La historia de la ex ONCCA tiene varios capítulos, pero el más reciente está marcado por el despido del reconocido Marcelo Rossi y su equipo, y la entronización allí de Luciano Zarich, un contador que apenas puede mostrar en su currícula el haber sido el fallido subinterventor de Vicentín y no tener escrúpulos a la hora de montar el nuevo cerco a las exportaciones de carne vacuna.
Por haber pasado algunos meses en 2020 las oficinas de Vicentin en Reconquista, cuando el gobierno nacional todavía soñaba con expropiarla, Zarich debería conocer la importancia que tiene para esa empresa la planta aceitera de San Lorenzo, su mayor activo. En rigor, el trabajo allí a fazón para otras compañías es el que ha permitido hasta ahora que la crisis de Vicentín no se convirtiera en una tragedia social, con cientos de trabajadores despedidos.
Zarich, entonces, debería saber que tan crucial resulta para la supervivencia de Vicentin el disponer de las instalaciones de esa planta. Y sin embargo, el nuevo director de control comercial agropecuario del Ministerio de Agricultura desoye desde hace rato las súplicas de esa empresa para que se resuelva qué hacer con unas 43 mil toneladas de soja y maíz que están interdictadas desde enero de 2021 por decisión de la propia ex ONCCA. Para tener dimensión de los volúmenes, esa cantidad de granos alcanzaría para llenas las bodegas de un barco.
Ya se dijo: en la historia reciente de la ex ONCCA hubo dos gestiones muy diferentes. Frente a la crisis financiera de Vicentín, la de Marcelo Rossi el 13 de enero envió una inspección a San Lorenzo, porque en ese momento se sospechaba de maniobras dudosas por parte de la firma Díaz & Forti, que había alquilado la planta y había sido suspendida del RUCA (Registro de Operadores de la Cadena Agroaslimentaria) luego de que el Banco Central denunciara que debía liquidaciones por cerca de 400 millones de dólares.
Fue ese operativo realizado por el personal del Ministerio de Agricultura el que detectó que en el lugar había 15.150.787 kilos de trigo pan y de 28.705.270 kilos de soja depositadas en la planta, y que supuestamente pertenecían a la suspendida Díaz & Forti. Aunque en el caso de las casi 29 mil toneladas de soja (a los valores actuales representan más de 900 millones de pesos) Vicentín informó que esos granos habían sido cedidos por Diaz y Forti a favor de la empresa Extrugreen SA dos días antes, el 11 de enero.
Ante la duda, el personal de la ex ONCCA decidió interdictar la mercadería hasta que las cosas pudieran ser aclaradas. Y bien que así lo hizo, porque hasta una pequeña invertigación de Bichos de Campo alcanzaba para confirmar en aquel momento que la mencionada Extrugreen no era más que una empresa controlada del mismo grupo Díaz & Forti. Una pantalla.
Así las cosas, estas casi 43 mil toneladas de trigo y soja quedaron almacenadas en los silos de la aceitera de San Lorenzo a la espera de una definición que nunca llegó. Al menos no hasta ahora. La empresa Díaz & Forti se presentó en concurso preventivo a principios de frebrero y el junio pasado el Banco Central volvió a reclamar nuevas liquidaciones pendientes por 70 millones de dólares de la mencionada Extrugreen SA, que llegó a operar unos pocas semanas.
En marzo, hay que ubicarse, se produjo el recambio de autoridades en la ex ONCCA. Para ese momento el gobierno de Alberto Fernández se aprestaba a intervenir el mercado de la carne (esto sucedió en mayo) y necesitaba de ese organismo para trabar las exportaciones por vía de los renacidos ROE o permisos de exportación (ahora se llamarían Declaraciones Juradas de Exportación de Carnes). Como Rossi se oponía de plano a meter mano en el mercado y lo mismo sucedía con el secretario de Agricultura, Julián Echazarreta, el ministro Luis Basterra dispuso sus reemplazos por Zarich y por el ex dirigente agrario Jorge Solmi, respectivamente.
Como se dijo, a pesar de haber pasado por la intervención de Vicentin y no ignorar el asunto, el flamante director de Control Comercio Agropecuario nunca resolvió el expediente de las 43 mil toenladas interdictadas en la planta de San Lorenzo por el personal de ese organismo.
Esta indefinición motivó que el 13 de julio pasado, la empresa Vicentin SAIC le reclamara por carta documento una definición. Todavía no se sabe de quién son los granos, pero algo es seguro: Vicentin sigue siendo dueña de las instalaciones y las necesita.
imageDesde entonces, al menos una vez por semana, las autoridades de la concursada Vicentin hacen el mismo pedido a la ex ONCCA: que resuelva qué hacer con dichos granos, que se están malogrando con el paso del tiempo y que ocupan silos que la empresa necesita para ceder a otras cerealeras que han comenzado a trabajar allí a fazón (como Viterra, ACA o Molinos Agro) y le permiten seguir respirando mientras se tramita el concurso de acreedores.
“Solicitamos a la autoridad ministerial que autorice el traslado de estos granos a otro acopio a elección de la eventual sociedad propietaria (no se sabe si será Díaz & Forti o Extrugreen SA), previa cancelación de los cargos por almacenaje, fumigación, ectcétera… y con cargo de acondicionamiento y flete a cargo de los despositantes”, reclamó Vicentín en la carta documento dirigida a Zarich, quien debería saber que esta cuenta se engrosa día a día mientras él no resuelve nada.
Un juez rosarino embargó a Díaz & Forti y a sus directores por 3100 millones de dólares
La respuesta que obtuvo Vicentin en todos sus reclamos administrativos (que en cualquier momento se transforman en judiciales y nos van a salir un ojo de la cara a todos nosotros, los boludos) ha sido siempre que se remita al área de legales del Ministerio de Agricultura. Es lo que hizo Vicentín el 4 de agosto pasado, aunque tampoco obtuvo respuesta.
Se nota que Basterra está ocupado en promover la agroecología, que Solmi gasta sus horas en redactar el nuevo Plan Ganadero y que a Zarich no le queda tiempo, tan ocupado como está en bloquear las exportaciones de carne.