Aunque a nivel interno todavía tienen mucho terreno para conquistar, las legumbres argentinas pisan fuerte en el comercio internacional, en donde por cuestiones culturales y de hábitos dietarios son cada vez más adoptadas por los consumidores. Desde Salta, lugar neurálgico para la producción de estos granos de alto valor nutricional, la firma Desdelsur ve con buenos ojos el futuro de esta economía regional que tiene todo por ganar, sobre todo porque los argentinos consumen apenas 10% de las legumbres que se comen como promedio mundial.
“A nivel de mercados de consumo, la demanda internacional está muy bien y sostenida. Es un producto con una tendencia alcista, aún cuando a nivel productivo en Argentina se trató de un año malo, porque se cruzaron varios factores climáticos como la sequía, que impidió completar las siembras de febrero y marzo, y luego algunas heladas”, comentó Matías Macera, gerente comercial de Desdelsur, en una charla con Bichos de Campo.
Mirá la nota completa acá:
En la actualidad, la Argentina exporta legumbres a 60 países, con una penetración muy buena en términos comerciales, anclada en su amplia variedad con envíos de porotos en verano y de garbanzos, arvejas y lentejas durante el invierno.
“Las industrias enlatadoras y empaquetadoras de Europa tienen una muy buena aceptación de esto. También recordemos que se hace hummus, que es una tendencia con alto crecimiento al igual que el faláfel. En Argentina se consume muy poco, no llegamos a los 800 gramos (anuales por habitante), pero en el promedio mundial son 8 kilos por cápita por año. Es algo que tenemos que revertir acá, sobre todo en un país con los índices de pobreza que tiene”, sostuvo Macera.
Entre las principales propiedades de este tipo de alimentos, el empresario destacó: “Con un paquete de legumbres pueden comer decenas de personas. Son muy pocos los granos que tengan un valor nutricional proteico que esté entre el 23% y el 24%, y que tengan fibra. Son productos que no están modificados genéticamente y que son amigables con el medio ambiente porque consumen poca agua en el campo, son fijadores de nitrógeno, que es un fertilizante natural, con lo cual en la rotación del agro es un beneficio doble”.
A esto hay que sumar que se trata de un producto mucho más económico que la carne, y que puede servir como reemplazo de algunas proteínas animales.
Esto es en parte lo que motivó a la firma productora, una de las más importantes del país, a trabajar junto al Banco de Alimentos, no solo aportando donaciones sino también desarrollando una campaña de concientización sobre estos beneficios nutricionales.
“Me parece que el cambio es más uno cultural y de difusión, de cambiar un poco la dieta y empezar a incorporar esto que es barato y nutricional. Es un desafío no solo del sector privado sino del público, que desde la Cámara Argentina de Legumbres estamos tratando de promover. En esto es clave también la cuestión cultural y el trabajo desde programas de televisión, de cocina, de radio, etc.”, concluyó Macera.