Hace tres años, en el pico de la crisis del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, principal zona productora de peras y manzanas del país, una noticia terminó por fulminar a los productores y enterrar económicamente a toda la región: Brasil había hallado camiones de manzanas con presencia de la plaga Carpocapsa. El vecino país cerró entonces sus compras por largos meses, provocando incluso varios roces diplomáticos.
Este temible escenario, la aparición de un gusanito miserable en la fruta destinada justamente al mayor mercado que tiene la manzana argentina, volvió a resurgir ahora con toda potencia. Consultado por Bichos de Campo, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) confirmó que desde Brasil comunicaron el hallazgo de la plaga en siete cargamentos. Siete camiones que fueron detenidos en la frontera.
El sitio especializado Agrovalle fue el primero en dar a conocer la mala noticia. “Funcionarios del país vecino en frontera habrían rechazado siete camiones que transportaban peras y manzanas desde la zona del Alto Valle de Río Negro a Brasil, no pudiendo pasar los controles sanitarios por trasladar fruta argentina con presencia de Carpocapsa, una plaga con fuertes restricciones sanitarias”, informó.
Fue un baldazo de agua congelada. El presidente de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén, Sebastián Hernández, precisó más tarde que en total se interdictaron 147 toneladas de fruta en la frontera. Y anunció que la situación “genera mucha preocupación en el sector”, ya que -como en 2015- está nuevamente enfrentando una crisis de bajos precios por los altos costos y el excedente de producción.
También se pudo saber que hay en el valle rionegrino por lo menos tres galpones suspendidos por haberse detectado larvas vivas de la Capocapsa, El vecinos país tiene un estatus sanitario superior al de Argentina respecto de esa plaga, con tolerancia cero.
Es un círculo vicioso del que el Alto Valle no logró salir en los últimos años. La fruta vale muy poco y no llega a cubrir todos los costos que tiene el productor. En consecuencia, éste reduce al mínimo sus gastos, empezando por los tratamientos contra este tipo de plagas. Estos gusanos, a la vez, se aprovechan de la gran cantidad de montes frutales abandonados que están apareciendo entre las 45 mil hectáreas bajo riego que tiene esa región, de la que los productores se terminan yendo por falta de rentabilidad.
El insecto le termina ganando al hombre, ayudado por la ineficacia o desinterés de los sucesivos gobiernos.
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“En estos controles han encontrado larvas vivas. Es lamentable que suceda esto, pero es algo que está sucediendo por el hecho de la situación económica por la que atraviesan los productores”, dijo Hernpández en declaraciones a la agencia Télam. “Se han dejado de hacer tareas culturales y debido a la suba del dolar, los productores terminaron haciendo menos curas”, añadió.
“Hasta el momento hay algunos galpones inhabilitados para transportar fruta a Brasil, pero habrá que ver en los próximos días luego de las reuniones con gente del Senasa”, precisó el dirigente. En los próximos días se reunirían autoridades del Senasa con representantes de CAFI (los empaques grandes de frutas) y la Federacion de Productores (agrupa a los chacareros independientes) para evaluar la situación.
Según el sitio Agrovalle, se calcula que hay aproximadamente un 30% de chacras abandonadas”, además de otro 30% de superficie donde el productor hizo aplicaciones sanitarias en forma deficiente. Es decir, solo en un 40% de la superficie se han hecho las cosas relativamente bien.
Los planes de mitigación de riesgo acordados por Senasa con su par de Brasil tampoco dio resultado: la fruta debería haber sido controlada antes de salir del Alto Valle y nunca llegar a la frontera.
Rusia y Brasil han sido en 2018 los dos mayores mercados para la manzana de origen argentino. Se exportaron unas 85 mil toneladas y cada uno de esos países se llevó el 20% de los embarques. Un nuevo cierre de negocios con el principal socio regional argentino sería lapidario para los precios pagados a los productores, justo ahora que se intensifica la cosecha.