La semana del 8M (8 de marzo, día de los Derechos de la Mujer) circuló una campaña que llamaba la atención ya que a priori no se sabía quién la había armado: no tenía marcas, logos ni firmas. Sólo el hashtag #MásMujeres y una serie de piezas de comunicación muy simples pero contundentes y con mensajes para reflexionar y no para comenzar discusiones eternas.
Uno de ellos era un volante para redes que decía “Yo sueño con #MásMujeres Escuchadas”, algo fundamental para el cambio que se busca porque escuchar es el primer paso.
Y quizás también sea el más difícil, como lo demuestra el hecho de que a pesar de que distintos grupos de personas expliquen una y otra vez que el 8M no es un día para mandar tarjetas con flores, ositos ni corazones diciendo que “la mujer es belleza y dadora de vida” (todos los seres pueden ser bellos y que el varón también es fuente de vida, ya que sin su intervención no hay embarazo posible), se siguen mandando.
Resulta que la campaña fue una creación entre Casafe (Cámara Argentina de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes), el Consejo Agroindustrial Argentino y la agrupación Mujeres Rurales.
“Lo primero que pensamos fue ‘no podemos no estar`”, resume Magalí López Manetto, coordinadora de Comunicación y Prensa de Casafe, “la lucha por los derechos de las mujeres es una iniciativa generalizada que involucra a toda la sociedad y la cadena agroalimentaria forma parte de ella, así que sentimos que era necesario estar presentes”.
“El tono puro, sin marcas ni ideologías particulares, es el tono que creemos que tiene que tener toda comunicación en el 8M porque es un día para que todas seamos una”, explica. “Claro que desde la subjetividad de cada mujer, las cosas se ven, perciben o dicen de distintas maneras, pero el mensaje para todas es el mismo: queremos igualdad de derechos y de oportunidades”.
A pesar de la calidad de contenidos y del tono conciliador con que fue pensada, aparentemente la campaña no tuvo la repercusión esperada: no hubo tantos retuits ni reposteos de Instagram, ni comentarios. En principio esto parecería una contradicción ya que el sector agropecuario siempre dice estar buscando la forma de comunicar mejor y de hacerse más visible en la sociedad y esta era una gran oportunidad. ¿Será que el tema no interesa?
“La iniciativa tuvo repercusión, aunque honestamente pensamos que iba a ser mucho mayor; quizás fue porque coincidió con el inicio de una de las expos más grandes del sector ya que después de dos años de no vernos personalmente, Expoagro fue un espacio de fiesta y reencuentro, y se llevó todas las miradas”, reflexiona Magalí.
“El 8M era una posibilidad de unirnos, como sector, a una preocupación de toda la sociedad; de todos modos creemos que es un tema sobre el que tenemos que reflexionar todo el año, así que nunca es tarde para compartir este tipo de mensajes”, define López Manetto. Y agrega: “Hoy el lugar de la mujer en la cadena agroalimentaria tiene un espacio en la agenda de las instituciones, cosa que hace unos años atrás no sucedía. Eso demuestra que se está generando un cambio, pero lleva su tiempo.
–¿Sirve el 8M?
-Creo que esa fecha puede teñirse de formas políticas, pensarse como un día de celebración o como un día de lucha por el respeto, por la igualdad de derechos y muchas otras cosas según las subjetividades. Pero lo importante es unirnos en la problemática de fondo: Mujeres escuchadas, respetadas, libres. Y en esa sensibilización debemos trabajar.
-¿El año que viene vuelve la campaña?
-Ojalá. Sería una buena oportunidad para empatizar y encarnar una problemática que atraviesa a todas las personas. Aún queda mucho por hacer y reconstruir y queremos ser parte de eso.