Por Matías Longoni (@matiaslongoni).-
Hace unos años, Guillermo Moreno intervino el INDEC y rompió la estadística oficial para evitar que trascendieran al público las malas noticias.
Por suerte llegó Cambiemos y cambiaron algunas cosas. Por fin cambiamos. Ahora, al menos en este caso, la estadística oficial se rompe para evitar que trascienda al público una buena noticia.
Parece mentira pero sucedió. Es un caso real y la ironía vale porque se trata de un ejemplo acabado de la profunda impericia política que a veces muestran los funcionarios de la gorrita amarilla. Aquello de que “este gobierno no sabe comunicar”, pero multiplicado a la enésima potencia.
La historia es así. Hace unos días, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) publicó un dato muy esperado por la comunidad ganadera: las existencias de bovinos, divididas por categoría y por provincias. Para 2018, según esta estadística, en la Argentina habían 52,92 millones de cabezas de ganado.
Si uno tomara este número sin conocer todo el trasfondo que vamos a relatar, la noticia resultaría una verdadera cagada, ya que en 2017 el rodeo bovino difundido por el propio Senasa había sido de 53,35 millones de animales. El título cantado para cualquier crónica periodística hubiera sido: “En un año la Argentina perdió casi medio millón de bovinos”. O bien: “En 2018 se interrumpió el proceso de crecimiento de la ganadería”. .
Los dos son títulos válidos si se toman los datos fríos que surgen de la estadística de Senasa que está publicada, como corresponde, en su página web institucional. De la comparación del dato de 2018 con el de un año atrás surge con claridad que hubo un achicamiento del stock bovino, de 53,35 a 52,92 millones de animales, en la suma de todas las categorías.
Mala noticia. Bad news. No sirve para el coro de troleros de Cambiemos.
El problema es que en la comparación se pusieron peras y manzanas. Y que entonces todo estuvo hecho para la mona. Así las cosas, se logró alterar la estadística sobre el stock vacuno no de manera deliberada (como hacía Moreno) sino por pura desorganización y hasta quizás incompetencia.
Vamos a explicarlo. Todos los años el Senasa tomaba como fecha de corte para determinar las existencias nacionales de bovinos el 31 de marzo, un día que se ubicaba sobre casi el final de la primera campaña de vacunación contra la fiebre aftosa. Era una fecha antojadiza (No, no se festejaba “el día que las vacas vuelen” ni nada por el estilo). Pero resultaba efectiva para comparar peras con peras, y manzanas con manzanas. Todos los años era así y funcionaba, por la sencilla razón de que se analizaba el stock en un mismo momento del año.
Esta vez no fue así. Como bien dice el cuadro publicado en los últimos días por Senasa, la foto del stock bovino 2018 se tomó el 19 de junio pasado, “por la finalización de la primera campaña de vacunación contra la fiebre aftosa”. ¿Qué quiere decir? Que entre 2008 y 2017 siempre se sacó una fotografía a fin de marzo, pero este año esa misma toma se logró casi a finales de junio, es decir tres meses después de lo que establecía la serie.
¿Y cuál es el problema? Que el stock bovino sufre variaciones muy grandes a lo largo de un año, y que dependiendo de cuándo se tome la fotografía, el paisaje capturado puede variar significativamente. Tanto puede variar que en un mismo año puede haber una diferencia entre el piso y el techo de bovinos de hasta 4 millones de cabezas, cerca del 8% del total.
Esto es así, sobre todo, porque las pariciones de terneros se producen a lo largo de todo el año, pero el 70% se concentra en el lapso que va de julio a diciembre de cada año. En consecuencia en ese periodo el stock bovino va creciendo rápidamente. A partir de los meses del verano vuelve a retraerse. Y en junio, cuando Senasa tomó la última fotografía, estaba en sus niveles más bajos. Tal y como sucede todos los benditos años.
Eso es lo que explica que “oficialmente” el stock bovino haya caído en casi medio millón de cabezas. Aunque en realidad no sea eso lo que haya sucedido.
¿Y qué fue lo que sucedió? ¿Qué hubiera dicho la estadística si la fotografía se hubiera tomado como correspondía a fines de marzo? En los últimos días, algunos analistas ganaderos reconocidos, como Ignacio Iriarte, han dicho que pasó todo lo contrario. Es decir, que el stock bovino creció en vez de caer. Nuestras propias fuentes confirman que, bien tomada, la fotografía mostraría un paisaje bastante halagüeño para el Gobienro, ya que a pesar de la sequía y las inundaciones el rodeo bovino habría crecido en cerca de medio millón de cabezas respecto de 2017.
Siempre de modo extraoficial, comparando marzo contra marzo y manzanas con manzanas, el stock de vacunos se habría elevado de las 53,35 millones de cabezas relevadas en 2017 a cerca de 53,90 millones este año.
Es una buena noticia. Good news. Pongan en marcha el ejército de troleros para difundirla en las redes sociales.
Y es que cambiamos. Antes se alteraban las series estadísticas para ocultar las malas noticias. Ahora se alteran para esconder las buenas.
Una pegunta que correspondería hacer es por qué se hicieron las cosas mal. O mejor dijo por qué no se hicieron bien si era tan sencillo. ¿Por qué no se tomó la fotografía el 31 de marzo, como todos los años? Podemos buscar atenuantes en el cambio de autoridades de Senasa a fin de año pasado, o en los cientos de despidos de los últimos meses. Podemos argumentar que se retrasó la vacunación contra la aftosa. O que era preferible medir el stock en junio porque coincidía con el mundial y las vacas estarían distraídas mirando algún partido.
Peor mejor no preguntar demasiado. Haganmé caso.
Pero esta bien la fecha de este año, porque ya vacunaste toda la hacienda porque termino la campaña, y no antes que todavía no se termino.
En todo caso corrigieron un error que había antes, no entiendo tu comentario irónico.
De ahora en mas se seguirá midiendo siempre en la misma fecha y correctamente.
Saludos
Por favor que se vayan…no los aguanto mas..