Las urgencias generadas por la pandemia de Covid-19 potenciaron el crecimiento de los subsidios aplicados al sector agropecuario que venían instrumentando en los últimos años las naciones centrales.
La OCDE acaba de publicar el informe anual de monitoreo de políticas agropecuarias con un dato alarmante: en el período 2018/2020 el promedio anual de ayudas oficiales destinadas al agro fue estimado en 720.000 millones de dólares. Se trata de una cifra equivalente a casi trece veces el PBI de Uruguay
“En años recientes, el apoyo a la agricultura ha seguido aumentando en todo el mundo, pero a menudo no cumple con su objetivo establecido de mejorar la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y la sostenibilidad ambiental”, señala el informe de la OCDE, que comprende a 54 naciones.
Más de un tercio de las ayudas provinieron de distorsiones que aumentaron de manera artificial el precio de los alimentos, mientras que los dos tercios restantes se originaron en base a diferentes ayudas generadas en base a transferencias presupuestarias.
El informe señala que apenas un 6% de las transferencias presupuestarias (un promedio anual de 26.000 millones de dólares) se destinó a promover sistemas de innovación agrícola, mientras que otro 17% correspondió a inversiones en bioseguridad e infraestructura agropecuaria.
El informe de la OCDE destaca que la menos la mitad del apoyo a la agricultura “distorsiona el mercado, resulta inequitativo y perjudica tanto al ambiente como a la seguridad alimentaria global”.
El estudio resalta que la distorsión de precios provocada por las intervenciones de mercado altera la eficiencia en la asignación de recursos y que muchos de los beneficios se terminan inclinando hacia grandes productores, además de promover un uso intensivo de insumos que pueden dañar la calidad del agua y la biodiversidad, así como aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las naciones que aplican subsidios gigantescos al agro son Islandia, Noruega, Suiza, Corea y Japón, mientras que en un segundo escalón se encuentran Reino Unido, la Unión Europea, Israel y Turquía, entre otras naciones. En el tercer grupo de países que aplican ayudas más moderadas al sector se incluyen EE.UU., Canadá y Rusia.
“Otras distorsiones para los mercados mundiales provienen de políticas públicas en un pequeño número de países que reducen los precios de algunos productos básicos o de todos ellos. Este apoyo negativo a los precios ascendió en 2018/2020 a un promedio anual de 104.000 millones de dólares, que fue extraído a los productores”, advierte la OCDE en referencia, fundamentalmente, a la Argentina y Vietnam.
Al evaluar cuáles son los productos que reciben la mayor parte de las ayudas, el azúcar encabeza –por lejos– el ranking, seguido por la colza, maíz, carne aviar, arroz, carne vacuna, carne ovina, sorgo trigo y soja, entre otros.
El documento de la OCDE propone finalmente eliminar de manera gradual las intervenciones de precios y los subsidios distorsionadores del mercado para focalizar el apoyo a los productores agrícolas más necesitados en el marco de una política social.