El que lleva a cabo un grupo de investigadores del INTA Marcos Juárez no es el único ni el primer ensayo sobre el impacto de la polinización en los cultivos de soja. Tanto en Argentina, como en Brasil, Uruguay, Estados Unidos y Camerún, se han llevado a cabo estudios que confirman que ese vínculo tiene efectos concretos sobre el rendimiento.
Lo que aportan los resultados preliminares de los ensayos realizados en el sur de Córdoba son más cifras concretas: En los casos en que se usaron colmenas de abejas melíferas, se registró un 34% más de granos formados y un 27% más de peso total de semillas.
Si bien la soja es un cultivo autónomo, es decir, que no requiere de agentes polinizadores externos para que haya fecundación y dé frutos, estos ensayos, de los cuales ya hay evidencia en varias revistas científicas, demuestran que al incluirse la polinización biótica los resultados son mucho mejores.
Y no sólo en cantidades producidas, sino que incluso en la calidad de las semillas. Según informaron los investigadores, en las microparcelas con colmenas, hubo un aumento del 1,47% en el contenido de aceite de esas semillas.
Eso es porque los insectos demuestran ser eficaces en la transferencia de polen autógamo en las flores, entre flores dentro de las mismas plantas o no.
“Estos hallazgos indican que la polinización mediante abejas melíferas no solo aumenta la productividad de la soja sino que también compensa las limitaciones de la autopolinización y mitiga la ausencia de polinizadores nativos en condiciones ambientales adversas”, destacó Pablo Cavigliasso, uno de los miembros del proyecto.
La potencialidad de este tipo de investigaciones también está en lo que implican en términos de sostenibilidad. Combinar la producción extensiva con el uso de colmenas implicaría un beneficio económico adicional y se enmarca dentro de las buenas prácticas agrícolas, ya que permite que los insectos aprovechen un recurso clave a la par que aumentan los rendimientos.
¿Se pueden incrementar los rendimientos de la soja con abejas? La respuesta te sorprenderá
Asimismo, los investigadores del INTA Marcos Juárez no descartan que haya mieles monoflorales a partir de la soja, ya que al estudiar el comportamiento de las abejas también observaron su predilección por el polen de este cultivo.
“Esto es especialmente relevante en la Argentina, donde se cultivan, anualmente, con soja, cerca de 15 millones de hectáreas”, afirmó Cavigliasso, que llama a una mayor colaboración entre investigadores, productores y apicultores para diseñar estrategias agrícolas conjuntas.