Este artículo fue escrito por la Ingeniera Zootecnista María Gabriela Gómez Campero (gabrielagc713@gmail.com), que es asesora especialista en ganadería para el desarrollo. Advierte a los productores que es creciente la preocupación global por el cambio climático y también dice que aumenta la presión de los países demandantes respecto de identificar el origen y las formas de producción de la carne que consumen. Y que esto, más tarde o más temprano, implicará nuevos desafíos para la producción. Entre ellos, garantizar que la carne proviene de campos libres de deforestación.
La problemática ambiental, la creciente necesidad de provisión de alimentos y cambios tendenciales en el comercio internacional de la carne, ponen en foco al país como potencial proveedor de carne vacuna libre de deforestación.
La economía de Argentina, de una manera significativa, ha basado gran parte de su desarrollo en la exportación de recursos naturales, y ha originado un sistema de infraestructura y de tecnologías de producción agroalimentaria asociadas a aquella condición. La importancia estratégica de la agricultura para la economía del país justifica la atención especial brindada a las políticas agrícolas y a sus impactos (Lema, M, 2018). En las últimas décadas, la agricultura ha sido un sector dinámico de la economía argentina, y que, en comparación con muchos otros países, la política agrícola ha generado pocos programas relacionados o en concordancia con las políticas ambientales.
La deforestación, preservación de humedales o uso de agroquímicos, recién se están empezando a considerar dentro de la agenda política, sin embargo, hasta el momento no se ha visualizo lineamientos concretos respecto a la producción de carne vacuna libre de deforestación y conversión de ecosistemas (DCF por sus siglas en inglés).
Según datos de la Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal (UMSEF, 2019) del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable (MAyDS), en la última década hubo un proceso de deterioro ambiental atribuible a una combinación de factores, en su mayoría impulsados por la fuerte expansión de las actividades agropecuarias y forestales, resultando una importante proporción de los bosques remanentes con un alto grado de degradación.
Los bosques nativos de la República Argentina abarcan una superficie aproximada de 53,6 millones de hectáreas según el dato proveniente de los Ordenamientos Territoriales de Bosques Nativos provinciales, que representan el 19,2% de la superficie del país (sin considerar la Antártida e islas del Atlántico Sur).
Según datos de la Dirección Nacional de Bosques del MAyDS durante el período 1998-2015 se perdieron 4,15 millones de hectáreas de bosques nativos, con una tasa anual de deforestación de 0,83%, por lo que Argentina forma parte de los países que más deforestación presentan en el mundo (FAO, 2015).
Asimismo, actualmente se suma tensiones a un escenario en donde los incendios forestales provocan pérdidas, degradación de bosques e impacto negativo directo en las comunidades sociales afectadas.
Por otra parte, el incremento de consumo y de la demanda de alimentos a nivel mundial, lleva a la intensificación y expansión de la actividad agropecuaria, resultando un aumento en la deforestación y degradación de los ambientes naturales.
Además, a tal condición se adiciona la creciente demanda del consumo de carne vacuna, la cual ha aumentado de manera sostenida en todo el mundo, impulsada por el aumento de ingresos en Asia Pacífico, así como en Oriente Medio y África. Entre 2015 y 2020, el consumo mundial de carne vacuna aumentó un 7%, a causa del crecimiento de la población mundial y de la mejora de ingresos en China y otros países en desarrollo (WWF, 2021).
En este contexto, se generó una nueva tendencia de mercados internacionales de la carne, que incorpora criterios de sustentabilidad en la comercialización de materia prima. El desarrollo de un estándar para toda la industria basado en la guía de la iniciativa Accountability Framework (AFi) de China, que se publicó en mayo de 2021, incluye pautas recomendadas para las empresas cárnicas chinas sobre la transición a carne vacuna libre de deforestación y conversión de ecosistemas (DCF por sus siglas en inglés).
El Reino Unido, también está tomando medidas similares, mediante una propuesta de ley para evitar que los productos asociados con la deforestación ilegal ingresen al país. Si bien ninguna de estas iniciativas ha sido respaldada todavía por medidas legales, ofrecen una señal clara hacia una reconfiguración de los mercados, en la exigencia que las materias primas provengan de modelos productivos libres de deforestación.
Estos requerimientos de mercado representan una señal crítica para los futuros requisitos de abastecimiento de productos básicos al mundo, y con ello, surge la necesidad de la revisión de los modelos agroproductivos implementados en el país, tarea desafiante que incluye a una gran diversidad de actores directos e indirectos para lograr la transición de la cadena productiva al modelo de DCF.
A medida que la situación climática cambia progresivamente, surgen nuevas y complejas problemáticas, que ponen a prueba la capacidad de adaptación y de resiliencia de las instituciones pública-privada y del sector en general, estos nuevos escenarios que agregan complejidad a la planificación, gestión y producción de materias primas.
Se está al frente de un nuevo paradigma para los sistemas agroproductivos de la Argentina, lo cual implica un reto importante que deberían abordarse desde una mirada integral de la problemática, y con ello fundamental la articulación interinstitucional e intraestatal, que acompañe de medidas eficaces y el seguimiento del progreso para crear una responsabilidad clara e incentivar una mejora rápida, que posicione a la Argentina como potencial proveedor de DCF.
Esto representa una oportunidad para el país, y es posible, dada la reputación en los mercados globales como principal exportador de carnes en términos de volumen y calidad. Además posee dos piezas críticas de infraestructura que son claves para dar una rápida repuesta, la existencia de sistemas de trazabilidad para la ganadería y monitoreo geoespacial de superficie de bosques nativos.
A esto debe sumarse un fuerte desarrollo científico-tecnológico de adaptación de prácticas productivas sobre la de los criterios de sustentabilidad con el fin de lograr la reconversión del modelo productivo ganadero. Finalmente el desafío es lograr reunir las piezas que conformen el engranaje que situé a Argentina como líder de la carne libre de deforestación y conversión (DCF por sus siglas en inglés).