La faena vacuna este año 2023 viene registrando niveles muy altos. Cuando estén los datos finales de diciembre se habrán superado los 14 millones de animales enviados a los frigoríficos, de los cuales casi la mitad son hembras y la mayor parte de estas son vacas.
La alta faena es consecuencia de la sequía y se mantuvo elevada hasta hace un par de meses. Luego comenzó a llover y esta tendencia cambió. Hubo una moderación en los envíos ya que el cambio del clima permite el resurgimiento del pasto en los campos. Entonces, vuelve a quedar en evidencia el interés de los productores por la retención de terneros y de vacas.
Esa es una de las causas del fuerte aumento del ganado para invernada (engorde), que pasó de valer 1.500 pesos pocos días atrás a los 2.500 pesos en los remates de la última semana. En los vientres (las vacas para preñar) la mejora no es tan notable pero igual algo aumentaron. Una vaquillona con garantía de preñez y buena genética supera los 600 mil pesos.
La cuestión es que esta incipiente retención se podría acentuar el año que viene, lo que se combinará con una caída en el stock y en la oferta de terneros. este contexto afirmaría más los precios, al tiempo que afectaría la producción y la oferta de carne para el consumo interno.
El economista Juan Manuel Garzón, de la Fundación Mediterránea, trazó diferentes escenarios en función del nivel de retención ganadera posible.
“Según estimaciones propias, las existencias podrían estar cayendo entre un 3% y 5% este año, ubicándose entre 51,5 millones y 52,6 millones de cabezas. Este rango de existencias es el que había en el periodo 2011-2014, es decir, el capital bovino podría estar retrocediendo varios casilleros”, advirtió el analista.
En tanto, la faena “estará fuertemente atada a las decisiones que tomen los productores ganaderos respecto al futuro de la actividad. Si se estabilizan los planteles en los niveles que están mostrando hacia fines del año, si continúa el proceso de ajuste y la descapitalización observada durante todo el 2023 o si, por el contrario, comienza un proceso de retención de hembras, a los efectos de ampliar rodeos y recuperar capacidad de producción”.
En el siguiente cuadro se resumen esos cuatro escenarios:
Garzón cree que todos los escenarios tienen por ahora una alta probabilidad de ocurrencia. El ciclo ganadero podría ir a una normalización si el clima y las medidas de gobierno acompañan, así como a una mayor retención de vientres. “Si la política económica del nuevo gobierno se calibra de forma tal de promover las exportaciones, los precios relativos probablemente ayuden a un cambio de signo del ciclo ganadero”, indicó.
En este escenario, la faena de bovinos caería entre 7% y 10% el año que viene, mientras que la producción de carne se reduciría entre 230 y 340 mil toneladas res con hueso en el año.
Según este pronóstico, parte de ese ajuste afectaría al consumo interno de carne vacuna, que quedaría en torno a 46/47 kilos por año y habitante, lo que significa una baja de 10% respecto de los 51 kilos de este año.
Pero si hubiera una retención muy marcada de vientres, Garzón no duda de que “los envíos a faena y la producción sufrirían un recorte incluso mayor al planteado en el escenario de convergencia, con un fuerte impacto sobre el mercado interno y un consumo que podría ubicarse en niveles históricamente bajos y por debajo de los 45 kilos por habitante”.
Claro pqgam el.kilo de cerdo 8.000 y no quieren pagar el de vaca 7.500 estamos todos locos y mucha gente hablando sin saber lamentablemente