En el departamento sanjuanino de 25 de Mayo, Rolando “Roly” Pérez produce tomates para industria, zapallos y semillas de cebolla en 38 hectáreas.
La producción que lleva adelante en esa finca tiene como destino la industria, en el caso del tomate y el zapallo. Aunque este último también se destina al mercado, como alimento directo, además de venderse para procesarse y exportarse. En el caso de las semillas de cebolla, son en gran medida para abastecer mercados externos, puesto que la producción cuyana de semillas suele irse para poder sembrar campos en el hemisferio norte, aprovechando la contraestación.
Para estos cultivos, Roly tuvo que tomar una drástica decisión hace unos años, cuando se vio obligado a virar la matriz energética de la finca.
La crisis hídrica que atraviesa San Juan producto de las escasas nevadas en la zona cordillerana, que son las nevadas que luego del deshielo se convierten en caudal de agua de los ríos de la cuenca del San Juan y que abastecen mediante turnos a los productores de la zona, se volvió grave por la reducción de todo este proceso.
Es que San Juan es semidesértico, y solo se puede pensar la producción agropecuaria bajo riego.
La crisis climática global redujo en un 80% el caudal de agua disponible para regar en los últimos 5 años, lo que hizo que tanto Roly como otros productores de la zona, tengan que optar por hacer excavaciones para obtener el agua de las profundidades mediante bombas extractoras. Esas bombas son eléctricas, y requieren de alimentación permanente.
Fue ahí que por los costos de la electricidad, sumado a la escasez de agua proveniente de las vertientes naturales, comenzó a ser imperiosa la instalación de paneles solares para abastecer de energía a las bombas extractoras de agua.
Entonces Roly, para desarrollar las economías regionales que lleva a cabo, tuvo que modificar en ese sentido, el de las energías limpias, y hacer un reservorio de agua donde mezcla las dos aguas, la que extrae de las profundidades y la que llega por turno, lo que le da, según él, una calidad óptima para regar, mediante goteo.
“El agua del río viene con una conductividad muy baja, muy buena. En esta zona particularmente es un poco más alta la conductividad, entonces logramos dos objetivos con este acopio: Uno, es que se mezcla el agua, y ahí logramos una agua de calidad óptima para lo que es el riego. Después tenemos la temporada donde empieza a haber, no es permanente el agua del río, pero sí nos permite, gracias a este acopio, llenarlo y gracias a este pozo, también sostener la cantidad de agua que es la que nos requiere para hacer todo este campo”, explica Roly Pérez a Bichos de Campo durante una visita a su finca para entender esta problemática.
El reservorio de agua le permite a Roly además de mezclar las dos calidades de agua, almacenar y regar al mismo tiempo, todo alimentado con energía solar. “Estamos entre 15 y 16 millones de litros, acopiamos y permanentemente está ingresando agua y sustrayendo también con bombas. Todo lo que viene del río entra a este acopio y nosotros abastecemos de una perforación propia también, como se ve acá con este equipo de energía de paneles solares, todo lo que es la parte eléctrica, entre ellos la sustracción de agua subterránea y después con las otras bombas en las cuales hacemos la distribución por el campo, todo vía riego presurizado o riego por goteo”, añade el sanjuanino.
El motivo del cambio de matriz energética tuvo que ver con los costos de la electricidad que necesitan las bombas. Según Pérez, hoy en día, con la energía solar, ven una reducción muy importante de la parte eléctrica: “También la solución estaba en haberlo hecho también sin este recurso de paneles. Pero la verdad que los costos hubiesen sido bastante más elevados y no sé si podrían ser amortizables. De esta manera hoy día estamos andando un equipo de riego, que solamente se está abasteciendo con la energía solar”.
Mirá la entrevista completa con Roly Pérez:
El momento preciso en que decidió cambiar a los paneles solares, fue una bisagra en la vida productiva de Roly, puesto que con la escasez de agua y las altas tarifas eléctricas, hubiese tenido que abandonar la actividad.
“Se fue agudizando la situación de menor a mayor cuando cada vez teníamos menos el recurso hídrico que era el agua del río. Hace alrededor de 10 años, esta perforación que hoy en día está funcionando, no la hacíamos andar porque no era necesario. Tampoco teníamos el riego por goteo porque no era necesario. A partir de ese tiempo a la fecha, donde ya el recurso fue mucho más escaso, sí tuvimos que pensar, diseñar y trabajar en lo que se ve hoy día para poder sostener el campo, lógicamente. Entonces, ahí es donde empezamos a ser muy demandantes en la parte energética para colaborar con la parte, que eso se trasladara a la parte hídrica”, narra Pérez.
– Producto de la necesidad tuviste que empezar a evaluar estas alternativas para mantener vivo el ecosistema…
– Exacto, era mantenerlo vivo, tal cual. Y rentable también. Porque de esta manera uno empezó a manejar sistemas distintos. Por ejemplo, llegamos más de día, donde tenemos la energía hoy día que nos está proveyendo este equipo solar. No llegamos tanto de noche porque lógicamente el equipo no funciona. Entonces hubo que hacer una reestructuración del manejo. Sin lugar a dudas que nos fue muy positivo y muy eficiente para poder mantener todo este campo productivo.
– Con todo este manejo que vos venís haciendo del agua, imagino que impactan los rendimientos de los cultivos, ¿no?
– Es la eficiencia que empezamos a poner en el recurso hídrico y la parte laboral también, que fue mucho más técnico, mucho más mecanizado. Así que eso fue un gran avance que se logró.
– Los turnos para regar, ¿eran más frecuentes antes? ¿Había más agua? ¿Se nota el cambio?
– Para que tengamos una idea, si no tuviéramos las perforaciones con las que nosotros extraemos el agua, el agua que nos suministra por esta escasa situación hídrica que tenemos en la provincia sería bajísima. Para hacerlo porcentualmente, hoy en día podemos estar alrededor de un 20% que podríamos regar con el agua solamente que depende de la parte hídrica del río. De esta manera nosotros lo estamos llevando casi a un 80% por la extracción de agua que hacemos y esta acumulación de agua que tenemos. Y lógicamente, eso es lo que nos empezó a demandar la necesidad eléctrica para tener mayor tecnificación, que nos llevó a optimizar el riego y pasar también al riego presurizado o riego por goteo.
– ¿Cómo es el campo? ¿Qué producís aquí en esta zona?
– Este campo consiste en una superficie de 38 hectáreas, en una zona como San Juan muy de economías regionales. Nos caracterizamos nosotros por hacer bastante tomate para industria, semillas de cebolla, zapallo entre otras. Esa es un poco la rotación y la producción que en este momento estamos haciendo.
– El tomate es una industria muy pujante aquí en San Juan. ¿El tomate que hacés se vende aquí a una industria cercana?
– La semilla de cebolla también para una industria, o una empresa en realidad, que exporta pero para la semilla de cebolla. Lo más fuerte que hacemos es el tomate, el tomate para industria. Compartimos por ahí la producción entre una industria de las principales que elabora acá en San Juan, a nivel nacional, y también cargamos para otras industrias de Mendoza. La semilla de cebolla hacemos, entre otros materiales, algunos materiales híbridos, que nosotros tenemos una sociedad en la cual la exportadora no somos nosotros directamente. Después el zapallo, se hace mercado y también hay una industria que lo procesa, lo elabora y hace también de exportación congelado.