La actividad ganadera en Misiones se caracteriza por ser llevada adelante, en la mayoría de los casos, por pequeños productores en superficies reducidas del territorio. Esto tornó difícil la incorporación de herramientas genéticas en los planteos, en parte por sus altos costos, lo que redujo los índices de adaptabilidad de las distintas especies a la geografía de la provincia.
Eso por eso que desde hace dos años, el Ministerio del Agro y la Producción de Misiones y el Centro de Genética Aplicada, que depende de el, comenzaron a trabajar en un programa de mejoramiento genético ganadero integral, que hoy ya se encuentra en marcha y que apunta a sumar herramientas de la biotecnología reproductiva.
“Vemos un cuello de botella en algunos productores en torno a la incorporación de herramientas reproductivas. Casi el 70% de los sistemas de producción en Misiones son de pequeñas superficies. Ahí al productor le cuesta llegar a ese tipo de beneficios. Lo que se planteó entonces desde la provincia es aportar técnicos y genéticas, a través de muestras recolectadas en el Centro de toros superiores”, explicó a Bichos de Campo Luis Velázquez, veterinario del Centro de Genética Aplicada de esa provincia.
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-¿Qué condiciones hay en Misiones que hacen que los animales necesiten incorporar adaptabilidad?
-Consideramos que Misiones es una zona que demanda cierta rusticidad en la hacienda, producto de su clima y geografía. Es por eso que estamos incorporando genéticas adaptadas. En bovinos por ejemplo lo hacemos con Braford o Brangus. Es la búsqueda de reproductores superiores a través del Centro, y también de capacitaciones a productores para que puedan elegir qué genética incorporar de otros establecimientos en remates.
En el caso de los ovinos, la provincia se encuentra trabajando en la generación de una pequeña majada experimental, junto a una cabaña de la localidad de Santa Inés, desde donde sacarán reproductores y vientres. Para caprinos, el Centro trabaja alrededor de muestras de la raza Boer.
“En cuanto a bubalinos, el mejoramiento genético apunta tanto de búfalos de leche como de carne. Muchas veces se incorpora genética de otras zonas y le falta la estructura o la forma de aumentar esa producción lechera, que es a lo que apuntamos”, indicó Velázquez.
-En el caso de los búfalos específicamente, ¿cómo ves el impacto de ellos en el medioambiente? Hay múltiples debates en torno a si ayudan a proteger el ambiente o no, al tratarse de una especie exótica.
-Lo vemos como una ganadería de mucho empuje. Creo que el ganado bubalino es uno que se va a adaptar con mayor rapidez a este tipo de sistemas, tanto de clima como de relieve. Es una especie de muy buena adaptación y productividad. Ahora estamos trabajando con un productor de San Javier, con quien estamos tratando de generar un núcleo de producción de búfalos. Es una herramienta más y es una actividad que tiene todo por darse.
-¿Cómo pueden los productores acceder a estas genéticas en las que trabaja el Ministerio?
-En conjunto con las asociaciones de técnicos zonales, buscamos llegar nosotros a dar con las demandas de cada establecimiento, ya sea con genética o asesoramiento.
-Respecto a la relación entre ganadería y sustentabilidad, ¿cómo ves la proliferación de planteos como el silvopastoril?
-Vemos que hay mucho interés en conocer cuál es el real impacto del uso de la ganadería en zonas de pastizales, montes nativos o forestaciones. El ganado no es un enemigo del ecosistema sino que puede ser un aliado de él. Hay productores que ya están inmersos en este tipo de manejos y otros que todavía están curiosos por entender cómo llevar adelante este tipo de planteos. A través de capacitaciones buscamos llegar al mayor número de productores para que este cambio se dé de forma mucho más rápida.