El árbol de nim o neem es famoso por su versatilidad de usos. Originario de la India, sus promotores afirman que es extremadamente resistente y tiene muchas propiedades para la salud y el medioambiente, a punto tal que fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como “el árbol del Siglo XXI”. Pero también tiene múltiples usos en el sector agropecuario, donde se usa como pesticida y fertilizante natural, como aditivo para la alimentación del ganado y en productos para mascotas.
En la Argentina, Lisandro Morra, Verónica Fiorentino y su hijo decidieron montar un emprendimiento con este tipo de árboles, a través de la provisión de ejemplares que les hace la cooperativa Alcaparras Argentina de Santiago del Estero.
“La cooperativa trajo este árbol desde la india y nos provee a mi familia y a mi los arboles que reproduce por micropropagación. Es desde ese momento que empezamos a difundirlos”, relata Lisandro a Bichos de Campo. Ellos venden directamente los árboles, vía Facebook, Instagram y Mercado Libre. “Es una novedad conseguir el árbol en Argentina, ya que en el ambiente orgánico suele ser más conocido utilizado en forma de aceite. La clave del Neem es que apunta al desarrollo y tendencia de los cultivos organicos”, explica.
Lisandro nos cuenta que participó de la primera Expo Cannabis que se hizo en 2019 en Argentina, y en el predio ferial de La Rural los exhibió y vendió, ya que estos árboles son muy utilizados como repelentes naturales para evitar que los insectos dañen las plantas de cannabis, que en el país muchos cultivan artesanalmente. De hecho, el emprendedor confiesa que ahí es donde radica su principal interés, en “investigar su posible propiedad insecticida, ya que se cree que sus propiedades inciden en el control de plagas. Y junto con el jabón potásico y la canela, se lograron mezclas interesantes para atacarlas. De hecho, se dice que debajo de su sombra no hay insectos”.
En cuanto a su poder como insecticida, estudios del Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (Inta) determinan el poder del polvo que se hace con las hojas de neem, con el cual se ha comprobado el control del gorgojo en porotos de postcosecha. Se comprobó que tiene un poder de reducción de la población de esos insectos del 86,7% en el término de 120 días. Esos estudios además destacan que es un excelente controlador ecobiológico que no produce efectos de toxicidad o daños a la salud humana.
En el INTA Argentina también existen estudios que validan su uso en el manejo de plagas y enfermedades en el área hortícola, donde se lo utiliza como insecticida y acaricida. “También da buenos resultados en control de plagas de almacén de semillas, aplicado en diferentes formas, ya sea en polvo, extracto, aceite o pasta”, agrega Lisandro.
No obstante, Lisandro explica que “el neem no mata los insectos, sino que disminuye su crecimiento, inhibe su sistema de reproducción y hace que se genere un control de plagas orgánico, que van absorbiendo los principios activos del neem”.
Pero el neem no sólo es apreciado por sus propiedades insecticidas y repelentes. En otra de sus facetas es empleado también como fertilizante orgánico, afirman que logrando resultados superiores al estiércol vacuno, porcino o de otra fuente. Por otro lado se lo cultiva para disminuir la desertificación y hasta se cree que es un buen absorbente del dióxido de carbono.
El aceite que se extrae a partir de sus semillas es incluso empleado para preparar cosméticos y Lisandro acota que “en cuanto a la salud humana, se están investigando posibles usos médicos del neem para tratar la diabetes y usarlo como anticonceptivo masculino”.
Y la lista de usos del árbol de neem siguen: desde su empleo en el campo como barrera fitosanitaria y como barrera protectora del viento, hasta su incorporación en proyectos que intentan cuidar el control del mal de chagas en el norte argentino. “El neem tendría la propiedad, no de matar a la vinchuca pero sí al agente o vector que transporta el virus”, asegura Lisandro.
En países como México, también se utilizan las propiedades del neem para tratar cítiricos, ya que “es un árbol que soporta los suelos ácidos”, añade Lisandro.
Añade que también “hay estudios hechos para su uso en cultivo de soja, de trigo y otros grandes, porque mejora los suelos y controla las diferentes plagas que podrían afectarlos. Hay estudios que indican que entre 3 y 4 árboles crecidos por año, de más de 3 o 4 años de vida, aportarían la suficiente materia como para tener uso en una hectárea de campo”, asegura el emprendedor.
El neem, según Lisandro, “es biodegradable, no daña al medio ambiente, no es tóxico para humanos ni animales y ni siquiera para las abejas. De hecho se lo usa para fumigar con distintas dosis dentro de los panales y no las ha afectado”.
Es por eso que afirma que también se lo utiliza en el ganado, como suplemento en la dieta de los animales, para control de parásitos. “Tiene tantas propiedades que hasta se emplea como suplemento dietario en animales domésticos, más allá de los cultivos”, asegura Lisandro. En Brasil ya lo usan como suplemento en dietas de animales domésticos, así como también en ganado vacuno y porcino para combatir, por ejemplo, parásitos”.
Lisandro expresa que quiere continuar con su proyecto. “Quiero seguir con la venta de árboles de neem. Quizás en un año o dos ya existan productos argentinos para el agro, veterinarios y para animales grandes basados en el uso del neem. Además, los productos naturales y orgánicos se consumen y requieren cada vez más en el mundo. En este punto, el neem es uno de los tantos productos de la naturaleza que puede contribuir en su propagación”.