Los abuelos de Pedro Sensini llegaron en 1892 desde Italia y se instalaron en el sur de Buenos Aires. De ellos heredó Pedro la pasión por la producción agropecuaria, que transmitió a sus hijos. Junto a ellos hoy maneja una empresa que produce cebollas en un campo de 40 hectáreas en Villarino. También hacen algo de ganadería y agricultura en campos arrendados de una región que combina zonas bajo riego con zonas de secano.
Sensini tiene actualmente 65 años y pasó por aquella gran crisis que tiempo atrás soportaron los productores de ajo de la zona, y a partir de la cual el sur bonaerense pasó de ser una región ajera a una región cebollera: Recuerda Pedro que, como muchos otros, “los primeros pasos los di en Médanos, donde tuvimos crisis grandes con el ajo entres 1976 al 1986. Fueron diez años en los que migraron más de 500 productores desde la zona norte de Villarino”.
Luego de aquella crisis, “el ajo se trasladó a Mendoza, donde rendía mejor, y la cebolla presente en los mercados de Cuyo, se trasladó al sur de Buenos Aires, donde de 800 o 1.000 hectáreas por 1986/87. En este momento se están haciendo entre 12 y 14 mil hectáreas, lo que hizo que se instalaran muchas empresas de la región, y también de Brasil. La cebolla forma parte del equipo de soldados de la producción para traer divisas a nuestro país”, explicó Sensini.
La zona sur bonaerense se hizo cebollera porque “estamos en una zona de riego que tiene influencia marítima, que la cebolla la acepta bien, y son tierras muy fértiles”, explicó el productor a Bichos de Campo.
Escuchá la entrevista completa con este productor de cebolla:
El empuje de los productores y las características agronómicas y climáticas de la región hicieron que se reconociera mundialmetne a la cebolla del lugar, señaló Sensini. Eso fue posible, según el productor, hubo condiciones de competitividad que permitieron la exportación y el desarrollo de la actividad. De todos modos, advierte: Hoy la cosa está complicada y al igual que en los 70 el productor enfrenta otra crisis.
“En este momento para vender a Europa tenemos costos que se fueron elevando en dólares y dejamos de ser competitivos. Los números este año son relativamente bajos para el productor, apenas cubrimos costos, lo insumos están en dólares en gran parte, y los precios están bajos”, indicó el cebollero.
Según los números, al productor los valores arrancaron esta temporada en 5 o 6 pesos por kilo de cebolla recién arrancada, y ahora han mejorado a unos 8 pesos el kilo. Ya ambolsada, esa carga se está pagando unos 18 pesos en el Mercado Central de Buenos Arires. Y luego el consumidor paga cerca de 45 pesos según la medición de la CAME. Es decir que la brecha se multiplicó por diez.
Sensini dijo que con estos valores, que apenas cubren los costos, podría haber una caída importante de la siembra en la próxima temporada. A esto se suma la gran crisis hídrica de la que ya hemos informado bastante en Bichos de Campo: el sistema de riego del Río Colorado, administrado por le CORFO, ha debido este años cortar antes el suministro de agua a los productores porque se han agotado las reservas, debido a la crónica falta de nevadas en la Cordillera de los Andes. Esto achica la superficie potencial bajo riego, que era de 140 mil hectáreas, a casi la mitad.
Mirá el programa especial que hicimos a principios de 2020:
Según Sensini, producir cebollas “significa esperar 8 o 9 meses con el agravante que es un negocio a cielo abierto y con esos precios la familia tiene que vivir todo el año y producir. Va a haber una reducción de siembra en la zona, cuando los productores no pueden sembrar al otro año y haya menos cebolla puede llegar a valer fortunas”, advirtió.