Eliseo Contardi es agricultor desde que tiene uso de razón. Sus padres y abuelos eran productores y él continúa con el legado. Sembrar la tierra y crías vacas es lo que mamó desde la cuna, y a lo que se dedica con pasión.
“Desde que tengo cinco años que me recuerdo trabajando la tierra en la huerta de casa. Todos mis antepasados son agricultores. En mi caso, me recibí de ingeniero agrónomo en el 2007, con 23 años, y desde entonces, además de producir para mí, hago semillas para empresas y doy asesoramiento”, contó Eliseo a Bichos de Campo.
Contardi es joven pero tiene mucha experiencia y sabe que con la eliminación de las retenciones no se resuelven todos los problemas del sector, aunque sin dudas serían una gran ayuda para las maltrechas cuentas de productores, que lidian con costos altos y bajos precios de la cosecha.
“Sin dudas que hay que achicar las retenciones, pero también es necesario mejorar la transparencia del negocio. Muchas veces el productor no se da cuenta de que hay menos retenciones pero el exportador se queda con una diferencia de precio”, indicó el agrónomo.
En tal sentido, explicó: “Este año, cuando había que vender el cupo a puerto valía como 18 dólares. Nos peleamos por las retenciones cuando ese dinero, muchas veces, se va en el cupo a puerto o en otros factores. Hay ineficiencias que le quitan plata al productor”.
Además, resaltó que el sinceramiento que se dio por caso en el sector energético no se está dando en el agrícola: “El combustible está más caro, la luz es más cara. A un procesador de aceite de soja chico la luz le subió 300%, le subió el costo laboral, y el pobre tipo vende al mismo precio que hace dos años. Hay que buscarle la vuelta entre todos los eslabones. Se necesita estabilidad, no tantos cambios de timón”.
En Entre Ríos, Contardi siembra en la zona de Paraná, al igual que en Viale y María Grande. También hace algo de ganadería en Santiago del Estero.
En esas zonas, este año “se hizo mucho trigo, va a decaer el área de soja y va a crecer la de girasol y la de maíz”, señaló el productor.
Sucede que en la zona los suelos no tienen las mejores condiciones para la oleaginosa, “y los productores empiezan a apostar por la diversificación. En mi caso hice girasol el año pasado y me fue muy bien”.
En su provincia hay, además, un fuerte arraigo de la avicultura, y este año los consumos pagaron mejores precios que la exportación, lo que también alienta la siembra del cereal en detrimento de la soja.
El estancamiento en la producción agrícola, y en particular de soja, debería ser una fuerte preocupación para las autoridades de este o cualquier gobierno, debido al impacto que tiene en el ingreso de divisas y en la recaudación vía retenciones. Sin embargo, pasa inadvertido.
Mientras tanto, los agricultores hacen malabares para sortear las dificultades climáticas, así como las de mercado, e intentan sobrevivir a la alta presión fiscal.
“Los costos son altos. El rinde promedio de maíz es de 5.500 a 6.000 kilos por hectárea, y el costo es de 5.000 kilos. En el caso de la soja, los rendimientos son de 24 a 25 quintales, y el costo es de 18 a 20 quintales por hectárea”, explicó Contardi.