La zona de Dudignac es, hoy por hoy, una de las más comprometidas del partido de 9 de Julio. Lo fue también en marzo, cuando otra temporada de intensas lluvias -como la que se vio días atrás- volvió a dejar a Ricardo Debernardi y a muchos otros productores del centro bonaerense bajo agua.
A propósito de esa primera gran alerta que recibieron a principios de año, todo el arco productivo del partido se movilizó para fijar la problemática en agenda y forzar una respuesta por parte de las autoridades. Ahora, tapados nuevamente por agua, la tuvieron a raíz de una reunión en la que participó el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, la intendenta, María José Gentile, el presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino y muchos otros especialistas.
“Estamos tratando de ver de qué manera podemos evitar que esto vuelva a suceder”, señaló Ricardo, que rescata del encuentro haber visto con sus propios ojos que hay planes y obras para ejecutarse. Tal vez el futuro, piensa, sea más prometedor.
Mientras tanto, con un diagnóstico bastante complejo -sobre todo en Dudignac-, no tienen más que esperar. Sobre todo en su partido, que es una suerte de “embudo” en donde decanta el agua de varios municipios adyacentes, y que no cuenta con infraestructura para evacuarla.
El problema es que eso no se consigue de un día para el otro, y menos aún cuando la postal es tan crítica. “En plena situación de este tipo no podés empezar a hacer trabajos para sacar el agua. A lo sumo la corres de un lugar a otro y complicas más”, aseguró Debernardi, que igual celebra que “por lo menos ya están determinadas de forma bastante clara las cosas que hay que hacer”.
De todos modos, la experiencia misma les enseñó a los productores de la zona que deben mantener siempre la “guardia alta”, sobre todo cuando está en juego el futuro de su actividad. A fin de cuentas, tuvieron que llover casi 1500 milímetros en 6 meses para que se desempolvaran todas esas ideas, planes, obras y proyectos.
Y la “guardia alta” debe estar, sobre todo, al resguardo de los fondos públicos, para que se destinen precisamente a lo que ellos necesitan. “Es muy difícil planificar algo cuando los gastos son tan altos. Hay un serio problema de presupuesto y las tasas que se cobran se dejan de usar por una cuestión solidaria”, apuntó Debernardi.
Aunque hay obras que son grandes deudas pendientes con el sector, como el Plan Maestro del Río Salado o, sin ir más lejos, el dragado de los canales propios, el productor pide que se tengan claras las prioridades. Y la prioridad máxima hoy, que no puede avanzarse aún con esos proyectos, son los caminos rurales.
“Hay lugares críticos donde hay agua en los bolsones y no se puede llegar al campo para buscar el cereal. Una de las prioridades es resolver el tema caminos para encarar la siembra gruesa”, expresó.
Mirá la entrevista completa con Ricardo Debernardi:
Aunque hoy el diagnóstico sea desolador, los productores confían en que, si se ataca el problema a tiempo, el alivio llegará los próximos meses. Y eso que no es sencillo ser optimista cuando no se pudo hacer campaña fina y probablemente tampoco maíz temprano, pero Debernardi señala que “de ninguna manera” está descartada la campaña estival.
“En noviembre normalmente el sol ayuda a evaporar y soluciona todos los problemas en las lomas. En los bajos no se resuelve de un día para el otro, pero igual alcanza para sembrar”, explicó.