Se cumplieron más de 2 décadas desde que se anunció con bombos y platillos el Plan Maestro de la Cuenca del Río Salado, una mega obra que se propuso para disminuir el riesgo de inundaciones y sequías y mejorar las condiciones de producción en la traza donde se concentra un tercio de la economía agropecuaria nacional. Lamentablemente, su finalización todavía está en “veremos”.
La emergencia hídrica que atraviesa la provincia de Buenos Aires, y que afecta a 2 millones de hectáreas productivas, expone los serios problemas de infraestructura que se arrastran desde hace décadas. El Plan Maestro contempla a 59 municipios y abarca más de 640 kilómetros, precisamente con el objetivo de que no suceda lo que está sucediendo: Se busca aumentar la capacidad de escurrimiento y que unas 17 millones de hectáreas no corran peligro.
Hasta el momento, cuatro tramos de la obra ya fueron finalizados. O casi, porque lo que denuncia el presidente del Consejo Honorario Asesor del Salado, el productor y dirigente rural Alberto Larrañaga, es que el Gobierno Nacional, en su afán de equilibrar las cuentas públicas, ha paralizado la ejecución de una etapa clave, la segunda del Tramo IV.
Se trata de unos 30 kilómetros en la mitad del cauce del dragado entre Roque Pérez y Bragado, que abarca desde la Ruta Nacional 205 hasta las cercanías con la localidad de Ernestina, en el partido de 25 de Mayo.
Según consta en los registros oficiales, la etapa 2 del Tramo IV había sido adjudicada en mayo del 2023, con una inversión prevista de 26.737 millones de pesos, a las empresas Centro de Construcciones SA, Pentamar SA, José J. Chediack SAICA, Ecodyma Empresa Constructora SA, Dragados y Obras Portuarias SA, y Sabavisa SA. Lo que Larrañaga explicó a Bichos de Campo es que la ejecución está paralizada hace varios meses y no hay perspectivas de que avance.
“En el medio de la obra, a mitad de la traza, hubo problemas de licitación que hizo que quedaran unos kilómetros postergados”, señaló el referente, que también oficia de coordinador de la Comisión de Aguas de Carbap. De hecho, aseguró que el freno en esa etapa también compromete la viabilidad del plan a futuro, cuando se quiera avanzar con el Tramo V, entre Bragado y Junín.
Hasta el momento, se han dragado más de 400 kilómetros de la Cuenca del Salado. Lo hicieron diferentes administraciones y signos políticos, implementado por la provincia de Buenos Aires pero financiado tanto por el Gobierno Nacional, a través del Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica, como por organismos internacionales de crédito.
El Tramo IV contempla 4 etapas, de las cuales sólo resta terminar la segunda, compuesta por los subtramos A, B y C, de 10 kilómetros cada uno. El contrato fue firmado por el Gobierno anterior y paralizado por el actual, en el marco del freno a la obra pública.
“Son políticas de Estado que deben continuar. Tiene que haber sentido común”, señaló Larrañaga, que destaca que el Consejo Honorario Asesor del Salado, integrado por Coninagro, la Sociedad Rural, Carbap, la Federación Agraria Argentina y la UIA, reclama por esto desde mucho antes de que se desate la emergencia hídrica en la provincia.
“Estamos tocando timbres desde octubre del año pasado”, aseguró. Pero esas líneas de diálogo que abrieron con el Palacio de Hacienda, la Jefatura de Gabinete y la Secretaría de Obras Públicas no se han traducido en fondos frescos ni indicios de reanudación de la obra. Incluso, lo más paradójico es que, en medio de los recortes, el Gobierno Nacional incluyó a la obra dentro de las “prioritarias”, por lo que debería continuar de todos modos.
Lo mismo había reclamado el ministro de infraestructura bonaerense Gabriel Katopodis en su recorrida por Expoagro, pero Larrañaga dejó en claro que ellos no juegan para ninguno de los bandos políticos. “Nosotros no reclamamos por Katopodis, reclamamos por la continuidad de la obra y de forma objetiva. Esto es un contrato firmado por Nación”, ratificó.
Desde ya que avanzan con cautela, porque pedir por obra pública hoy es considerado, en muchos ámbitos, mala palabra. “Nosotros no nos miramos el ombligo, entendemos el contexto económico-social”, señaló el dirigente4, pero confirmó que los recursos para terminar con esos 30 kilómetros olvidados existen, y están contemplados en el Fondo Hídrico Nacional.
“Lamentablemente, están durmiendo la siesta en la cuenta del fideicomiso del Banco de la Nación”, agregó.
Sin embargo, no es la primera vez que la megaobra del Salado encuentra obstáculos en el camino, y por eso Larrañaga prefiere mirar el vaso medio lleno. “Lo que se ha hecho es mucho”, ratificó, pero alertó sobre las consecuencias que tiene haber obviado esta etapa crucial, sobre todo por los efectos que puede traer para terrenos linderos recibir agua de un caudal mucho mayor al que tiene ese tramo.
De acá en adelante, no hay precisiones ni plazos. “Una vez que se retiran las dragas y los equipos, y la obra se paraliza, reanudar lleva mucho tiempo”, advirtió el productor. La situación actual dista mucho de lo que preveían meses atrás, cuando se habían enterado que el Presupuesto 2025 contemplaba fondos para el Salado. Pero, sin su aprobación, las partidas quedan a discreción del puño y letra de Luis Caputo.
Como miembro de Carbap, Larrañaga también se refirió a la grave situación que atraviesan varios municipios de la provincia de Buenos Aires. “Puede que esto recién comience”, alertó, ante la posibilidad de que haya recurrencia de lluvias durante los próximos meses. Por eso es que considera que debe ponerse aún más el foco sobre el olvidado Plan Maestro, sobre todo si se tiene en cuenta que, del dragado, se desprenden varias obras secundarias y terciarias.