El presidente Javier Milei tiene un estilo tan propio que no deja de sorprender. Esta semana hizo un comentario en redes sociales que, si bien es correcto en términos conceptuales, en el ámbito político tiene un evidente falencia.
En las últimas semanas, desde diferentes sectores exportadores, se vienen acumulando las quejas sobre la apreciación cambiaria. Argentina –aseguran– está “cara en dólares” o tiene una “elevada inflación en dólares”. Otra típica: el “tipo de cambio está atrasado”.
Milei plantea, con acierto, que en la historia argentina reciente el tipo de cambio se empleó como “salvavidas” de urgencia para corregir problemas de competitividad generados por distorsiones fiscales o regulatorias, es decir, problemas generados por la intervención excesiva del Estado en la economía.
La necesidad de apreciar el tipo de cambio es parte de la estrategia del ministro Luis Caputo para poder reducir la “bola de nieve” inflacionaria heredada del gobierno anterior y poder unificar el tipo de cambio cuando el Banco Central (BCRA) tenga reservas suficientes de divisas.
Pero un tipo de cambio apreciado con una intervención excesiva del Estado en la economía hace inviable o muy difícil la actividad del sector privado en general y exportador en particular.
En lo que respecta al agro específicamente, el tipo de cambio actual no sería una preocupación si –tal como sucede en países vecinos como Uruguay, Brasil, Paraguay o Chile– Argentina no tuviese derechos de exportación ni impuesto PAIS.
Milei tiene razón: estamos observando un fenómeno de reacomodamiento de precios relativos y la Argentina está “cara en dólares” por su particular estructura fiscal y regulatoria. Pero él ya dejó de ser un comentarista mediático y ahora es presidente, lo que implica que tiene la posibilidad de dejar de pisotear al sector privado (y en especial al agro) desde el Estado.
Que no la tiene fácil al momento de intentar equilibrar las cuentas públicas no es novedad porque el descalabro que dejó el kirchnerismo es gigantesco. Pero mantener los problemas “fiscales y regulatorios” que afectan la competitividad del sector exportador generador de divisas es una decisión política.
Y también lo es mantener los privilegios fiscales presentes en el régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego, el cual, además de consumir una proporción desmedida de divisas, es usufructuado por unas pocas familias en desmedro del resto de la población argentina. Se trata de un régimen que, vale recordar, vencía en 2023 y fue prorrogado por un decreto de Alberto Fernández.
Con la misma lógica de Milei se puede decir que no es factible seguir implementando problemas “fiscales y regulatorios” que afectan la competitividad del sector exportador y luego andar llorando falta de divisas por el escaso nivel relativo de comercialización de la cosecha gruesa 2023/24.
Milei tiene razón como analista político: no es correcto hablar de “atraso cambiario” sin contemplar múltiples variables y el interés específico de quien solicita una devaluación.
Milei no tiene razón como presidente: el “atraso cambiario” es un problema cuando el Estado le hace la vida imposible al sector exportador por medio de una carga tributaria y regulaciones excesivas, sin mencionar los problemas derivados de los déficits de infraestructura.
Entre la Herencia flotadora inflacionaria y el freno pique a tierra de la estabilidad..no seria tan doloroso.si el clima manejado por la Elite, no nos fuera tan maléfico..Ahora que Dios nos salve del simbronazo .