Nosotros aquí los vemos todavía con admiración, porque no abundan. Pero en España y otros países de la Unión Europea, los enormes molinos de vientos que generan energía han proliferado tanto que ya hay pobladores que han empezado a rechazarlos.
La semana pasada un millar de personas se manifestaron en la localidad española de Logroño en contra de una serie de proyectos gubernamentales que buscan instalar seis parques eólicos en tres valles de La Rioja Baja: Ocón, Jubera y el Alto Cidacos. Según indicaron los habitantes, estos proyectos afectarían de forma negativa a la agricultura, la ganadería y al turismo rural, ya que es una zona abocada a la producción.
“No son molinos, son gigantes”, decía uno de los carteles que se levantó durante la marcha. Según el documento publicado, los macroparques previstos comprenderían 68 aerogeneradores de aproximadamente 200 metros de altura y numerosas torres eléctricas.
“Se está cometiendo un atropello contra el mundo rural y contra quienes vivimos allí sin tenernos en cuenta”, dijo Angélica García, una de las voceras del movimiento. Durante la manifestación, los productores marcharon con valijas para señalar que de continuar con los proyectos deberán mudarse porque la producción sería inviable.
“Se mermarán los espacios forestales, la flora y la fauna; no solo los cultivos agrícolas de viñedo, olivo, cereal o almendro se verán empobrecidos, sino también, la ganadería; afectarán gravemente al patrimonio paleontológico, arqueológico y arquitectónico y, por ende, al turismo”, indicaron.
Se agregó además que las macrointalaciones convertirían a la ecorregión, “que hoy es un mundo rural rico”, en un desierto.
“No se ha respetado la participación pública en la planificación de estas centrales. No se ha tenido en cuenta los valores ecológicos y naturales de la zona y pensamos que es un atropello al mundo rural y a su forma de vida”, agregó García.
Fuente: Efeagro