Walter Lorenz se dedica a la ganadería regenerativa con Angus negro y colorado en El Remanso del Salado, un predio “chico, de 95 hectáreas y media de las cuales 90 son productivas ya que hay cinco ocupadas por el casco y por un canal”. De todos modos, aclarará luego, no es que hace este tipo de ganadería “porque el campo es chico” sino porque encontró, a su juicio, la mejor forma desde lo ambiental, social, económico y personal.
El Remanso es un proyecto familiar que Walter comenzó con su esposa y al cual luego se fueron sumando los hijos. Haciendo cuentas, dice que desde 2006 realiza pastoreo racional aunque “venía investigando desde diez años antes”.
¿Por qué se dedica a este tipo de ganadería “holística”?
Iniciamos con el pastoreo racional Voisin en 2006. Yo necesitaba ser rentable y eficiente, quería vivir del campo. Y llegué a eso porque veía que tanto desde mi familia como de los vecinos que me rodeaban que era productores ganaderos convencionales que la actividad era muy poco rentable: vendiendo una vaca te comprabas una zapatilla sola, o sea que había que vender dos vacas para el par.
¿Tan así?
Sí. Además, mi campo era chico y tenía que ser eficiente y, por lo tanto, rentable. Un día de 1996 (en ese momento el campo estaba arrendado) vino a visitarme un veterinario que me nombro el pastoreo racional Voisin o regenerativo y me dijo que con este sistema iba a optimizar el uso del recurso forrajero y duplicar la carga. Por ejemplo, que si manejaba 0,7 de vaca por hectárea iba a tener 1,2 de forma rápida.
¿Cómo fue el primer paso?
Me hizo un plano para dividir el campo en potreros de media hectárea y me dijo algo que me voló la cabeza: “Si los vas a cambiar todos los días, cada potrero va a estar ocupado unas 5 veces por año, o sea que 360 días van a estar libres”. Y me aseguró que iba a producir entre el doble o tripe de carne que mis vecinos como consecuencia de la administración adecuada del pasto y de permitir a través de la herramienta del descanso que el pastizal exprese su máxima productividad. Así, empecé a hacerme de capitalización para tener animales y arranqué en 2006.
¿Y funcionó?
Sí, y en seguida me di cuenta de que se trata de un círculo virtuoso porque es organizar el ciclo del pastoreo con el del pasto. La herramienta clave es el descanso y para poder descansar el pasto hay que hacer el apotreramiento donde el alambrado eléctrico es esencial. Con el tiempo también comprendí que para que la cadena funcione el suelo tiene que estar sano y bien nutrido, así que también fui por ese lado. Un tiempo más tarde entendí que ya estaba haciendo un manejo holístico sin todavía saber que se llamaba así y hoy soy cada vez más holístico y más amplio donde –como no puede ser de otra forma para equilibrar un todo- lo económico y lo social también son aspectos muy importantes: mi familia me empezó a acompañar y hoy trabajamos los 5 en el campo; el peón también está entusiasmado, le interesa el tema y pensamos juntos como solucionar el problema y está contento con lo que gana. Esto forma parte del todo.
En su experiencia, ¿cuál es la esencia de este manejo?
Hay dos cosas claves: primero los reposos y los pulsos de pastoreo breve, es decir, el descanso como antes mencioné. Creo que es la forma más eficiente e inteligente de usar una superficie porque respeta la naturaleza. Por ejemplo, una huerta bien manejada y con buen uso del suelo da unas hortalizas impresionantes… y lo mismo con la ganadería. No usamos casi ningún insumo y como el suelo y las plantas son sanos, los anímales también lo son por eso también usamos muy poco insumo veterinario en salud, solo las vacunas obligatorias y muy poca cosas más. Casi no usamos desparasitarios.
¿Cómo es la rentabilidad?
Alta, porque tengo bajos costos y alta carga. En invierno tenemos en promedio 1,2 vacas por ha y en época de alta producción de pasto 1,6, mientras que en la zona el promedio es de 0,6). En kilo, producimos unos 150 a 200 de carne por ha (en un rodeo de cría y por año). Además, secuestramos carbono y podríamos vender bonos de carbono; lo tenemos medido.
¿Le pagan precio diferencial por este tipo animales alimentados a pasto y sanos?
No, nadie me paga un precio diferencial pero soy un tipo feliz de ver a mis vacas gordas, los teneros sanos y a mi pastizal exuberante todo el año. Todos los días les abro una parcela llena de pasto verde, lindo y nutritivo. Estoy seguro de que mi carne es densa en nutrientes y tengo la satisfacción de producir alimento de verdad para los humanos.
¿Qué le decían los demás cuando usted empezó con todo esto?
Se me cagaron de risa durante años, hasta los peones me decían que mi campo parecía una caja de ravioles. Y mi vecino me repetía que yo tenía el campo mejor porque me llovía más (aclaro que nuestros campos están separados por el alambrado nada más). Pero poco a poco la gente empezó a acercarse y a preguntar. Este era un campo común que nosotros mismos fuimos cambiando.
Ahora bien, si la rentabilidad es alta y tiene bajos costos, ¿por qué aún hay descreimiento o resistencia ante esta ganadería?
En el sector agropecuario hay una traba cultural que es muy difícil de vencer, por eso quienes hacemos esto por lo general somos personas que no venimos del campo. La rentabilidad en la ganadería convencional es muy baja, te comen los insumos. Cuando descubrís esta forma de producir te cambia la cabeza… dejar de estar atado a los insumos te cambia todo: dejás de tener deudas, dejás de pensar en el banco. Y empezás a dormir tranquilo.
Me encanto la forma de trabajar el campo y las vacas de cría.