En un predio de 60 hectáreas, al pie del cerro del Famatina, al centro-norte de la provincia de La Rioja, un grupo de productores se dedican al cultivo de nogales, producto líder de la empresa Maelca, donde solo se procesan cultivos orgánicamente certificados .
Allí hace un poco más de diez años Paula Salguero se desempeña como encargada, una vez que decidió abandonar Buenos Aires, y lidera un grupo de trabajo conformado en su mayoría por mujeres. Si bien en la finca Alto Carrizal la nuez se destaca por ser totalmente orgánica, el valor agregado de las producciones está en el proceso de preparación que se realiza de forma totalmente artesanal.
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“La verdad que en eso somos innovadores en la zona. En Famatina somos la única empresa orgánica certificada hace más de diez años”, dijo a Bichos de Campo Paula Salguero, quien dice haber heredado de su padre el amor por el lugar, y que es de ahí de donde emanan sus mejores recuerdos de la infancia.
Mire la entrevista completa con Paula Salguero:
En bolsas de distinta presentación y pesaje, las nueces orgánicas de Maelca se comercializan principalmente en Córdoba, Rosario y Buenos Aires. Aunque también hacen otros cultivos como frutas, verduras y pasas de uva en la zona de Chilecito.
En la finca las malezas no se eliminan con glifosato, sino que es alimento para las ovejas, las gallinas, y un burro que pasta entre los arbustos de nuez. Por eso Paula hace énfasis en que “las producciones son con 0% de agroquímicos”.
El trabajo en la finca se hace a ciclo cerrado y los desechos son empleados para elaborar combustibles, abonar el suelo y fabricar compost para los sembrados de tomate.
Entre los meses de marzo y mayo la principal actividad en la finca es la cosecha de nueces, donde se junta la materia prima para abastecer la fábrica durante todo el año y garantizar el empleo de aproximadamente 13 personas que trabajan de manera estable, nueve de ellas mujeres.
Aunque Paula dice que el predominio de féminas en la plantilla no tiene una intención en particular, se atreve a afirmar que “en algunas tareas es mucho más eficiente la mujer que el hombre”, tal vez sea la razón por la cual su equipo de trabajo se mantiene casi intacto diez años después.
-La cosecha es la parte más dura y difícil de todas ¿Es fácil encontrar la mano de obra que necesita en temporada?
-No, es dificilísimo. Es difícil encontrar mano de obra. Yo todavía no le encuentro el por qué, trato de analizarlo desde diferentes ángulos. No se si es el gobierno, no se si es la gente o la idiosincrasia del lugar, pero cuesta encontrar gente para la cosecha. Más allá que tenemos hace 5 años un staff fijo que elige la finca para cosechar.
Desde que se mudó a Famatina, Paula ha formado parte de la historia local. Hace algunos años atrás a los pobladores del cerro les tocó impedir la instalación de una mina que comprometía la calidad del agua en lugar. “Estuve en el conflicto contra la instalación de la mina. Fui parte, por supuesto que fui parte. Me acoplé inmediatamente. No solo por mis convicciones, sino por el trabajo y lo que íbamos a heredarle a nuestros hijos lo ameritaba. No podía existir una mega minería al lado de una producción orgánica, y aparte quedarnos sin agua, no cerraba por ningún lado”, recuerda.
-¿Entonces, este es tu lugar en el mundo?
-Este es mi lugar en el mundo y me encanta trabajar acá, amo lo que hago y amo este lugar. Lo siento como propio. Me parece que se junta todo lo que yo necesito para ser feliz.