En el mundo es tema de debate la aplicación de agroquímicos por vía aérea, más por presiones de los ambientalistas que por razones objetivas y bien documentadas. Esta ofensiva contra los aviones aeroaplicadores se ha expresado en la Argentina con prohibiciones totales en algunos partidos bonaerenses. Pero en Brasil la cosa está bastante peor, ya que en la Asamblea Legislativa del Estado de Sao Pablo una audiencia que busca prohibir esa actividad en el mayor estado agrícola en el vecino país.
En la “Audiencia Pública sobre Fumigación Aérea de Plaguicidas: El Veneno viene a la Mesa”, distintas organizaciones, movimientos sociales, parlamentarios y hasta fiscales ofrecieron su visión )mayoritariamente negativa) y propusieron una ley que prohíba la aplicación aérea de sustancias con elevada carga química en todo San Pablo.
“Tenemos que levantar todo lo que está en su lugar, en términos de legislación, y no debemos tener miedo de hacer cambios. Además de la esperanza, necesitamos tener mucha disposición y energía para luchar”, dijo la legisladora estadual Ana Perugini, que convocó a la audiencia de este semana y pertenece al oficialista Partido de los Trabajadores (PT).
En el caso argentino, algunos partidos del conurbano existen regulaciones que prohíbe las pulverizaciones aéreas, a veces totalmente y otras en un radio de 1varios kilómetros alrededor de escuelas y centros poblados. La regulación vigente también exige que la aplicación de estos insumos sea bajo la supervisión de ingenieros agrónomos matriculados en el territorio.
Volviendo a Brasil, dirigentes del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que impulsan un cambio en el modelo agrícola del país, con el objetivo de evitar el deterioro del medio ambiente y asegurar un producción de alimentos para todos los habitantes, impulsan esta prohibición total en San Pablo, un estado que tiene un PBI tan grande o más que el de toda la Argentina.
“El debate sobre el tema de los pesticidas no es el problema del avión. El problema es lo que va dentro del avión. Para que leguemos un planeta habitable a las generaciones futuras, necesitamos cambiar todo el modelo agrícola. Más que no emitir gases, tenemos que plantar billones y billones de árboles en este país y cambiar el concepto de producción agrícola, o seguimos el camino de la producción de ganancias, que es el gran capital destruyendo el medio ambiente, o vamos a discutir para qué planeta queremos nosotros mismos y para nuestros hijos. Cuál es la función social del planeta como casa común de la humanidad con la función de producir alimentos para el pueblo brasileño y para el mundo entero”, apuntó Gilmar Mauro, referente del Movimiento.
Ante la posibilidad de que no prospere una ley que prohíba totalmente estas aplicaciones áreas, se hizo énfasis en la necesidad de buscar alternativas, al menos para supervisar el empleo de agroquímicos. En lo que insistió Paulo Crestana, fiscal del Ministerio Público del Trabajo y coordinador del São Paulo Foro de Lucha contra los Plaguicidas y Transgénicos, destaca el medio brasileño Agrolink.
En la audiencia se discutió el impacto de los altos niveles de carga química en la salud de los trabajadores y cuáles serían las medidas para reducir los efectos adversos en el organismo. Como es habitual, las ONG que se oponen a los agroquímicos hablan de un notable aumento de casos de cáncer que podrían estar asociados al contacto con estas sustancias.
“Se deben fijar distancias mínimas para todo tipo de fumigaciones, crear polígonos de exclusión y utilizar tecnología. En el caso específico de las fumigaciones terrestres, se requiere inspección anual de los equipos y certificación de las personas que aplicarán el veneno” aportó Marcelo Novas, defensor público.
Según datos aportados por Sabrina Diniz, superintendenta del del INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria), son varias las denuncias de apicultores que aseguran que los pesticidas, aplicados en las plantaciones de caña de azúcar son causantes de la muerte de las abejas en los asentamientos paulistas Regência de Pauliceia y Chico Castro Alves Martinópolis
“Ya mataron más de mil de nuestras colmenas. No podemos producir miel”, dijo Zé Luiz, representante de los productores afectados. Mientras que Bianca Santos Lopes del Asentamiento Chico Castro Alves Martinópolis cuestionó: “Si no hay trazabilidad de la fumigación, no se puede permitir. Estamos perdiendo colonos, compañeros, miembros míos. ¿Cuántas personas más tienen que morir?” cierra la nota.