Por Matías Longoni.-
Este el el índice elaborado por la Came para medir la diferencia entre los precios que cobra el productor y los que paga el consumidor del otro lado de la cadena por un mix de productos alimenticios. En junio y en promedio los valores se multiplican 4,84 veces. Es decir que si el productor cobró 100 pesos, los consumidores pagaron 484 pesos. Hubo 384 pesos que quedaron en el medio.
Esto define que la participación (siempre promediando decenas de productos) del productor en el precio final de este mix de alimentos se ubica en 25,4%.
Pero hay dos productos que descollan.
El kilo de naranjas se paga al productor a 1,7 pesos, pero se vende al consumidor a 16,8 pesos. El incremento es de 871%.
Las naranjas se producen sobre todo en las provincias del litoral. Allí los productores han estado protestando y hasta tiraron fruta justamente por este enorme diferencial de los precios. El gobierno prometió intervenir en varias ocasiones.
El segundo caso es el de las peras. El productor cobra 3,3 pesos por kilo lo que luego el consumidor paga 29,8 pesos. La suba ha sido de 816%.
Las peras provienen sobre todo del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, que ha estado en el foco de la tormenta al menos en los últimos cuatro años. Allí han quedado en el piso cientos de miles de toneladas de frutas sin cosechar, por falta de precios adecuados. El gobierno también prometió en repetidas ocasiones que iba a intervenir.
Hay dos opciones: o las intervenciones del Gobierno no han sido efectivas; o directamente nos toman por tontos y en realidad prometen cosas que no van a hacer. Que cada cual decida qué pensar.