Durante el último Congreso de Aaapresid sorprendió la noticia de que Bayer, principal proveedora de insumos y tecnologías agrícolas del mundo, comenzaría a “recompensar” a los productores que logren adoptar prácticas sustentables y mitigar de esa forma la emisión de gases de efecto invernadero. El modelo que esta empresa alemana ya comenzó a ensayar en Estados Unidos y Brasil, llegaría a la Argentina el próximo año. Pero en concreto, ¿cuál es el plan?
“Tenemos que tangibilizar la sustentabilidad. Para Bayer es una obligación bajar en un 30% la emisión de dióxido de carbono, secuestrándolo como carbono”, aseguró a Bichos de Campo Patricio Gunning, líder en asuntos industriales en el Conosur de Bayer.
Para esta empresa es importante reducir las variables negativas para pasar a una neutralidad en sus propias operaciones e incluso tener un balance positivo desde la perspectiva ambiental. Es por esto que desde hace cuatro años estudian la forma de intensificar los procesos agronómicos y hacerlos más sustentables.
Mirá la entrevista completa a Patricio Gunning:
“En este triangulo agrícola de sustentabilidad social, ambiental y económica, el productor se siente parte y quiere ser el primer adoptante. Hay mucho entusiasmo por esto. Debemos pasar de la retorica a la lógica”, afirmó Gunning.
El primer reto entonces será volver atractivo para el mercado de bonos de carbono la adopción prácticas agrícolas que actúen capturando carbono de la atmósfera, y así es que cobrarían valor procesos como la Siembra Directa, los cultivos de cobertura o las nuevas tecnologías en semillas, teniendo en cuenta siempre las variables de cada lugar.
Por eso, la primera ayuda que prestaría Bayer (y otras empresas, porque por ejemplo Corteva prepara una iniciativa semejante) tiene que ver con poder medir la situación de cada campo, para poder determinar si es carbono neutro o si, como se especula para la mayor parte de los casos, tiene un excedente por la captura de carbono, que podría canjear en el mercado.
Según nos explicó Gunning, la intención de Bayer, una vez identificados los productores que estén en condiciones de ingresar a este nuevo flanco del negocio, podría ser adquirir directamente de ellos los bonos de carbono que le hagan falta para compensar sus propias emisiones (generadas, por ejemplo, por la producción de aspirinas en una fábrica de otra latitud del mundo) y así lograr tener balance neutro de carbono, como se propuso, para 2030.
Pero la otra opción, y la más probable, es que Bayer pueda actuar como una “facilitadora” , en este incipiente mercado global optativo de bonos de carbono, reuniendo una masa de oferta de productores agropecuarios americanos (en Brasil ya están trabajando con 500 de ellos) para que se suban a esta ola, puedan trabajar sus excedentes y entrar en un círculo virtuoso de mitigación de riesgos.
“Esto no lo resuelve una compañía o un productor sino una mesa redonda de integrantes y de jugadores”, sentenció Gunning, quien mencionó a modo de ejemplo que Bayer, de origen alemán, bien podría reunir la oferta de bonos de muchos productores argentinos para compensar el balance negativo de una aerolínea aérea como Lufthansa.