Tras enviudar, cuatro años atrás, Elena Trucco no sabía nada de la actividad que había discontinuado mucho tiempo antes su esposo en un pequeño establecimiento ganadero localizado en Gómez de la Vega, en el partido de Brandsen: allí había funcionado alguna vez un tambo.
“Mi marido tenía tambo, pero dejó esa actividad para dedicarse a la hacienda de cría; cuando enviudé, no sabía qué hacer, hasta que un vecino me habló de retomar el tambo. Y así empecé, con una vaca”, dijo Trucco a Bichos de Campo.
Y como “la necesidad tiene cara de hereje”, dice el famoso refrán, al verse en una situación en la que debía aprender a subsistir, Trucco comenzó a ordeñar esa vaca para suplir la leche que compraba por packs para sus hijos. “Mi economía venía muy abajo. Mis hijos tomaban mucha leche y yo, teniendo vaca, la compraba en packs; entonces empecé a ordeñar a mano”, relató.
Mirá la entrevista completa a Elena Trucco:
Claro que Trucco también debió aprender a ordeñar. “Al principio no le sacaba todo a la vaca y aprendí. Luego incorporé terneros y más vacas y ahí empezó a ayudarme mi hijo Pablo, quien fue el que en realidad me enseñó a ordeñar, porque él aprendió de su padre”, destacó.
Ya con una producción de cierta importancia, comenzó a elaborar dulce de leche y quesos de manera artesanal para venderlos con ayuda de un vecino, Marcelo Mendieta, quien también tiene tambo. Para aumentar su plantel de vacas vendió un viejo tractor que tenía en el campo.
Hoy cuenta con unas 19 vacas en ordeñe que le dan 150 litros diarios de leche, y se abocó fundamentalmente a la elaboración de masa para mozzarella tras conseguir un cliente fijo. “Como ahora no hay mucho pasto, me disminuyó la cantidad de litros, pero todo lo que saco va a elaboración de masa. Yo tengo un cliente que viene una vez por semana, me paga en efectivo en el momento y levanta toda la mercadería directo en mi campo”, declaró.
“No es que gane para tirar manteca al techo, pero por lo menos me defiendo con esta actividad, puedo sustentar a mis hijos y pienso crecer más. Lo que pasa es que es difícil, yo no tengo financiamiento, entonces con lo que saco, trato de mantenerme y ponerlo en el tambo”, agregó.
Por más que haga frío o calor, llueva o no, Elena, al igual que tantos tamberos argentinos, se levanta cada día a las 4:30 AM y se prepara para ordeñar. “Por lo general empiezo a ordeñar muy temprano, pero a veces lo hago más tarde porque se me congela el pulsador. Al hacer todo yo sola acá, empiezo temprano, así luego puedo dedicarme a la casa y a mis hijos”, comentó.
¿Por qué apuesta al tambo? “Puedo estar con mi familia y no tengo que dejar mis hijos en otro lado para trabajar afuera. Yo soy inmigrante -la delata la tonada paraguaya- y ya dejé todo una vez. Hoy no quiero hacer eso. Yo me levanto de mi cama y voy a mi trabajo que está acá, lo que me permite estar más pendiente de mis hijos y, a su vez, ellos me pueden ayudar”, respondió.
“Mi marido quiso mucho este lugar, por eso estoy tan aferrada y quiero inculcarles ese valor a mis hijos, y quisiera que sigan con esto y amen lo que él tanto amó. Es por amor que estoy acá”, concluyó.
Me emociona leer ..asi empezaron nuestros abuelos y padfes …de esta se sale trabajando..tiene que cambiar la republica …yo soy abuelo y mis 5 hijos son trabajadores ..abeses se caen y biene el empujon para seguir adelante …en mas de 100 años que vino mi familia mas se tuvo mala época que buena pero tenemos que seguir con honestidad y ganas de mirar para adelante …desde TUCUMAN saludos