En la nota de esta semana de El podcast de tu vida los invito a repasar la nota que grabamos con Mauro Bianco Gaido, colega, periodista y comunicador, se encarga de la comunicación de la emblemática Estación Experimental del INTA Manfredi, localidad en la que se crió… Aunque en realidad se crió en un campo de la familia, ahí, bien cerquita.
Manfredi es un pueblo de 1000 habitantes que quienes trabajamos en esto del periodismo agropecuario conocemos mucho porque allí cerquita funciona una de las Experimentales del INTA en las que se empezó a hablar de agricultura de precisión, drones, etc.
Mauro es cuarta generación de la familia vinculada a la ruralidad, su bisabuelo de hecho recibió como parte de pago unas hectáreas de un tal “Santos Manfredi”, terrateniente y empresario cerealero oriundo de Córcega, Francia, que producía en la zona, daba trabajo y en algún momento empezó a entregar algunas de las tierras a los colonos que la trabajaban.
En la nota cuenta la experiencia de irse a vivir a Villa del Rosario para hacer la secundaria de muy chico -“muy duro, vivía en una especie de pensión”-, y después a Córdoba capital donde estudió, después de idas y vueltas, periodismo. “No sabía bien qué quería hacer, pero cuando encontré que podía unir dos pasiones como el campo y el periodismo en el periodismo agropecuario no lo dudé, supe que era por ahí”, cuenta.
Pero como siempre les digo, ustedes creen que los conocen hasta que los escuchan y leen acá, porque gran parte de la entrevista hablamos de su pasión por el tiro a la hélice, una disciplina (antes entretenimiento) que practicaban reyes y príncipes y hoy es todo un deporte, pero ya no, claro, con animales vivos.
Mauro es no sólo participa como tirador, sino que también es juez internacional y estuvo en cinco mundiales de la disciplina (en todos estuvo como tirador, y en dos como juez o árbitro). Incluso en el último mundial disputado en Río Cuarto, Córdoba, logró entrar a puestos importantes y ganó un torneo previo al mundial. Pasen y lean…
-Te criaste en un pueblo rural, en una familia de campo, contame de esa infancia…
-Me crié en el campo, mi papá productor agropecuario, a 3 kilómetros de Manfredi. Fui a la escuela al pueblo y como no había secundario me tuve que ir a otro colegio en Villa del Rosario, a una hora de ahí. La infancia fue lo más lindo de mi vida. Con muchísimas carencias y una pobreza importante, pero cuando lo recuerdo es lo más lindo. Sobre todo, por la vida en familia y de campo.
-…Sin preocupaciones, uno lo único que piensa es en alguna aventura… ¿Qué olores, sabores, colores te acordás de aquella época?
-Me acuerdo de dos olores característicos: cuando empieza a llover, incluso antes. Y otro recuerdo fuerte ya en adolescencia es un momento en que quise empezar a tocar la guitarra y mi papá me regaló una guitarra, el olor de esa guitarra tocando en el campo, me transporta. Las comidas todo casero, eso también me acuerdo.
-¿Y la familia hoy sigue vinculada al campo?
-Hemos perdido a muchos integrantes de la familia, papá, mamá, un hermano, abuelo… quedamos mi hermano y yo. Los dos vinculados de alguna manera al campo. Seguimos administrando ese campo. Mi hermano agrónomo, yo periodista agropecuario. Pero gracias a la pandemia fue que me volví a conectar con el campo. Al irme a estudiar a Córdoba había perdido esa conexión con el campo. Y en la pandemia me vine al campo. Me permitió volver a estar tranquilo, pasar tiempo en el campo. A veces la rutina es compleja, porque yo estoy algunos días en Manfredi y otros en Córdoba, pero cuando puedo me voy para el campo.
-Me contabas en la previa que en algún momento te fuiste a Villa del Rosario, a una hora de Manfredi, a vivir en una pensión y hacer el secundario. Eras chico…
-Viviendo en el campo queriendo estudiar era complicada la logística. Aparte mis padres trabajaban el campo. Ellos hacían el tambo a mano para que yo pudiera estudiar. Y era la única fuente de ingresos cuando la parte agrícola no estaba con un buen pasar. Entonces, entre las cosas que me gustaban estaba la comunicación y también en ese momento como habíamos perdido a mi hermano, y la familia se acercó a la iglesia. El secundario ese de Villa del Rosario ofrecía las dos cosas: era una escuela con orientación en humanidades, específicamente en comunicación y era católica. Y como no tenia internado, me quedaba en una pensión. Y no fue fácil. La verdad que en esos momentos, sobre todo el último año fue difícil estar lejos de la familia y los amigos. Ahora lo recuerdo de otra manera a Villa del Rosario, pero fue duro.
-Che, y tus viejos en un momento hacían el tambo, ¿Qué hacían entonces en ese campo y qué hacen ahora?
-El campo era un campo familiar. Si nos remontamos en la historia, Don Manfredi, trabajaba 30.000 hectáreas de campo y les daba a los colonos un porcentaje, hasta que en un momento empezó a venderle a los colonos y entre esos aparecen mis bisabuelos. De generación en generación se fue fraccionando y justo el campo donde está la casa de mi bisabuelo le terminó quedando a mi papá. En ese tiempo era agrícola, después fue ganadero 100 por ciento, mis abuelos tuvieron un tambo muy grande hasta que no fue negocio y la tecnología empieza a poder meterse en estos campos que no eran de las mejores tierras, pero permitían hacer soja, maíz, trigo, alfalfa y se vuelve a la agricultura. En la actualidad está dedicado a la agricultura en su totalidad.
-Quiero llevarte al momento de la decisión de estudiar periodismo y comunicación, porque viniendo de una familia de campo yo pienso, ¿Por qué no agrónomo o veterinario?
-De chico tuve muchas dudas, cuando llegué a sexto año del secundario, no lo tenía definido y era una presión. La comunicación me gustaba, pero el Periodismo no era el plan A, pero tampoco me gustaban otras cosas. Me termino decidiendo por comunicación en la Universidad Nacional de Córdoba, empecé y pasaron unos meses y no me gustó nada, entonces, lo más duro fue ir a hablar con mi papá y decirle si dejaba y probaba otras cosas. Pero no me gustaban otras cosas. Los otros planes, eran ¿policía? O vaya a saber qué.
-¿Y qué te dijo tu viejo?
-Me dio la libertad para que haga lo que quiera. Probé en ese momento un curso de periodismo y ahí terminé de definirme con la profesión, porque teníamos mucha práctica y eso me terminó de confirmar que era lo que quería hacer.
Hace más de 11 años soy comunicador del #INTA, trabajo en #INTAManfredi @IntaCordoba y soy de los que se sienten FELICES y ORGULLOSOS porque #SomosINTA
Hoy 13/08 #DíadelTrabajadordelINTA quiero celebrarlo y saludar a todos los “intianos” que luchan por un #INTA y un país mejor… pic.twitter.com/L9awpMubot— Mauro Bianco Gaido (@biancogaido) August 13, 2018
-¿Cuándo el periodismo agropecuario empezó a tallar?
-Yo entré a trabajar en 2007 al INTA y hasta con algunos temores. ¿Qué sabía yo de hacer comunicación institucional? Y cuando empecé, estaba Mario Bragachini. Mi hándicap era que yo había vivido el campo desde que había nacido, y esa parte me era más fluida. Pero no lo tenía claro. Y ahí empecé a sentir que podía unir esos dos mundos: mi historia y mi trabajo. Me encantó haber descubierto esto. Antes de eso me gustaba mucho el periodismo político, ahora lo abandoné.
-¿Qué es lo que más te gusta de lo que hacés hoy?
-Para mí lo más apasionante es unir el campo, que me encanta, es realmente una pasión y el periodismo. Hago lo que me gusta. Dentro del ejercicio profesional me gusta mucho, tratar de dar a conocer cosas que no se saben. Por ahí mi puesto en el INTA traté de tenerlo como una premisa. ¿Es periodismo lo que estoy haciendo? Fue una pregunta que siempre anduvo en mis trabajos. Y que mi participación no de lo mismo, que no de lo mismo estar o no estar. Y tiene algo que es parecido para mí en el tiro, que los protagonistas del periodismo son los “contados”, no los que cuentan. Entonces, estamos felices del trabajo que hacemos, pero muchas veces ni aparecemos. Pero estoy contento que una historia se contó gracias al trabajo nuestro.
-Bueno, me diste el pie, ¿Cómo arrancaste con esto del tiro al vuelo, tiro al pichón o a la hélice? Tiene distintos nombres según las épocas…
-Es una práctica ancestral que tiene que ver con la caza, primero por supervivencia, después deportiva, y cuando eso se convierte en un deporte aparece lo del tiro al vuelo. En sus orígenes era el tiro a blancos vivos, al pichón. Suena feo, pero era un deporte de las clases altas, el rey, los príncipes… y después con los años empezó a aparecer la idea de que no se debía ni necesitaba matar un ser vivo por deporte, entonces aparecen distintas disciplinas. Históricamente se abría una jaula y salía una paloma, ese era el tiro al pichón, que en algunos lugares se siguen practicando.
-¿Y el tiro a la hélice?
-Es igual. Un tirador dentro de una cancha que se llama pedana. Vos estás parado a 27 metros de esas jaulas. Y donde antes aparecían palomas ahora salta volando una hélice, que son plásticas.
-Estuve viendo videos, si…
-Son cinco máquinas, vos no sabés de cuál va a salir la hélice. Tienen un motor y se mueven de un lado a otro. Vos te preparás y das una orden sonora y sale de una de las máquinas en un vuelo irregular. Vos no sabés ni de cuál, ni la dirección, ni la velocidad.
-Y lo que se puntúa ahí es que le des, el tiempo… ¿Qué más?
-La hélice tiene dos partes. Una de un plástico medio vidrioso, que son las partes de las aletas y un aro. Y otra parte que es un platito de plástico, pero más gomoso que no se rompe fácil al impacto. Esas dos partes están unidas con una trabita. Cuando sale volando vos podés tirarle hasta dos tiros, pero desde la máquina hasta el fondo de esa cancha, el plástico blando tiene que caer adentro. Si cae afuera no se cuenta. Y la mayoría de las competencias si errás quedás afuera. No hay margen de error. Y es ingrata porque por ahí vos estás tirando bien y el viento te juega una mala pasada, o te toca el sol de frente, a veces hay niebla…
-¿Y el tiempo es importante?
-Si, muy. Rapidez y precisión se juzga.
-¿Se entrena? Viste que los corredores de Fórmula 1, por ejemplo, entrenan con botones en frente de ellos que se prenden y ellos tienen que reaccionar rápido y tocar el botón donde está la luz.
-Si, históricamente se entrenó tirando. Cuanto más tirás, ayuda mucho. Pero después aparecieron formadores o coach que ayudan con estos entrenamientos con luces, para ver cuán rápido sos. Y también entrenar la cabeza, porque nosotros decimos es 90% cabeza y 10% aptitud física, porque es tanta la rapidez que tenés que definir que no hay margen de error. Entonces, cuando estás tirando un campeonato la cabeza juega muy fuerte. Porque no se admite error. Un milímetro en la mira a lo lejos es un metro, es un montón y quedaste afuera. Cada uno tienen sus formas, algunos vienen muy concentrados y otros llegan haciendo chistes. Algunos tiran sólo en silencio y otros les da lo mismo.
-¿Qué te gusta de este deporte?
-Lo lindo que tiene es que al tener esto de que es todo tan errático, un día sos Messi y otro día sos el peor. Y el que era el peor puede ser el mejor. Es difícil encontrar uno que gane siempre.
-Claro, claro. También sos juez. Y participaste del mundial del tiro a la hélice. Contame de esa experiencia. ¿Qué aprendiste? ¿Quiénes son los buenos?
-El juez es un árbitro que está ahí para juzgar los aciertos y desaciertos. Hace varios años que soy juez. Hay dos federaciones a nivel nacional y a nivel internacional y llegué a ser juez en las dos. Participé en cuatro mundiales, tres en Argentina y uno en Italia. Y la verdad que me encantó. Y cada vez me engancho más. Como tirador Argentina tiene un nivel excelente. Hay tiradores muy buenos. El tiro tiene esto de que sí, es cierto, hay gente que es Messi, pero no la tienen atada. Y vos podés competirles. Las figuras históricas del tiro son italianos, españoles. Hay un italiano que con 80 y pico de años está tirando, Bruno Pardini, que ganó cinco mundiales de tiro al vuelo.
-Bueno, llegamos al pin-pong de El podcast de tu vida, la primer pregunta es país o ciudad que más te guste de las que conozcas.
-Me pones en un aprieto, che… jaja… pero la que más me sorprendió es Madrid, me vine enamorado de allá.
¿Y algún lugar que te gustaría conocer?
-España me gustaría conocerlo más. Me gustaría recorrerla. Me gusta mucho la playa también asique algún lugar con playa no estaría mal.
-¿Tu comida favorita?
-La carne, especialmente asada. Me gusta comerla y cocinarla.
-¿Y qué es lo que mejor te sale?
-Hago un asado, un costillar. Me encanta. Hace poco aprendí a hacer empanadas, pero si me tengo que jugar, el asado va muy bien, tengo pocas posibilidades de errarle.
-¿Cuándo mirás series y películas, por dónde vas?
-Veo muy poca televisión y pocas series y películas. Me gusta más la radio, los podcast. Me gusta mucho escuchar música. Me duermo fácil mirando tele, debe ser por eso.
-¿Algún superpoder que te gustaría tener?
-Seguramente teletransportarme. Poder estar en un lugar y otro en un click.
-La siguiente pregunta algo tiene que ver con eso. Si pudieses viajar en el tiempo, ¿A dónde irías un rato?
-Sin dudarlo iría a la infancia, en el campo y en familia.
-Terminamos con un tema musical que elije el entrevistado que queda sonando. ¿qué elegís?
-No sabés lo que me costó pensar en esto. Soy oyente del podcast y siempre pienso qué tema elegiría… y es difícil. Me gusta mucho un tema que es “Lo que el tiempo me enseñó”, y si no otro que me gusta también y lo elijo cuando estoy medio bajón que es “Arde la vida” con Peteco Carabajal, Dúo Coplanacu, Raly Barrionuevo. Es de esos temas que cuando estás bajón te levanta.
-¿La pasaste bien?
-Si, claro, sabés que soy oyente desde el principio y me gusta porque nos permite conocer cosas de la gente que ya creemos que conocemos. Y en mi caso, me interesaba estar porque el tiro, las armas, es un tema tabú. Y es tan lindo el ambiente del tiro, poder disfrutar de un deporte que no hay rivalidad, porque vos competís contra vos mismo. Por eso quería aprovechar tu espacio para que no siempre que hablamos de armas y disparos es algo oscuro.