Hubo un tiempo que fue hermoso. A fines del siglo 19 y principios del siglo 20, la Argentina tenía un stock de casi 70 millones de ovinos y los productores se enfocaban sobre todo en la producción y exportación de la carne y la lana. Este último negocio, el de los frigoríficos de los famosos corderos patagónicos, ahora tiene su epicentro en la provincia de Santa Cruz, pero está muy disminuido.
Miguel O’Byrne es productor santacruceño y ha tenido una larga trayectoria gremial representando los intereses del sector. Ahora es el presidente del Instituto de Promoción Ganadera de esa provincia, un organismo mixto que, como su nombre lo indica, tiene la misión de repoblar los campos y construir una industria pujante a partir de los ovinos, que allá son prácticamente un monocultivo. Pero lejos de mentirse y mentirnos, O’Byrne reconoce las dificultades de la época: él cree que el ovino volverá a recuperar terreno, pero no en la Patagonia.
En los tiempos en que había 70 millones de ovinos en el país, el gran negocio exportador de la Argentina no era ni la soja ni la carne bovina sino la lana y un poco de carne ovina parta Europa. “La carne ovina se exporta a Europa desde hace más de 100 años, incluso desde Patagonia. Desde el año 1914, antes de la Primera Guerra Mundial, ya se exportaba a Francia e Inglaterra”, cuenta Miguel a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista con Miguel O’Byrne:
O’Byrne relata que el stock ovino, por diversas razones, bajó de aquellas 70 millones de cabezas primero a 50 millones y después a menos de 20 millones. “Hoy estamos hablando de 15 millones de ovinos en todo el país”, dice. Ese número se formarían con unos 12 millones de cabezas reconocidas por el Senasa más otras 3 millones que se estima son ovejas informales o no registradas.
El productor agrega que la producción actual de carne ronda las 50 mil toneladas, de las cuales solo se exportan entre 5 y 6 mil toneladas y el resto es consumo interno. La faena, entre corderitos y animales más pesados, se realiza con un promedio de 15 kilos carcaza. y la mayoría se realizan en una serie de frigoríficos de Santa Cruz, que son además los que concentran la exportación.
-¿Y cómo se hace para recuperar el sector?
-Lo importante es que haya ovejas y haya consumo de esta carne, y se está volviendo a consumir, Hay un crecimiento del consumo por fuera de Patagonia. En la zona pampeana y en el litoral los ovinos han crecido, hay emprendimientos importantes, están escalando todavía en volumen, pero se están integrando comercialmente con frigoríficos Ciclo 2 para ofrecer cortes.
El productor santacruceño dice que este crecimiento en la oferta de carne ovina se produce en todas las regiones salvo en la Patagonia, donde está el grueso del stock. “Salvo la región patagónica, todo el resto de las regiones aumentó más o menos un 15% en los últimos diez años el stock formal. Eso quiere decir que el stock informal también debe haber crecido eso o mucho más”, evalúa.
De todos modos, el consumo interno de carne ovina sigue siendo insignificante en la comparación con las otras carnes disponibles para los argentinos, de apenas 1,5 kilos per cápita anuales. Es poco más del 1% del total.
-Pese al crecimiento, no podemos todavía decir que sea una carne que incida, que aporte mucho volumen al mix de carne que tenemos.
-No, por supuesto que no. Se consume muy poco. Pero la carne ovina de las cuatro carnes es la más cara. Por lo menos en el resto del mundo, siempre está por encima del valor de la carne vacuna. Y ese es el potencial que tiene, por lo menos para el cordero. Con buenos valores internacionales y normalizando un poco el consumo nacional, va a volver a traccionar. La pandemia frenó todo un poco, pero está volviendo el esquema de la demanda y el posicionamiento. Los precios internacionales son buenos. Si hubiera un mejor tipo de cambio, la rentabilidad sería mucho mejor y se estaría exportando mucho más.
-¿Cuál es la prioridad del sector? ¿La exportación o consumo?
-Es un mix porque en la provincia de Buenos Aires y alguna planta en Entre Ríos y en Corrientes se apunta rápidamente a la exportación. Pero no hay suficiente volumen para hacer muchos contenedores continuos todos los meses. Y a la larga se ve que los precios nacionales igual no dejan de ser buenos.
-¿Se imaginan multiplicando el consumo interno por cinco?
-Hoy es impensable. No hay ovejas para hacerlo. Hay que mejorar todos los índices productivos. Tendría que volver a llover mucho en Patagonia para que vuelva a subir la cantidad de ovinos. Habría que controlar una serie de cosas, especialmente a los predadores, los pumas, los zorros, los perros cimarrones, los jabalíes.
-Entre la sequía y todas esas especies predatorias han provocado un acelerado despoblamiento de muchos campos.
-Exactamente. Todo eso generó un despoblamiento de un 30% de Patagonia, si hay 30% menos de ovinos que hace diez años atrás en Patagonia. Y se corrió el punto de equilibrio. Todos los establecimientos que quedaron tienen menos hacienda por la sequía. El punto de equilibrio está en cerca de 3 mil cabezas en Santa Cruz y 2.500 tanto cabezas en Chubut, para un promedio de 15 mil a 20 mil hectáreas. Las unidades no dan para más. La carga animal no da para más. Y ese es el punto de equilibrio. Entonces hay mucha gente que está trabajando a pérdida o debajo del nivel de flotación, esperando que las cosas cambien, o que llueva y que vuelva a levantar los índices productivos.
-Para volver a la postal de principios del siglo pasado, donde el consumo de carne ovina era muy relevante, hay que desandar todo camino y reconstruir la producción ovina…
-Eso nunca va a ser así porque la capacidad de carga que tiene Patagonia hoy es mucho más baja que hace 100 años atrás. Hace 50 años no se sabía cuál era la carga adecuada, pero estaba claro que el campo daba. Hoy la carga animal por hectárea es un 30% menos por acumulación de cambio climático, quizás desertificación generada sin saber a través de los años. Así que volver a volver a crecer es muy difícil. Hay que hacerlo de manera diferente. El esquema tradicional extensivo de Patagonia está como perimido y en muchas regiones es muy difícil que se sostenga décadas más. Hay que buscar la forma de mejorar la productividad, trabajando de otra manera y haciendo un esquema saludable de regeneración donde no solamente se está viendo el animal sino como uno está tratando el suelo. Todo esto tiene mucho que ver con la demanda de los consumidores nacionales y mundiales., que cada vez exigen más certificaciones.
-¿Es decir que no vez una fuerte recuperación del consumo de carne ovina?
-Patagonia es fuerte en lana y tiene el objetivo de que aumente la cantidad de cordero. Pero creo que las parrillas creo que se van a abastecer con más cordero en el resto del país, donde hay claramente buenos emprendimientos y están ofreciendo cortes bien hechos y lo están posicionando bien a través de las redes sociales. Aquí no les alcanza la oferta, hay mucha más demanda, así que hay mucho entusiasmo.
Uno de los temas que Miguel no tocó es la gran cantidad de guanacos que hay en la provincia de Santa Cruz, eso también influye en la receptividad de los campos.
Hoy muchos campos están recuperando, pero la falta de agua descompensa esa mejoría.
Yo creo que es posible una recuperacion productiva delanas y carne, pero debe planificarse en un proyecto con apoyo Provincial y Nacional que permita quebrar la declinacion actual. Es insolito que provincias del norte incentiven la produccion ovina mientras que la Patagonia declina sin reaccion de la autoridad para incentivar la recuperacion. Creo que es posible si los autenticos productores del campo Patagonico son escucjados y apoyados. Menos politicas de escritorio y mas accion directa en el campo.