Las estadísticas oficiales de faena, producción y comercio de carne permiten entender un poco más por qué los precios de la hacienda aumentaron tanto desde diciembre.
El dato de enero indica que la faena fue de 1,12 millón de animales lo que significa que los frigoríficos recibieron el mes pasado más o menos la misma cantidad de animales que en diciembre, que en noviembre y que en enero del año pasado. Esto indica que la causa de tan fuerte suba (cercana al 40% desde las fiestas de fin de año) no está en el faltante de ganado sino más bien en el destino de la carne.
Se nota, eso sí, cierto freno en el ritmo de crecimiento que la actividad frigorífica venía registrando. La producción de carne alcanzó en enero las 254 mil toneladas, prácticamente el mismo volumen que en enero de 2018.
Las exportaciones de enero de 2018 habían absorbido unas 35 mil toneladas. El mes pasado, en cambio, si a la producción se le descuenta lo que se destinó al consumo (198 mil toneladas) la exportación -según las cifras oficiales provisorias-, 55.891 toneladas. El 56% de ese volumen fue para China.
Que se produzcan 253.500 toneladas de carne y se exporten casi 56 mil toneladas significa que la participación de las exportaciones ha crecido ya a 22% del total. Esto hace mucho tiempo que no sucedía.
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A lo largo de todo el año pasado, con embarques por 556 mil toneladas sobre una producción global de 3 millones de toneladas, ese porcentaje se había ubicado en el 18%. Cuando las exportaciones estaban reguladas por Guillermo Moreno & Cia, la participación de las exportaciones había descendió a un histórico 5,6% del total de la oferta.
Esto deriva en otra cosa. El consumo promedio ponderado fue de casi 53 kilos por habitante y por año, es decir de 7 kilos menos que en el inicio del año pasado. La caída porcentual es el 12%.
En definitiva, con una producción alta pero en niveles estancados y con exportaciones crecientes, lo que baja es la venta de carne en el mercado local. Por eso los precios reaccionaron casi de forma inmediata. Para beneficio de los ganaderos, pero perjudicando a los consumidores.
A esa menor oferta de carne se agregan otras cuestiones. El consultor Matías Sara dijo que uno de los motivos de la suba es el freno del crecimiento en la oferta de carne, que el año pasado pegó un salto muy importante. “Se desaceleró la producción”, dijo el analista, quien además consideró que la demanda local -aún con la crisis de por medio- elige a la carne como uno de sus alimentos preferidos.
Por un último hay que considerar que los abastecedores (matarifes y frigoríficos) operan con stocks en cámara de carne muy reducidos y por lo tanto son muy susceptibles a alteraciones en la oferta, tanto por cuestiones climáticas como estructurales en la oferta. Esta situación se evidenció en los remates de ganado de las últimas semanas, donde las subas fueron una constante.
La suba también se debe a que el gobierno está haciendo bien su trabajo para que se pague el iva que hay que pagar en el mercado interno. En 50 años el stock ganadero no subió nada, tan buen negocio no debe ser. El país necesita imperiosamente exportar, para que el dolar sea más equilibrado y se beneficien 40 millones de argentinos y ahora la exportación no está tan perjudicada como estuvo cuándo solo se exportaba el 6 % de la producción. Mientras el país , que hubo que operarlo, se reestablesca, habrá que comer un poco menos de carne vacuna y comer más pollo y chancho.