Las autoridades del Ministerio de Agricultura repiten una y otra vez que el troceo obligatorio de la media res arranca sí o sí el 1 de noviembre. Pero la verdad es que esa medida genera más dudas que certidumbres en la industria frigorífica, donde las fechas son puestas en duda.
La imposición oficial apunta a cortar la media res en 4 o 5 partes (o por lo menos en dos), para comercializarla en trozos y que así el trabajador no tenga que cargar con 120/130 kilos de carne sobre sus espaldas. Un objetivo sin dudas noble y necesario, impuesto por las normas laborales. Por eso el cuarteo habla de un máximo de 32 kilos por pieza. Para lograr eso los frigoríficos deben adaptar sus instalaciones y sistemas de reparto, lo que requiere en muchos casos de acceso al crédito que no llega y que, inflación mediante y en caso de que se otorgue, alcanzará para menos obras que las previstas y necesarias. Según los industriales hay múltiples interrogantes que quedan sin responder respecto de las consecuencias de su implementación.
“Respecto de este tema queremos dejar planteados en este espacio algunos interrogantes”, escribió Sebastián Bendayán presidente de la Federación de Frigoríficos Regionales de la Argentina (FIFRA) en su reciente informe mensual.
Luego planteó:
“¿Qué respuesta se le da a los reparos comerciales o sanitarios al cuarteo?” porque los trozos de carne implicarán más exposición del producto al ambiente y más riesgo sanitario, en cambio la media res es un producto ‘sellado’”.
“¿La medida se aplicará en todo el país?” Esto es un reclamo de diferentes empresas que sostienen que de no ser así se generará una competencia desleal de parte de las que no lo apliquen. Además se descuenta que el Estado no tiene la capacidad de controlar los cientos de frigoríficos y miles de carnicerías ubicadas a lo largo y ancho del país.
Al respecto, el empresario Diego Mc Neill, uno de los titulares del frigorífico DistriMeat, dijo que “en mi opinión esta medida es necesaria para cuidar la salud del trabajador, pero debe ser implementada en todo el país al mismo tiempo”.
Mc Neill indicó que “si a unos se los obliga a vender en cuartos y a otros se les permite comercializar medias reses, lo que sería posible con la anuencia del carnicero que decida optar por la media res, ya que es su forma cultural de trabajar, habría una competencia desleal que preocupa a la firma y al sector”.
Además Bendayán se preguntó si habrá acompañamiento de las provincias a su instrumentación y si existirá financiación a disposición de la industria para hacer las obras necesarias. La medida implica adaptar las salas de faena, sumar capacidad de frío, incorporar personal, adaptar el sistema de transporte porque los trozos ocupan más espacio que las medias reses, etcétera.
Según el nuevo presidente de FIFRA, todo esto significará más costos que se trasladarán al precio de la carne, lo que el gobierno justamente dice querer combatir.
“¿Qué pasará con el precio de la carne? porque los mayores costos productivos y comerciales se trasladarían al valor del producto. Los interrogantes son muchos y es poco tiempo disponible para darle respuesta y resolverlos”, preguntó el industrial.
Desde la entidad vienen proponiendo el uso de medios mecánicos para poder seguir trabajando con la media res, pero evitando el peso de la misma en el lomo del laburante. Para eso habría que modificar las reglamentaciones que ya se dictaron.
La medida que intenta aplicar el Ministerio de Agricultura, en conjunto con la cartera de Trabajo y la de desarrollo Productivo, parece contradictoria con otro objetivo: el de controlar el precio de la carne. Por un lado, se implementa un cepo exportador para sostener el nivel de consumo interno en no menos de 45 kilos por habitante y frenar la suba de precios, pero también se quiere implementar un troceo que podría elevar el costo de producción y el precio de ese mismo producto.