Desde hace un tiempo, debido a la inestabilidad emocional y triguera que padece la Argentina, el gobierno y los molinos de Brasil comenzaron la búsqueda de proveedores alternativos de ese cereal, del cual es uno de los mayores importadores globales. La situación es aprovechada por otro país que supuestamente es buen amigo del gobierno argentino. Rusia, en plena guerra y de la mano de Vladimir Putin, está vendiendo el cereal en niveles récords.
“Los ingresos de Rusia pueden alcanzar un nuevo récord de 240.000 toneladas al final de la campaña 2022/23”, indicó Eduardo Assencio, que es directivo de Abitrigo, de la Asociación Brasileña de la Industria del Trigo.
La perplejidad es que actualmente para esa industria en Brasil, importar trigo de origen ruso costaría menos que traerlo de la Argentina, a pesar de que las distancias son más cortas y de que existe un arancel diferencial dentro del Mercosur. Esa tasa de importación extrazona, de todos modos, perdió toda su efectividad desde que el gobierno brasileño decidió abrir una cuota anual de 750 mil toneladas anuales para trigo de otros orígenes.
Desde hace rato que Brasil empezó a buscar alternativas de importación y Rusia es una de las más importantes, junto a Canadá y Estados Unidos. Moscú volvió a vender el cereal al mercado brasileño después de una pausa de varios años. Solo en octubre se destinaron 31.100 toneladas a los puertos brasileños.
“Al mismo tiempo, al menos dos barcos que transportan 61.500 toneladas de trigo ruso se dirigen actualmente a puertos brasileños, mientras que los datos de alineación sugieren que otras 38.300 toneladas de producto están destinadas a ese destino”, indicó un informe del sitio especializado Argus.
Incluyendo los volúmenes ya entregados en octubre, los recibos de Brasil desde Rusia totalizarían 130.900 toneladas en lo que va de 2022-23, ya acercándose a los récords anuales anteriores de 2019/20, cuando Brasil importó 171.400 toneladas desde ese origen.
En este contexto, Assencio estimó que los envíos de Rusia a Brasil podrían alcanzar un nuevo máximo de 240.000 toneladas al final de la campaña, a mitad de 2023.
Inteligencia comercial: Brasil exporta trigo propio caro para luego importar trigo argentino barato
“El cereal de los rusos cuesta alrededor de 22 dólares por tonelada menos que el trigo de Argentina”, explicó el directivo de Abitrigo. Aun así, una problemática es que los envíos del trigo ruso sufren retrasos de hasta 15 días, debido a las contingencias que provoca la guerra con Ucrania en la logística. Además Brasil tiene restricciones sanitarias, que prohíben el transporte de trigo ruso a fincas del interior del país para evitar una posible contaminación por plagas. Pero esto no debería representar un problema ya que la mayoría de las plantas molineras están cerca de los puertos y lejos de las zonas productivas.
En materia de aranceles, Brasil puede llegar a importar un máximo de 750.000 toneladas/año de trigo libre de arancel de países fuera del Mercosur. Usualmente no necesitaba hacerlo, porque la Argentina coloca entre 5 y 6 millones de toneladas en ese mercado, que en general demanda unas 12 millones de toneladas y requiere importar entre 50 y 60% de sus necesidades de abastecimiento.
A pesar de que Brasil viene buscando otros proveedores desde hace varios años, esta campaña 2022/23 será muy particular ante el fracaso estrepitoso de la cosecha argentina debido a la sequía. En rigor, se esperaba aquí una abultada producción de 20 millones de toneladas, que por la falta de lluvias ha venido retrocediendo sin prisa y sin pausa, y que se ubicaría finalmente entre 12 y 14 millones de toneladas.
Los productores brasileños podrían alcanzar un volumen entre 8,5 y 9,5 millones de toneladas este año, lo que constituiría un récord histórico que aliviaría también la enrome dependencia histórica del trigo argentino. Estudios de Embrapa Trigo indican que es posible para 2030 que Brasil se convierta en autosuficiente y hasta comience a exportar el cereal.