Que la Dirección Nacional de Agroecología de la Secretaría de Agricultura no iba a sobrevivir demasiado tiempo en el nuevo gobierno encabezado por Javier Milei no era demasiado difícil de adivinar, y de hecho Bichos de Campo había anticipado este escenario. Lo inaudito es que el funcionario a cargo del área, el ex decano Fernando Vilella, no se animara a recibir al responsable de ese sector, el agrónomo Eduardo Cerdá, para transmitirle esa decisión personalmente, como corresponde a las buenas personas.
Cansado de esperar una reunión con Vilella, quien sistemáticamente eludió esa audiencia solicitada por el director de Agroecología, Cerdá presentó en las últimas horas su renuncia al cargo, que desempeñaba “ad honorem”, sin costo para el Estado.
“No nos escucharon y dieron de baja a la mayoría de los técnicos que estaban en la Dirección de Agroecología de la Nación, la que vaciaron y disolvieron. Antes de presentar mi renuncia, que la demoré para proteger a los compañeros que dependían de mi firma, pedimos varias audiencias a las autoridades de la Secretaría y nadie nos atendió. Por eso, dejamos de estar en ese lugar; pero vamos a seguir, de todas maneras, acompañando a los municipios y a todas las organizaciones que quieran fomentar la agroecología”, se despidió Cerdá en un texto que compartió este lunes por la tarde, más de cien días después de la asunción de Milei y la designación de Vilella como responsable de Agricultura.
La definición de eliminar del nuevo organigrama (que todavía espera su publicación en el Boletín Oficial) de la nueva “Secretaría de Bioeconomía”, como quieren que se llame sus nuevos ocupantes, era conocida desde pocos días después de la llegada del nuevo gobierno. De hecho, a fines de diciembre de 2023 este medio contó lo que era una definición tomada. “Agroecología como estaba no estará más. Porque la sustentabilidad estará en todas las áreas”, fue la breve explicación oficial para dar fin a un área que fue creada por la anterior gestión nacional. De hecho, Cerdá -que es discutido por un sector de la biblioteca y venerado por otros- fue su único director.
La dirección tenía a su cargo la promoción de estas formas de producción que se niegan utilizar insumos de origen químico o semillas transgénicas, y a la vez promueven prácticas productivas que tengan como principal objetivo el cuidado de los suelos y el medio ambiente. Cerdá ha sido históricamente uno de los principales difusores de estos nuevos-viejos modos de producir alimentos, anclados en conceptos como la soberanía alimentaria, en un debate que lamentablemente muchas veces copia las formas ideológicas de la empobrecida política argentina.
En su carta de renuncia, y tras contar que Vilella fue muy esquivo de dar la cara para sostener sus posiciones, el agrónomo ambientalista planteó que a partir de ahora “vamos a trabajar desde la Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología (Renama), así como en los Nodos Agroecológicos Territoriales (NOT) que son alrededor de 16 en todo el país, y con todo lo que tenga que ver con capacitación de escuelas agrarias. Seguiremos visibilizando la agroecología”, prometió.
Sobre la situación que se vive en la Secretaría de Agricultura, Cerdá consideró: “Son momentos difíciles, por eso hay que demostrar que en la agroecología están las respuestas, porque cuida los suelos, cuida a la gente, para que no dependa de insumos importados y pueda generar un alimento que tenga vitalidad, que nos dé salud, que nos dé alegría. No alimentos vacíos, que no nos dan voluntad para sobrellevar estos tiempos tan complicados”.