“Los precios de la hacienda van a subir, de eso estoy convencido”, dijo tajante el consultor Federico Santángelo en la Jornada Granadera organizada por la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (Fifra).
El analista señaló que en el último trimestre del 2020 el consumo de carne fue el gran impulsor de los precios. Sin posibilidades de gastar en otros rubros y con la habilitación de las reuniones sociales, la oferta vacuna -que fue alta- no alcanzó para atender a una demanda que mostró avidez por el producto.
En el arranque del 2021 el escenario es bien diferente. El mercado ganadero por ahora está tranquilo, pero según Santángelo se daría un nuevo aumento del precio de la hacienda y de la carne de cerca de 10%.
Esa suba será consecuencia, en esta oportunidad, no ya de la mayor demanda sino de una oferta que tiende a reducirse. En enero la faena vacuna cayó 17% respecto de diciembre y 14% con relación al primer mes del año pasado.
La caída en la oferta, según explicó el analista, fue mayor en las categorías de animales jóvenes, es decir, en la oferta de novillitos y vaquillonas que produce el engorde con granos. Es que los corrales tienen niveles de ocupación de sólo 50%, según los registros de la Cámara de Feedlot. Y la tendencia, dicen los operadores del sector, se está repitiendo en febrero.
Además también se van a estirar las recrías, por el encarecimiento del maíz. “Hoy conviene sumar 400 gramos diarios con una recría a pasto que 700 suplementando con maíz”, señaló Santángelo, que asesora a importantes empresas ganaderas de ciclo completo.
Esa menor oferta y consecuente suba de precios se va a trasladar a los precios de la carne, más temprano que tarde.
El problema de contar con una oferta restringida y una demanda interna siempre interesada en la carne vacuna promete más tensiones en los precios. En este escenario, el analista consideró que las respuestas que de la política a estas cuestiones será determinante en la evolución del negocio.
En tal sentido, el presidente de FIFRA, Daniel Urcía, destacó que se observan luces amarillas en el horizonte y que espera un bache de oferta en los próximos meses, ya que no resulta conveniente el engorde a corral, que perdió plata todo el año pasado y que es la herramienta productiva que puede acelerar la terminación y el ofrecimiento de ganado para el consumo local.
Al respecto Santángelo resaltó que para superar las tensiones de precios es necesario un incremento en la producción, lo que no sucede hace décadas por las reiteradas crisis económicas que desalientan la inversión y por las políticas anti-ganaderas de diferentes gobiernos. Eso deprime entonces el nivel de abastecimiento interno.
El consultor explicó que en 1980 la Argentina produjo 2,9 millones de toneladas de carne, exportó 500 mil y con una población de 29 millones de personas, el consumo promedió llegó a los 83 kilos anuales. Diez años más tarde solo por el crecimiento poblacional ese consumo había caído a 77 kilos. Yen la actualidad, con una oferta que gracias a la alta faena del 2020 llego a las 3,2 millones de toneladas, el consumo fue de sólo 51 kilos.
“De esto se sale solo con inversión en la cría, con más productividad por vaca y con incentivos a la recría y al engorde. Pero las señales de la política no van en esa dirección”, finalizó Santángelo, escéptico.