada la cantidad de trabas y costos que tenemos”.
“Hay una sobreproducción con respecto a la demanda interna; ya podríamos estar exportando y trayendo dólares al país, pero no nos dan los números. Estamos en inferioridad de condiciones para competir con otros países por nuestros costos”, resaltó.
En referencia al precio actual del huevo, el productor y empresario declaró que “antes una docena de huevos costaba lo mismo que 1 kilo de carne al mostrador y hoy cuesta un tercio de ese kilo de carne. Insisto, el problema no es el costo de los granos sino que el precio del huevo está muy barato, y se suma la falta de ingresos familiares”.
“El precio del huevo bajó muchísimo y se mantuvo así desde septiembre de 2020. Tuvimos un pequeño veranito durante la cuarentena que no fue más allá de mayo o agosto del año pasado en donde la rentabilidad fue razonable, pero luego empezamos a perder plata”, sintetizó.
Para el productor y empresario es imposible afrontar el precio actual del maíz. “Algunos venderán gallinas, otros entrarán en quebranto pero lo cierto es que bajará la producción y eso no es bueno ni para nuestro rubro ni para el país en general”, resumió.
“La solución de esto debe venir del lado político y de una correcta promoción de los productores para que puedan invertir más y sacar adelante al país. Piensen: ¿Producen algo los políticos y asesores o aquellos que tienen un plan?. La espalda de los productores no da para más para bancar a los que no producen”, concluyó.