Crecen las pérdidas económicas en los feedlots y se achica en consecuencia el nivel de encierre. Entre inicios de octubre y de noviembre el nivel de ocupación cayó 5 puntos porcentuales. Las estimaciones de la Cámara Argentina de Feedlot indican que la ocupación en los corrales arrancó el mes en 60%, contra el 65% del anterior.
Las pérdidas por novillito o vaquillona livianos que se venden en el MAG a 320/340 pesos rondan los 10.000 pesos, pero llegan a 30.000 cuando se les carga el costo financiero. Un novillito de 320 kilos que se vende a 330 pesos significa una facturación de 105.000 mil. Debería valer 30% más para empatar la línea de costo, y todavía más si hay que cubrir los costos comerciales.
Ese dinero equivale a la actualización que el ganado no tiene desde abril, cuando se frenaron los valores de la hacienda, pero la inflación escaló al 7% mensual.
Esa cuenta explica la descapitalización de las empresas que tienen menos ganado encerrado, pero sobre todo menos haciendas propias y más de terceros. Se consumieron el stock y no lo pueden reponer.
Terneros en oferta hay. La seca hizo que los criadores vendieron más de lo habitual, pero el precio del ganado para la faena que venden los feedlost es muy bajo. Las cotizaciones son 40% inferiores en términos reales a las que había en abril.
“Compramos el ternero en 380/400 pesos más gastos, para venderlos en 320/340 pesos menos gastos. Ahí ya tenemos un diferencial importante”, señaló Juan Carlos Eiras. Esa brecha llega al 30% si se le cagan los costos comerciales a la ecuación. Pero además, “producir un kilo en el corral cuesta 350 pesos, también en esa etapa se pierde plata respecto del valor de venta”, añadió.
En otros momentos, cuando la sequía no apretaba, muchos optaban por la recría a campo para sumar kilos baratos y compensar esas pérdidas antes señaladas. Hoy eso es imposible.
Entonces a los feedlot entra hacienda más liviana, que no pasó por ninguna pradera ni verdeo, pero además permanece menos tiempo en los corrales. Se busca producir animales chicos para que evitar pérdidas mayores. Según la estadística de la CAF el período promedio de permanencia es de 122 días con los 170 que hubo meses atrás.
Los engordadores saben que el futuro tampoco pinta bien. La seca podría adelantar la zafra de terneros y haría que se venda más hacienda entre marzo y abril. Si bien se espera una recomposición de las lluvias, se sabe que no llueve pasto.
El punto es que no contarían con el maíz y se teme que sus precios se recalienten como dijo esta semana Enrique Erize. Si ya tienen diferencias negativas en la compra venta de animales y el cereal sube más de precio, el costo de producir un kilo será todavía más caro. Para que el engorde funcione se requiere entonces una suba de precio muy importante, que podría darse si el mercado interno responde cuando los corrales ya no tengan mercadería por vender.