Los primeros anuncios oficiales se demoraron más de la cuenta y llegaron recién el martes de la semana pasada, cuando el ministro de Economía, Luis Caputo, estableció un nuevo tipo de cambio oficial superior a los 800 pesos, acortando la brecha con las demás cotizaciones del dólar.
Esto fue bien recibido sobre todo por los sectores exportadores, aunque lamentablemente la medida vino acompañada por el anuncio de la intención oficial de incrementar las retenciones. La mejora cambiaria es sin dudas uno de los factores que favorecen la competitividad exportadora, pero no es el único y sus beneficios podrían licuarse en poco tiempo más.
En una charla con Bichos de Campo, el economista Juan Manuel Garzón dijo al respecto que “la devaluación generó un colchoncito para unos días, para unas semanas, pero si la tasa de inflación es de 20% a 25% o más, y la de valuación es menor tal como lo planteó el gobierno, se deduce rápidamente que se queda muy por detrás de esa tasa de aumento de los precios”.
A continuación consideró que “es probable que el gobierno, de acá a un par de meses, deba modificar esa tasa de devaluación. Con el 2% de devaluación mensual, si uno hace los cálculos, las tasas de inflación actuales harían que en dos meses estemos en el punto de partida y tengamos un valor del dólar parecido al que había a fines de noviembre”.
A esta cuestión se agrega que el gobierno anunció la implementación de derechos de exportación a todos los productos de la economía, y que los de trigo, maíz, girasol y sus derivados, como también los de las carnes, se elevarían al 15% lo que reduciría más la competitividad exportadora”
Eso sin contar que hay un dólar para exportar con un valor más bajo con el que se liquidan las importaciones, lo que encarece los insumos de esas actividades productivas. O, al revés, les recorta el ingreso por lo que venden al extranjero.
“Uno tiene que mirar todas estas variables en simultáneo para ver en definitiva cuál va a tener que ser la corrección que va a tener que hacer el gobierno, yo no sé si a fines de este mes, pero sí quizás a fines de enero. Todo eso para mantener la competitividad cambiaría actual, pero también sabemos que una nueva devaluación significa más inflación. El problema acá va a pasar en definitiva por la corrección inflacionaria”, sostuvo el analista de la Fundación Mediterránea.
En este sentido, Garzón explicó que si no se estabiliza el panorama y se controla la escalada inflacionaria, se corre “el riesgo de que la economía se empiece a indexar a tasas de inflación cada vez más altas y no se pueda frenar ese proceso”.
“Va a haber que estar muy atento a cómo se va completando el programa económico, porque en definitiva de lo que se trata acá es de llevar adelante un programa económico que sea integral, que en el plano fiscal sea creíble, que en el plano monetario vaya corrigiendo y recuperando lo que se llama el balance del Banco Central”, añadió.
Eso significa que se requiere que el Banco Central recupere reservas pronto para poder hacer frente al gasto público, a las leliqs y a otros instrumentos financieros, además de los compromisos de deuda que hay que cancelar y renegociar.
“Hay que ir mirando la macroeconomía en sus distintos frentes, como para ir viendo si esta carrera entre tipo de cambio e inflación, que puede despegar en las próximas semanas, se termina concretando. Ojalá el gobierno logre contener este gran riesgo que va a estar latente durante varios meses más. En definitiva, con la modificación de un tipo de cambio solo no se obtienen las condiciones necesarias para que la economía sea productiva, rentable y competitiva”, finalizó Garzón.