Aceptemos que Nahuel Levaggi no ha sido el presidente más convencional que ha tenido el Mercado Central de Buenos Aires, un lugar por donde pasaron gente como Luis Abelardo Patti, el piloto de Scioli, Alberto Samid y el ex secretario Guillermo Moreno, y cada uno de ellos con sus correspondientes “batatas”.
En las antípodas de esos personajes, Nahuel llegó al cargo por ser el principal dirigente de la combativa Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), una de las organizaciones del llamado “otro campo”, que brega por la agroecología y por políticas de acceso a la tierra. Era obvio que iba a pisar algunos callos.
Bichos de Campo lo consultó para que respondiera a las fuertes críticas que ya comenzaron a surgir en algunos sectores tradicionales de la operatoria frutihortícola en el enorme mercado concentrador de Tapiales. Administrado por un ente tripartito entre Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires, el Mercado Central es el mayor centro de abastecimiento de frutas y verduras en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA). Un lugar sensible para los sucesivos gobiernos.
Esas voces incluso fueron más allá y hasta pidieron la renuncia de Levaggi en una carta impulsada por la Cámara de Operadores Mayoristas frutihortícolas (Comafru), con apoyo de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) o la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga. Le critican mal manejo frente al Covid, definición de precios arbitrarios y suba de los cánones. Y hasta lo acusan por la venta de productos que supuestamente dicen ser agroecológicos pero que no lo serían.
Mirá la entrevista completa a Nahuel Levaggi:
-Las críticas surgen de sectores tradicionalmente alineados con los gobiernos peronistas. ¿Hay un recrudecimiento de la interna oficialista en La Matanza?
-Yo te puedo hablar de los lineamientos fuertes y claros con los que llegamos al mercado el 24 de marzo, y los que continuamos hasta hoy y que tienen que ver con una gestión de tres lemas: racional, legítima y legal. Estamos desde hace nueves meses acomodando un montón de esas cosas, otorgando su derecho a cada cual y garantizando el bienestar. Eso por un lado, y por otro el bienestar del pueblo, lo que significa cumplir con el abastecimiento y con el acuerdo de precios, el laburo que se hace de acción comunitaria para las donaciones voluntarias y la recuperación de alimentos para comedores, el proceso de compostaje, el impulso a la agroecología dentro del mercado.
En esta línea, el viernes pasado lanzamos dos herramientas muy importantes para nosotros: un registro público de productores oferentes a través del cual se pueden inscribir productores que quieran ofrecer sus productos a los operadores del mercado y así poder conectar las cadenas.
-Ahora hablamos de ese registro, me interesa preguntarte sobre eso también. Pero para liquidar la cuestión política, vos no querés hablar de los que te critican, pero los que te critican lo hacen de modo lacerante. Sos como el monstruo de ocho cabezas en el mercado si uno escucha esa campana sin escuchar la tuya.
-Don Quijote decía: “Ladran Sancho, señal de que cabalgamos”. Cuando uno hace las cosas bien también hay sectores concentrados que defienden sus intereses y que van a pegar. Y justamente cuando uno hace las cosas de manera correcta, para el bien común y de modo legitimo no queda más que la mentira para poder apretar y tratar de fortalecer los intereses particulares.
-Es que no hay nada nuevo. Siempre hubo internas en torno al Mercado Central. La lógica es esa, pero ¿Vos estás tranquilo con lo que estás haciendo?
-No sólo yo estoy tranquilo sino todo el equipo con el que trabajo.
-Vale recordar que manejás un organismo tripartito: la Nación tiene su opinión, y lo mismo la provincia y la ciudad de Buenos Aires que sigue siendo macrista. No se escuchan quejas de ellos.
-Por eso. Tenemos un directorio tripartito en donde estamos trabajando de modo muy consensuado, hay todo un equipo de gestión muy amplio, incluso desde la UTT que es la organización a través de la cual llegamos al mercado y miles de trabajadores, puesteros, cooperativistas y empresas con las cuales trabajamos a diario y que están muy contentos con esta transformación y esto de que ahora las cosas se hacen bien, se respetan los derechos y obligaciones. Y lo dije desde el primer momento: Acá no hay lugar para fondos desviados o para negocios por afuera de la corporación del mercado.
Entonces, cuando uno pone esas pautas, a aquellos intereses que estaban enquistados o que querían imponer otra forma de operación no les queda otra que la mentira y la difamación. Son tan absurdas las acusaciones que se caen por sí mismas; y en todo caso están todos invitados a conocer el mercado, como el laburo de la UTT y en comedores.
-Una de las críticas que hacen es que lo que se dice agroecológico no lo es. Yo no sé si esto es así. Lo que sí sé es que no hay un sistema de certificación de carácter legal y que más bien se está tratando de armar.
-Nosotros tenemos un sistema de certificación dentro de la UTT participativa que ya se está haciendo y que consiste en un trabajo conjunto entre el INTA, el Senasa y la Universidad de La Plata donde se van certificando las quintas con actores de estas tres entidades y consumidores, y esa es una herramienta importante. Y otra cosa importante que lanzamos el viernes pasado tiene que ver con poner el laboratorio del mercado en función de ese tipo de certificaciones. Es decir, no es que el laboratorio va a certificar sino que se pondrá al servicio para traer las muestras y analizarlas.
Hace poco, una de las trabajadoras de hace años del laboratorio, no de nuestra gestión, expresó su asombro cuando visitó una de las quintas, y ella misma agarró verduras, las analizó y vio que el resultado de residuo daba cero. Decía que no lo podía creer y que era la primera vez en su vida que pasaba eso.
-Bueno, yo estuve en el laboratorio hace un año y medio por el tema de residuos de agroquímicos y la preocupación era esa en aquel momento y aunque me decían que no siempre daba cero, como que era exagerada la presunción de que había muchos agroquímicos en las verduras del Central.
-A veces hay y a veces no, todo depende de la época y de los tipos de productos. El laburo cotidiano del laboratorio es el análisis aleatorio de puestos de las naves dentro del mercado. Lo que lanzamos ahora es un laburo a terceros para trabajar en articulación con procesos de certificación participativa. Lo que haremos es recibir y analizar gratuitamente esas muestras y contra ese análisis no hay discusión que valga. Eso será gratuito para los pequeños productores y cooperativas que formen parte de esos procesos de certificación participativa de distintas instituciones interactuando de modo colectivo. Por eso lo lanzamos en conjunto con el INTA, Senasa, Secretaria de Agricultura Familiar, el ministerio de Desarrollo, entre otras entidades. Es un servicio para fortalecer e impulsar la agricultura y una herramienta para defender el trabajo y discurso que uno plantea ante buenas o malas voluntades.
-¿Y qué es esto del Registro de Productores que también anunciaron?
-Surge por el hecho de cómo hacer para que el pequeño productor y sector cooperativo pueda acceder al mercado donde el 100% de los puestos están ocupados. Entonces, una herramienta que ponemos en el mercado es un registro de productores y oferentes públicos, y así un productor de Mendoza con media hectárea de ciruelos por ejemplo, puede registrarse en el mercado para que los operadores y puesteros tengan su contacto y puedan llamarlo. No es que se garantice la venta sino que conectamos las dos partes. La corporación Mercado Central no compra ni vende. Hay que garantizar que esa conexión sea justa y transparente. Y en ese mismo registro se certifica el número de Renspa, qué productos, en que época y de qué procedencia. Y luego aparece un recuadro con su nombre y contacto.
-Hablando del Renspa, ¿Se supone que a fin de año deben regir las Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA) en el sector hortícola? ¿Habrá un proceso de adaptación? ¿Cómo será?
-Ahora está todo cruzado por la pandemia; estamos tratando de definir muchas cosas, pero esto en definitiva lo decidirá el Senasa, no es potestad del mercado definir esto. Creo que tiene que haber una política de promoción. A algunos hay que ayudarlos con esto de la promoción porque si a uno pequeño le caés con una política punitiva, se complica.
-Hay demasiado tipos de actores en el mercado frutihortícola…
-De frutihorticultura se habla solo cuando los productos están caros, porque la fruta y la verdura construyen sus precios en función de la oferta y la demanda. En función de esto nos estamos juntando con varias federaciones como la de productores de papa, de cebolla, zanahoria, tomate, manzana y pera, mandarina y naranja, para tratar de garantizar una mínima oferta estable y establecer algún acuerdo de precios y política aduanera para que no se vaya todo afuera y se termine consumiendo fruta a precio de exportaciones.
La otra vez se lo planteaba al ministro de Agricultura (por Luis Basterra), y es que en Argentina no tenemos una política activa frutihortícola. No hay promoción ni planificación sobre cuánto necesitamos consumir o producir. Siempre hablamos de la cosecha récord del maíz, del trigo y de la soja, ¿Y la papa, el tomate y la cebolla? Por ejemplo, ahora en La Plata se está tirando el tomate. Hace dos meses valía 260 pesos el kilo y ahora se tira. Es porque hay políticas ausentes. Eso es lo que queremos ordenar.
-¿Y cómo sería esa planificación?
-Por ejemplo, nos juntamos con la federación de papa para ver esto aunque puntualmente esa producción está bastante estabilizada en su oferta. Lo mismo con los del tomate, y así buscamos fortalecer la producción, garantizando una mínima oferta estable con políticas aduaneras.
En el medio están los precios sugeridos que vienen aplicando desde marzo. Pero así y todo siguen disparándose por la inflación ¿Insisten con este tema de sugerir precios para frutas y verduras?
-Eso sigue estando. Es un trabajo que arranca y no es algo de un día para el otro. Trabajamos para transformar las cosas de raíz y que el conjunto de la sociedad tenga noción de los precios; una sociedad que discute otro modo de producción hace que nos sentemos a ordenar los números.
-¿Cuesta disciplinar al eslabón minorista?
-Sí, porque está muy atomizado, entonces tenés que ir verdulería por verdulería porque el ciudadano de a pie se provee de frutas y verduras en el local de la vuelta de su casa por lo general. Con algunos municipios trabajamos mejor que con otros. Hay políticas de impacto inmediato que son masivas y otras que, aunque se trabajan de a poco y más lento siguen firmes.
-Ahora te pregunto algo como dirigente de la UTT, que reclama políticas de acceso a la tierra con la que el gobierno dice estar de acuerdo pero que se demoran, no avanzan. ¿Te molesta que se dilaten tanto algunas definiciones?
-Hay cosas más inmediatas que no pueden esperar más. Hay decisiones como tierras del Estado que pueden ser destinadas a colonias agroecológicas, o el proyecto de ley de acceso a la Tierra y un compromiso del Frente de Todos para que termine de materializarse. En lugares como Castelli, Tapalqué o Gualeguaychú avanzamos porque hay determinación política de las intendencias.