El pasado sábado 16 arrancó una protesta de transportistas de cargas autoconvocados que, aunque ya fue desactivada en los puertos de Santa Fe, todavía afecta el ingreso de camiones a Bahía Blanca y Necochea. El conflicto puso de nuevo en escena la problemática del autotransporte de cargas, que como tantos otros rubros de la economía argentina sufre los efectos de una inflación muy alta desde hace años y también una elevada presión fiscal.
Bichos de Campo habló del asunto con Emilio Felcman, director del Departamento de Estudios Económicos y Costos de la Federación de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac). La entidad se mantuvo al margen del conflicto, pero lleva un puntilloso registro de la evolución de los costos del transporte de cargas en el país.
Felcman explicó que el sector viene de afrontar subas muy altas de costos en los últimos años, aunque en 2020 hubo cierta desaceleración y lograron alinearse con la inflación minorista. El Índice Fadeeac finalmente cerró en 35%, cuanto la suba general de precios que midió el Indec fue del 36%.
Escuchá la entrevista a Emilio Felcman:
De todos modos, hay rubros en los cuales los saltos fueron muy significativos, como es el caso de los combustibles. El gobierno le permitió a las petroleras efectuar varios aumentos el año pasado. Lo mismo sucedió con el valor de los neumáticos y eso sin contar con la presión impositiva, que es alta y a cambio de la cual por lo general se obtienen servicios públicos que dejan muchos que desear.
“Preocupan los aumentos en combustibles, que es el insumo que más gravita en nuestros costos, ya que tuvieron cinco subas consecutivas y se agregan las de enero. Además, tuvimos un incremento significativo en neumáticos, que fue de 71%”, precisó el analista de Fadeeac.
Los aumentos en este caso, según comentó el referente, obedecen en parte al impacto de la devaluación que tuvo el peso, ya que la mayor parte de estos productos son importados. También a la actitud de empresarios de tomar coberturas ante los temores a posteriores incrementos los lleva a convertir los pesos en bienes o insumos.
Felcman agregó que la presión fiscal también los afecta bastante a los dadores de carga: “Tenemos una carga impositiva alta, mayor al 40%, sobre el precio final” del flete. Eso incluye impuestos nacionales, provinciales y las cargas sociales.
Como cara positiva de este análisis, el directivo de Fadeeac destacó la posibilidad que tuvieron las empresas de acceder este año a créditos con tasas de interés mucho más bajas que en años anteriores, pero sobre todo inferiores a la inflación: “Hubo momentos en los cuales se tomaron créditos con tasas menores a 30%, lo que permitió recomponer el capital de trabajo”, concedió.