El biólogo e investigador del Conicet y de la Universidad de San Martín (UNSAM), Diego Comerci, se define a sí mismo como un “obsesionado por la Brucella”, la bacteria responsable de causar la temida Brucelosis en animales y humanos. Esto podría resultar extraño en una charla de ascensor, pero completamente normal si se tiene en cuenta que desde hace 25 años integra un grupo que estudia la forma en que infecta a un organismo, ingresando en su sistema inmune y “quedándose para siempre”.
“Es una bacteria bastante desgraciada en el sentido de que se mete adentro de las células de los distintos mamíferos a los que infecta, incluido el hombre. Lo que genera es una infección crónica que el cuerpo y el sistema inmunológico no puede eliminarla. Pero también nos enseña mucho de cómo funciona ese sistema, porque empezamos a encontrar puntos débiles que la bacteria conoce y que nosotros todavía no comprendemos del todo”, dijo a Bichos de Campo Comerci.
Hay que decir que el género Brucella incluye diferentes variedades, pero hay seis tipos que son consideradas principales: la Brucella melitensis, la Brucella abortus, la Brucella suis, la Brucella canis, la Brucella. ovis y la Brucella neotomae.
En ganadería, la enfermedad resulta de importancia ya que la misma causa abortos a término, además de mermas en la producción de leche y carne. Tanto vacas como cerdos, ovejas, cabras y perros, por citar algunos ejemplos, pueden padecerla.
En humanos, la enfermedad se hace presente mediante un cuadro gripal, pero con los años provoca problemas articulares, neurológicos, cardíacos y hasta psiquiátricos.
“En el caso del humano, si hay una detección temprana de la enfermedad, hay un tratamiento antibiótico complejo que lleva por lo menos de 45 a 60 días, pero se puede lograr la cura. En animales, por otro lado, lo que se busca es eliminar al positivo. Eso no quiere decir prenderlo fuego si no manejarlo con cuidado, mandarlo a una faena sanitaria donde se pueden aprovechar ciertos cortes (no las vísceras), siempre que se maneje con prevención para no contagiar al resto de los animales ni al operario del matadero”, explicó el biólogo.
Pero para él, más allá de la investigación sobre su efecto en los organismos, es clave investigar también el desarrollo de nuevos y mejores métodos de diagnostico, así como modernas vacunas.
“Cuando te enfrentas a esto y empezás a estar en contacto con productores, veterinarios y médicos, empezás a ver a realidad de la enfermedad y te das cuenta que faltan mejores herramientas y que mucho del conocimiento que adquirimos nos puede servir para desarrollarlas”, sostuvo Comerci.
“Hoy hay un problema sobre todo en lo que es la brucelosis de los pequeños rumiantes, como cabras y ovejas, que es que la única vacuna que hay es una desarrollada en Israel en 1950, con la tecnología de 1950, que tiene un gran riesgo. Hace abortar a todos los animales gestantes y además entraña un riesgo de infección para el humano vacunador”, ejemplifico en ese sentido el especialista.
Esto llevó a que se lanzaran en Catamarca, de la mano del Ministerio de Inclusión Digital y Sistemas Productivos de la provincia, nuevos test rápidos para detección de brucelosis caprina, que arrojan resultados en tan solo 15 minutos con hasta 98% de certeza.
Esto se debe a que allí la ganadería es más de subsistencia, y los productores se encuentran más expuestos a posibles contagios.
“Realizamos un relevamiento de las distintas regiones de la provincia para ver su estatus, porque el último se había hecho hacía 30 años. Además, hicimos una prueba piloto donde los extensionistas de la Ley Caprina y Ovina de Catamarca fueron con los test, detectaron a los animales, los cargaron, los llevaron a frigorífico, y se compensó al productor que saneo su majada y evitó un montón de daños”, dijo Comercio.
Y añadió: “Es muy importante. Es una enfermedad muy debilitante y que le genera mucho costo al sistema de salud, porque en el caso de los humanos, al paciente lo tenés de por vida con problemas”.
Pero el trabajo no termina allí y los investigadores también trabajan desde hace tiempo en el desarrollo de una nueva vacuna.
“Durante la pandemia llevamos a cabo una evaluación de fase clínica de la vacuna que desarrollamos en UNSAM. Lo hicimos en las instalaciones de nivel tres de bioseguridad de SENASA en Martínez, que son únicas en Sudamérica. Hicimos la prueba sobre una oveja gestante y tuvimos excelentes resultados. Ahora ya está en fase pre comercial, con un laboratorio nacional de presencia internacional. Espero que esto sea un desarrollo argentino para el mundo”, celebró el biólogo.
Según informó Comerci, la vacuna tiene una versión para pequeños rumiantes y una para bovinos.