En el norte argentino hay alternativas productivas rentables ligadas a la producción de legumbres. Entre ellas a la del poroto mung conocido vulgarmente como “poroto de soja” en las grandes ciudades porque de allí surgen los “brotes de soja” que se usan en la gastronomía local.
A inicios de los 80, la familia San Román se radicó en el sudeste salteño, donde comenzó a producir y comercializar granos. Con el paso de los años los hijos del fundador de la empresa (Fernando) se sumaron al trabajo y ayudaron a organizar un pool de empresas ligadas al desarrollo de esos productos novedosos o “especialidades”, ya que en aquella región los cultivos extensivos son riesgosos o tienen costos de fletes altos.
Hoy cuentan con una empresa llamada Macondo, que se dedica a la producción de granos en campos propios, alquilados y por convenios con productores. Producen por año alrededor de 4.000 toneladas del poroto mung y reciben unas 5.000 toneladas más que se originan por contratos de canje contra insumos de otra firma con la cual están asociados en el grupo y que es proveedora de estos productos, llamada Barracón, y por compras a cosecha.
Los hermanos San Román (el de la izquierda es Santiago y el de la derecha es Maximiliano) también tienen acopios preparados para el tratamiento de estos granos, que requieren de un manejo diferente al de soja o maíz. La estructura -con diversos socios- se completa con Agroseis, una firma destinada a la comercialización de legumbres, cereales y semillas en el mercado interno. Finalmente, la exportación de todos esos granos se hace desde la firma Surfood, que es la mayor exportadora del poroto mung del país, con 9.000 toneladas al año.
Santiago de San Román, co-fundador de este particular grupo, destacó: “Entendemos que en el norte tenemos que buscar alternativas a los commoditties, porque los fletes al puerto tienen una incidencia importante y se hace por momentos imposible producir. Aún sin dejar de producir maíz y soja, fuimos avanzando en otros productos de muy buena adaptación a la zona y logramos muy buenos número económicos”.
Escuchá la entrevista a Santiago de San Román:
El área destinada al poroto mung en el norte es de unas 40 mil hectáreas y su cosecha cercana a las 40 mil toneladas. El consumo en Argentina es muy bajo, pero en el sudeste asiático el mung es una importante fuente de proteína vegetal, según comentó el empresario.
De San Román explicó que “el cultivo no compite con soja, donde los rindes son de 3 mil kilos, pero cuando la zona tiene un promedio debajo de eso -de 2300/2400 kilos- es una muy buena oportunidad. El este salteño tiene esa condición. Son suelos semiáridos en lo cual el mungo encaja muy bien en un esquema de rentabilidad. “Es un cultivo muy defensivo, el riesgo de cosecha cero es bajo, con pocos milímetros de lluvias se desarrolla y los kilos aparecen”, comentó.
Además Santiago se refirió a los ingresos y la rentabilidad del cultivo. Dijo que el precio puesto en los puertos asiáticos es de 850/900 dólares por tonelada, “pero hay que descontar los gastos de fobbing”.
En este marco, contó que localmente “hicimos contratos con productores de 500/550 dólares por tonelada, lo que es un muy buen valor. Por otra parte, el mung tiene costos de producción muy bajos, por lo que la rentabilidad es muy buena”.
Entonces Bichos de Campo le preguntó al empresario agrícola: ¿Por qué si es tan rentable porque no se lo produce más?
De San Román indicó: “Mi impresión es que como hay de 70 a 120 días desde que sale del puerto y llega a destino, eso hace que el financiamiento a la producción sea lento. El productor que hace soja u otros commoditties cobra a los 7 días. Acá eso no lo podemos hacer, necesitamos más financiamiento”.
También apuntó que “se da otro fenómeno, que es una desventaja: desde que la mercadería sale podés tener en el medio países que pueden ir teniendo cosechas y el cliente recibir ofertas de parte de ellos mientras el producto está en viaje. Entonces los compradores se ven tentados a defaultear contratos, lo que nos ha sucedido especialmente con India, país del que no tenemos los mejores recuerdos”.