El analista y asesor granario Delfin Morgan decidió hace dos años pegar un doble salto: del negocio del corretaje de granos pasó a la investigación y la producción agrícola. Además se propuso hacer esto del otro lado del charco.
Morgan, junto con sus socios, fundo Ananda Pampa, cuyo objetivo es desarrollar el Cañamo Industrial en la región. Contemplando el marco normativo de avanzada que había en ese país, inicio sus operaciones en Uruguay, donde hace casi dos años iniciaron su primera producción, investigación y desarrollo del Cañamo Industrial. El cultivo recién ahora acaba de ser reglamentado en la Argentina, con la publicación de un decreto regulatorio en el Boletín Oficial.
Lo interesante de esta empresa es que los socios tienen diversos orígenes, desde la agroIndustria (producción y comercialización) hasta un equipo legal sólido, el cual ayuda a entender las normativas de cada país; incluyendo pioneros en la industria cannábica en Colombia.
El cannabis o cáñamo es un cultivo milenario, con origen en Asia, que llegó a América luego de la conquista europea y que luego de un largo período de ostracismo y prohibiciones -pues se lo vinculó solamente con la marihuana- ahora resurge con diferentes potencialidades.
Morgan está apasionado con el tema y cree que el cultivo tiene un futuro enorme en estas latitudes porque ya lo demostró en otros países. “En China, por caso, se lo usa mucho para la producción textil. También en el hemisferio norte tiene su desarrollo porque comienzan a encontrarle enormes ventajas”.
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El corredor de granos explicó que se lo puede usar “en productos medicinales vinculados a la estética corporal, a la industria textil o también en la construcción, ya que en algunos países a los caños para casas o edificios tienen aislantes a base de cáñamo. También se lo puede usar como alimento o para producir biomasa”, acotó.
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Morgan dijo que la harina contiene los ácidos Omega 3, 6 y 9, que su valor proteico es alto y que también podría ser utilizado en la alimentación animal. Además, es un cultivo que sirve para compensar la emisiones de carbono, por lo que se podrían vender sus bonos. Según explicó, el consumidor de este cultivo está interesado en la producción de granos sin uso de agroquímicos y de la forma más natural posible.
Desde que la empresa Ananda Pampa se instaló en Uruguay vienen desarrollando alianzas estratégicas con productores, investigadores y procesadores para lograr dar con la genética de semilla que tenga el mejor potencial para el uso final que se pretende del grano, entre los tantos posibles.
“Tenemos alianzas estratégicas en las que nosotros aportamos nuestro know how en el cultivo, en la identificación de los lugares de siembra y en la post-cosecha. Hoy el volumen de siembra y producción es chico, porque no hay capacidad instalada para su procesamiento”, comentó.
Sin embargo, Morgan cree que el futuro es enorme. “Hoy puede ser considerado un especiality, pero estoy convencido que tiene potencial para convertirse en un commodittie como la soja, el trigo o el maíz gracias a los múltiples usos industriales que tiene. Por eso es importante desarrollar el agregado de valor, en la transformación del grano”, afirmó.
Morgan pidió que no se confunda al cáñamo industrial con la marihuana ni tampoco con el cannabis medicinal, aunque señaló que con la reciente sanción de la Ley 27350 comenzó “la aventura del cannabis medicinal y cáñamo industrial en Argentina, dos plantas con mismo origen pero diferente destino”.
Esa normativa tiene por establecer el marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor de la planta de cannabis y sus derivados. “El cáñamo contiene niveles extremadamente bajos de tetrahidrocannabinol (THC), por lo que no cuenta efectos psicoactivos”, dijo el emprendedor.
“En Argentina con los años su desarrollo puede ser fenomenal”, se ilusionó.